Cómo hablarles a los jóvenes: claves para recuperar su interés en la democracia
En el panel “Sumar clics a la democracia”, la politóloga Agustina Grigera expuso por qué los jóvenes sub 35 ya no se sienten interpelados por los discursos tradicionales de la política y los medios. El Litoral dialogó con ella sobre precarización, redes, participación y el desafío urgente de construir mensajes “con” los jóvenes, y no sólo “para” ellos.
Agustina Grigera expuso sobre juventudes y participación política en el Congreso de FOPEA.
La pregunta se repite en redacciones, estudios, campañas y sobremesas políticas: ¿por qué los jóvenes votan como votan? ¿Qué los moviliza? ¿Qué están mirando? Y, sobre todo, ¿por qué dejaron de interesarse por los discursos institucionales que, hasta hace algunos años, marcaban el pulso de la conversación pública?
En el 20° Congreso Internacional de FOPEA y la 16° Conferencia Latinoamericana de Periodismo, esa inquietud ocupó el centro de la escena. La politóloga Agustina Grigera, investigadora y especialista en juventudes, expuso en el panel “Sumar clics a la democracia: cómo recuperar desde el periodismo el interés por los temas que sostienen la vida pública”, donde analizó los consumos culturales, las demandas y las brechas de representación del segmento sub 35.
El Litoral estuvo presente y dialogó con Grigera tras la charla. La especialista fue clara: para hablar de jóvenes hay que dejar de pensarlos desde el prejuicio.
“Hay que correrse de la mirada estereotipada sobre quiénes son los sub 35. No son jóvenes despreocupados tomando algo en un bar sin nada que hacer”, planteó. “La mayoría está precarizada. El desempleo juvenil es el más alto de todos los rangos de edad. Y aun quienes tienen trabajo, lo hacen en condiciones inestables, con bajos ingresos”.
Jóvenes que sostienen hogares y viven bajo presión
Según Grigera, la clave para comprender la relación de este sector con la política es observar su realidad material.
“Más del 80% de los jóvenes que viven con sus familias aportan económicamente en sus casas. Es decir: incluso quienes no lograron independizarse, sostienen parte de la economía familiar”, explicó. “La idea de que son egoístas o indiferentes es prejuiciosa y desconoce su realidad”.
A esto se suma la frustración frente a un horizonte que se percibe cada vez más estrecho. Acceder a una vivienda propia es casi imposible, los salarios no alcanzan y la inestabilidad marca la vida cotidiana. Las expectativas, en muchos casos, se reducen a la supervivencia emocional y económica.
La consecuencia es un votante volátil, independiente, menos influenciado por estructuras partidarias y más permeable a mensajes directos, simples y emocionales. No es casual —indica Grigera— que líderes comunicacionalmente disruptivos hayan encontrado allí un terreno fértil.
El panel abordó cómo recuperar el interés democrático de los jóvenes en la esfera pública.
El impacto de Milei y el error de “hablarles desde afuera”
“El único que les habló a los jóvenes por los canales que ellos usan fue Milei”, afirmó Grigera. “La política estaba hablándose a sí misma, y afuera había una audiencia enorme esperando mensajes que vincularan la política con su vida cotidiana”.
Esto no implica fidelidad definitiva. No hay voto asegurado. Lo que existe es un vacío de conversación.
“Este electorado es volátil porque no responde a identidades partidarias duraderas. Responde a quién le hable mejor y quién se acerque a sus problemas reales. Pero no alcanza con aparecer en TikTok. No es el medio: es el mensaje”.
Grigera insiste en que las instituciones cometen un error recurrente: pensar para los jóvenes, no con los jóvenes.
“Las organizaciones se preguntan qué podrían decir para atraerlos, pero no se sientan con ellos a construir sentido. Si los jóvenes representan el 50% del electorado, no son un margen: son el centro de la democracia que viene”.
Salud mental, violencia y democracia: una preocupación urgente
Uno de los momentos más sensibles de la charla fue cuando Grigera habló de la salud emocional en la juventud.
“El suicidio es un problema grave entre los sub 35”, alertó. “Y eso tiene relación con la falta de perspectiva, de horizonte posible, de espacios donde sentirse parte”.
La seguridad también aparece como preocupación, pero no siempre en los términos clásicos. Lo que inquieta a los jóvenes es la violencia entre pares, los conflictos barriales, las amenazas y la fragilidad de lo cotidiano.
Respecto a la democracia, la brecha generacional es evidente.
“Quienes atravesaron la dictadura sienten la democracia como una conquista histórica. Para los jóvenes, es el punto de partida. No temen perderla porque no vivieron su ausencia. Por eso, si le preguntás a algunos si aceptarían un régimen menos democrático a cambio de estabilidad económica, pueden decir que sí. Y no por maldad, sino por desconocimiento histórico”.
La tarea pendiente —afirma— es pedagógica, comunicacional y política. Pero debe hacerse desde su lenguaje, en su tiempo y en sus territorios.
El periodismo frente al desafío: ¿cómo recuperar la conversación?
La conclusión es directa: los medios no están logrando interpelar a este segmento porque siguen estructurando sus agendas desde lógicas ajenas a la experiencia juvenil.
“Hay que construir contenido con periodistas jóvenes, con audiencias jóvenes, con referentes jóvenes. No desde arriba hacia abajo, sino en diálogo”, subrayó Grigera.