El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó un proyecto para la construcción de un escudo para su país por fuera de la atmósfera.

El presidente estadounidense pretende emular la Cúpula de Hierro de Israel, pero con un paso fuera de la atmósfera. Se habla de 175.000 millones de dólares.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó un proyecto para la construcción de un escudo para su país por fuera de la atmósfera.
El “Domo dorado” sería el nuevo sistema de defensa estadounidense con armas desde el espacio, emulando y pasando al siguiente nivel el concepto de Cúpula de Hierro de Israel, dicho por el propio mandatario norteamericano.

En una de sus ya clásicas conferencias desde el Salón Oval de la Casa Blanca, Trump brindó detalles de la idea que contaría con unos 175.000 millones de dólares de presupuesto: "Se integrará con nuestras capacidades de defensa existentes y deberá iniciar operación antes de que termine mi periodo de gobierno, en unos tres años".
Dentro de los principales conceptos, se destaca la ya pública difusión de eventuales incidentes bélicos desde el espacio, un sector en el cual las potencias hace años compiten en una nueva carrera.

"Interceptará misiles, incluidos los lanzados desde el otro lado del mundo o desde el espacio", manifestó el 45º y 47º presidente los Estados Unidos.
La primera tanda de 25 mil millones de dólares en presupuesto se encuentra sujeta a aprobación en la Cámara de Representantes estadounidense. Desde la Oficina de Presupuesto estiman que los gastos en torno al Domo en proyección a 20 años subiría a más de 500.000 millones de dólares.
La guerra entre Rusia y Ucrania ha establecido una serie de máximas en materia militar, una de ellas es el establecimiento firme de los drones y aviones no tripulados como principal arma de ataque.

En el último mes, desde Moscú y Kiev se han acusado mutuamente de derribar drones en ataques masivos que han contabilizado hasta 150 unidades en simultáneo.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, habló también en la presentación de este martes e hizo referencia a la posibilidad del uso de drones "convencionales o nucleares".

Sobre estos últimos, el general Michael Guetlein, vicejefe de operaciones espaciales del Pentágono, entregó sus conceptos: "Nuestros adversarios han modernizado rápidamente sus fuerzas nucleares, construyendo misiles balísticos capaces de llevar ojivas nucleares, construyendo misiles hipersónicos capaces de atacar a Estados Unidos en una hora al viajar a 9.600 km por hora".

La fragilidad del espacio aéreo de los países ante este tipo de artefactos pequeños y baratos ha quedado en evidencia con las incursiones cruzadas en el este de Europa y con los particulares y poco descritos incidentes en cielo estadounidense con objetos voladores no identificados y que fueron asociados a espionaje chino.
El almirante Christopher Grady, vicepresidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, ya lo dijo en 2024: “El espacio se ha convertido en nuestro dominio bélico más esencial”.
Sea como material de espionaje o para ataque bélico directo, el desarrollo militar fuera del planeta Tierra ha sobrepasado el plano científico de forma certera en la última década.

Anteriormente, la carrera espacial era un espejo del desarrollo tecnológico de los países. Actualmente, representa una nueva vía de avance militar para las principales potencias.
El lanzamiento del Domo Dorado y los textuales de Trump ya ponen sobre el tablero público no sólo el temor por misiles hipersónicos, balísticos y de crucero avanzados, sino también el posible uso de satélites para lanzamientos desde un nuevo ángulo.
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