En los últimos días, imágenes de ciervos con grandes bultos en distintas partes del cuerpo comenzaron a circular masivamente en redes sociales.

Las imágenes de ciervos con grandes protuberancias en la piel generaron alarma en redes sociales. Sin embargo, especialistas confirmaron que se trata de fibromas cutáneos, una afección viral común en estos animales, sin riesgo para humanos ni otras especies.

En los últimos días, imágenes de ciervos con grandes bultos en distintas partes del cuerpo comenzaron a circular masivamente en redes sociales.
Las fotografías muestran animales afectados en la cabeza, el cuello, las patas y el lomo, lo que generó inquietud entre usuarios y organizaciones ambientalistas. La viralización fue tal que autoridades sanitarias y especialistas en fauna debieron salir a explicar de qué se trata esta extraña condición.

Expertos en vida silvestre identificaron las lesiones como fibromas cutáneos, también conocidos como “verrugas del ciervo”. Se trata de tumores benignos causados por un virus específico que afecta a esta especie.
Estos crecimientos suelen aparecer en la piel como masas firmes, oscuras y sin pelo. Aunque pueden tener un aspecto alarmante, no comprometen órganos internos ni representan un riesgo de transmisión a otras especies.

En la mayoría de los casos, los ciervos afectados por esta condición continúan con su vida de manera normal. Las lesiones no interfieren con su comportamiento ni con su alimentación, a menos que se ubiquen en zonas sensibles como los ojos, la boca o las patas, donde podrían dificultar la visión, la ingesta de alimentos o la movilidad.
Con el tiempo, muchos de estos animales desarrollan una respuesta inmunológica que reduce o elimina las protuberancias de forma natural.

El virus responsable de los fibromas es altamente específico y no afecta a seres humanos ni a otras especies animales. Esta especificidad viral impide que la enfermedad se propague fuera del ecosistema silvestre donde habita el ciervo. Por este motivo, no existe riesgo sanitario para personas ni para animales domésticos o de cría.

Los casos se han registrado principalmente en el norte y noreste de Estados Unidos, aunque la enfermedad puede aparecer en otras regiones del país. La detección se ve favorecida por la cercanía de los animales a zonas urbanas y por el aumento de registros fotográficos a través de cámaras trampa y dispositivos móviles.

La aparición de estas lesiones en fauna silvestre subraya la importancia del monitoreo constante de la salud animal en entornos naturales.
Aunque los fibromas cutáneos no representan una amenaza para otras especies, su presencia masiva puede ser un indicador de cambios ambientales, presión sobre el hábitat o desequilibrios ecológicos que requieren atención por parte de las autoridades sanitarias y ambientales.

Diversas agencias de vida silvestre en Estados Unidos han emitido comunicados para informar a la población y evitar la desinformación. Se recomienda no intervenir ni alimentar a los animales afectados, ya que el contacto humano puede alterar su comportamiento natural.
Además, se insta a los ciudadanos a reportar avistamientos a las autoridades locales para contribuir al seguimiento y estudio de los casos.
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