Bolivia tendrá este domingo una jornada que inicia el camino de un casi asegurado cambio concreto en la gobernación de su país, luego de 20 años del Movimiento al Socialismo (MAS), con la interrupción del año de Jeanine Áñez, condenada por “sedición, terrorismo y conspiración” acusada de “golpe de Estado” por los episodios que derivaron en la renuncia de Evo Morales.
Las elecciones de este 17 de agosto siguen teniendo al ex presidente como un actor clave. Su ferviente lucha interna con el actual mandatario, Luis Arce, sólo ha socavado el poder político del oficialismo, potenciado por indicadores generales que no son aprobados por la población.
Preparativos para las elecciones en El Alto, Bolivia. Crédito: REUTERS
Un total de 7.937.138 de bolivianos están habilitados para votar en la primera vuelta que, en base a las encuestas, seguramente tenga un balotaje el 19 de octubre. En esa fecha, si el proceso electoral no sufre alteraciones rutinarias para estados latinoamericanos, se sabrá el nombre del presidente entre 2025 y 2030.
La interna oficialista
Con una fragmentación en más de dos partes, la ruptura del MAS es clave para comprender parte del resultado en estas elecciones. La figura del tres veces presidente Evo Morales fue “quitada” del juego por cuestiones constitucionales que le impiden un nuevo periodo. La decisión del Tribunal Supremo Electoral (TSE) fue considerada por la línea de Evo como “proscripción”.
Su condición es simplemente un reflejo de la crisis de meses con el presidente Arce, quien perdió el poder político no sólo por la lucha con Morales, sino también por una situación económica teñida de rojo.
Inflación acumulada de 16,7% en los primeros 7 meses de 2025, escasez de dólares, condiciones de crédito degradadas y una calificación de Moody’s que la bajó este año a la segunda más baja, remarcando el riesgo del pago de su deuda externa.
Luis Arce, presidente de Bolivia. Crédito: REUTERS/Claudia Morales
Este frente es uno de los principales activos de Evo, quien recientemente acusó a Arce de “destruir la economía nacional, el aparato productivo, la estabilidad de las familias trabajadoras y los logros sociales conquistados durante 14 años de lucha y gestión”.
Como si esto fuera poco para la crisis discursiva de la izquierda boliviana, Morales convocó a una especie de boicot, buscando anular el voto o emitirlo en blanco, una tendencia que podría alcanzar incluso al 30% de los votantes. A pesar de incluso superar a cualquier candidato, las elecciones tendrán en cuenta únicamente las boletas que sean llenadas de forma correcta a la hora de realizar el conteo.
Evo Morales, ex presidente de Bolivia. Crédito: REUTERS/Agustin Marcarian
Parte de las últimas acusaciones de Morales incluyen ahora la teoría de que Arce “huiría” a Venezuela luego del 17 de agosto, en base a un viaje oculto del vicepresidente del país, David Choquehuanca. “Todos comentan en Bolivia, en la Casa Grande del Pueblo , como también en Venezuela, que ha ido a preparar la fuga de Lucho y su familia y algunos corruptos. Eso comentan, debe estar preparando su fuga”, manifestó Evo.
A modo de frutilla del postre, uno de los considerados “delfín" de Evo, el presidente de la Cámara de Senadores Andrónico Rodríguez, se abrió del MAS y se presenta a estas elecciones con la Alianza Popular, un mix de “independientes” de otras fuerzas.
Las ocho fórmulas y los sondeos de opinión
El análisis no es tan lineal y responde a su vez a la corriente regional y global de la opinión pública, pero esta crisis oficialista ha reforzado el crecimiento de las fuerzas de derecha y centro-derecha.
Las expectativas están sobre el empresario Samuel Doria Medina y el ex presidente (2001-2002) Jorge Quiroga, quienes se disputan el espectro opuesto a las fuerzas que fueron afines al oficialismo actual, ambos en búsqueda de superar el 20% en esta primera vuelta.
Muy por detrás, pero aún con mayores esperanzas que Eduardo del Castillo, candidato del MAS, o de Rodríguez, el “disidente”, aparecen el empresario Manfred Reyes Villa, que regresó de su exilio en Estados Unidos durante el gobierno de Áñez, y Rodrigo Paz Pereira, opositor no crítico y líder del Partido Demócrata Cristiano.
Los sondeos de julio y agosto a cargo de Ipsos Ciesmori, Captura Consulting y SPIE indican que la eventual segunda vuelta sería entre Doria Medina y Quiroga.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.