Era una tarde de celebración familiar cuando, por segunda vez en su vida, el abogado y activista por los derechos humanos Arsen Ostrovsky se encontró en el centro de un ataque terrorista.

Arsen Ostrovsky, abogado israelí que había sobrevivido al ataque de Hamás en octubre de 2023, resultó herido durante el tiroteo en una celebración judía en Sídney. El episodio dejó decenas de víctimas y reavivó la alarma por el antisemitismo global.

Era una tarde de celebración familiar cuando, por segunda vez en su vida, el abogado y activista por los derechos humanos Arsen Ostrovsky se encontró en el centro de un ataque terrorista.
El jurista israelí, que permaneció vivo tras la brutal ofensiva de Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023, esta vez resultó herido en un tiroteo masivo en Bondi Beach, en Sídney, Australia, durante una festividad de Janucá.
El ataque fue calificado por las autoridades como un acto terrorista antisemita que dejó múltiples muertos y decenas de heridos, provocando consternación en la comunidad internacional.

Ostrovsky, de 50 años y director de una organización que promueve la lucha contra el odio y la discriminación, había viajado a Australia invitado por grupos comunitarios para fortalecer lazos y brindar apoyo ante el incremento de incidentes antisemitas en ese país.
Según su testimonio, la celebración comenzó con alegría en Bondi Beach, donde cientos de personas se habían reunido para recordar la tradicional festividad judía.
De pronto, sin aviso, se desató un tiroteo que transformó el lugar en una escena de pánico y sangre. “Vi a niños caer, ancianos tirados, la sangre estaba por todas partes”, dijo Ostrovsky, aún conmocionado minutos después de ser atendido por los socorristas.

El abogado logró reagruparse con su esposa e hijos tras varios minutos de angustia. Herido en la cabeza, pidió ayuda y fue asistido mientras las autoridades trataban de controlar la situación, que dejó un saldo trágico.
Testigos y sobrevivientes describieron escenas similares a las vividas durante el ataque terrorista en Israel que marcó un antes y un después en la historia reciente del pueblo judío.
Este ataque en Australia representa uno de los episodios más mortíferos en décadas en ese país y ha sido definido por el primer ministro local como un atentado diseñado para atacar a la comunidad judía y sembrar miedo.

Las autoridades confirmaron que dos hombres armados iniciaron el tiroteo en el lugar donde se realizaba la festividad. Uno de los agresores fue abatido por la policía, mientras que el otro quedó bajo custodia en estado crítico.
Las cifras preliminares de víctimas indican al menos 15 personas fallecidas, con edades que oscilan entre los 10 y los 87 años, y decenas de heridos, entre ellos policías y civiles.
Los equipos de emergencia trabajaron intensamente en el lugar, atendiendo a víctimas y evacuando a quienes buscaban refugio tras los disparos.
Imágenes difundidas en redes sociales muestran momentos de caos, corriendo a asistentes intentando ponerse a salvo y a personal sanitario asistiendo a los heridos.
La reacción de la comunidad judía no se hizo esperar. Líderes y organizaciones expresaron su dolor y exigieron medidas más contundentes de protección frente al creciente antisemitismo que, según denunciaron, ha aumentado en varios países desde el inicio del conflicto en Medio Oriente.

Australia, conocida por sus estrictas leyes de control de armas y su relativa calma en materia de seguridad interna, enfrenta ahora un desafío sin precedentes.
Analistas políticos y especialistas en seguridad sostienen que este atentado podría marcar un punto de inflexión en la forma en que se aborda la prevención del terrorismo doméstico y las amenazas vinculadas al odio religioso.
El 7 de octubre de 2023 quedó grabado como una fecha trágica en la historia contemporánea de Israel. Ese día, militantes de Hamás atacaron varias comunidades del sur del país, provocando cientos de muertos, heridos y personas tomadas como rehenes. Fue considerado uno de los peores ataques terroristas en la historia reciente del Estado israelí.
Para Ostrovsky, la vivencia de volver a enfrentar un episodio violento de semejante magnitud en una playa australiana fue un impacto emocional profundo.

En sus declaraciones a la prensa local destacó el contraste entre la idea de Australia como un país pacífico y la brutalidad del ataque. “Nunca pensé que vería algo así aquí, jamás en mi vida”, afirmó, subrayando la incredulidad ante lo sucedido.
Organizaciones de derechos humanos de todo el mundo se sumaron a las condenas y solicitaron que se investiguen a fondo las causas que llevaron a este suceso, así como que se refuercen los mecanismos de protección para comunidades vulnerables. Líderes políticos también condenaron el ataque, calificándolo de acto antisemita y terrorismo.
Mientras la investigación continúa, la comunidad internacional observa con preocupación no solo las consecuencias humanas de este atentado, sino también su impacto en la percepción global sobre la seguridad de minorías religiosas y étnicas en países considerados tradicionalmente seguros.
Para quienes conocieron de cerca la violencia extrema, como Ostrovsky, la tragedia en Bondi Beach se añade a una lista de recuerdos dolorosos que parecen perseguirlos incluso lejos de sus hogares.