León XIV recibió otra vez a Zelensky y pidió una paz “justa y duradera”
En un nuevo encuentro en la residencia de Castel Gandolfo, el papa León XIV recibió por tercera vez al presidente ucraniano, Volodimir Zelensky. El líder ucraniano lo puso al tanto de la nueva versión del plan de paz impulsado por Estados Unidos y trabajado con sus socios europeos, que será presentado este martes a Washington.
León XIV y Zelensky, juntos en Castel Gandolfo. Foto: Gentileza Vaticano
En plena carrera diplomática para intentar frenar una guerra que se acerca a los cuatro años, León XIV y Volodimir Zelensky volvieron a verse las caras en Castel Gandolfo, en las afueras de Roma. Durante media hora, el Pontífice y el presidente ucraniano repasaron el frente militar, la presión internacional y las últimas maniobras para acercar un alto el fuego.
Según la Santa Sede, el diálogo fue “cordial” y estuvo centrado en la guerra en Ucrania. León XIV reiteró la necesidad de sostener el canal de diálogo abierto y expresó su “firme esperanza” de que las iniciativas en curso desemboquen en “una paz justa y duradera”, fórmula que el Vaticano repite cada vez que toma posición sobre el conflicto.
El comunicado vaticano también mencionó dos cuestiones especialmente sensibles para Kiev: la situación de los prisioneros de guerra y el reclamo por el retorno de los niños ucranianos trasladados por la fuerza a territorio ruso. No se difundieron detalles, pero Zelensky viene pidiendo desde hace meses una mediación más intensa en ese frente humanitario.
Tras la audiencia privada, el Papa estadounidense y el mandatario ucraniano salieron juntos al balcón de Villa Barberini. Sonrieron, saludaron a fotógrafos y cronistas y volvieron a entrar sin formular declaraciones públicas. Fue el tercer cara a cara, después de las reuniones del 18 de mayo y del 9 de julio.
León XIV y Zelensky, juntos en Castel Gandolfo. Foto: Gentileza Vaticano
La gira europea y el nuevo plan de paz
Zelensky llegó a Castel Gandolfo tras una maratón de encuentros en Europa. En Londres se reunió con el primer ministro británico, Keir Starmer, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Friedrich Merz. La consigna: corregir el plan de paz elaborado por Estados Unidos para hacerlo aceptable en Kiev, Bruselas y Moscú.
Luego viajó a Bruselas, donde mantuvo reuniones con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Más tarde, la agenda incluía una escala en Roma para ver a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, antes de que la propuesta vuele rumbo a Washington.
En ese ida y vuelta, Ucrania y sus aliados europeos trabajaron una nueva versión del plan norteamericano, inicialmente concebido en un diálogo casi exclusivo entre Washington y Moscú. Zelensky aseguró que se suprimieron ocho “puntos abiertamente anti-ucranianos” y que el documento quedó reducido de 28 a 20 apartados, sin concesiones sobre la integridad territorial.
León XIV y Zelensky, juntos en Castel Gandolfo. Foto: Gentileza Vaticano
La postura de Zelensky y la presión de Trump
En su cuenta de X, el presidente ucraniano agradeció a León XIV sus “constantes oraciones por Ucrania” y sus llamados a una paz justa. Contó que lo informó sobre las tratativas con Estados Unidos y subrayó el papel del Vaticano para lograr el regreso de los niños ucranianos secuestrados. Una vez más, invitó al Pontífice a visitar Kiev.
“Agradezco a Su Santidad todos sus esfuerzos para apoyar a los jóvenes ucranianos”, escribió, insistiendo en que una visita papal sería “una señal poderosa” para su pueblo. La invitación, hasta ahora, no tuvo respuesta pública, pero el gesto apunta a reforzar una alianza simbólica entre la resistencia ucraniana y la autoridad moral de la Iglesia.
Sobre el plan de paz, Zelensky volvió a remarcar que Ucrania no puede resignar ningún tramo de su territorio. La línea roja sigue siendo la misma: nada de reconocer anexiones ni hechos consumados en el mapa. Pero esa posición convive con la presión de la Casa Blanca, decidida a cerrar la guerra incluso a costa de un compromiso incómodo para Kiev y para Europa.
Escepticismo europeo y ventaja para Rusia
En paralelo, se multiplican las dudas en las capitales europeas. Una propuesta es analizar el uso del valor de los activos rusos congelados en Occidente para financiar la reconstrucción ucraniana. Países como Estonia, Finlandia, Irlanda, Letonia, Lituania, Polonia y Suecia buscan acelerar ese esquema, todavía trabado por objeciones jurídicas y políticas.
Starmer, Macron, Merz y Zelensky también quieren garantías de seguridad más robustas por parte de Estados Unidos, capaces de disuadir nuevos ataques rusos cuando el frente se estabilice. La discusión se da en un clima enrarecido por la nueva Estrategia de Seguridad Europea estadounidense, muy crítica de Europa y curiosamente menos dura con Rusia.
En una reciente entrevista con Politico, Donald Trump volvió a cargar contra Zelensky y los líderes europeos. Dijo que el mandatario ucraniano debe “aceptar la realidad” porque está “perdiendo” la guerra, y describió a Europa como un conjunto de dirigentes “débiles” e indecisos. En su mirada, no hay dudas: el que hoy negocia en posición de fuerza es el Kremlin.
Con el frente militar estancado, una paz que nadie quiere llamar “rendición” y un tablero geopolítico cruzado por reproches, el encuentro entre León XIV y Zelensky aporta más dimensión simbólica que soluciones concretas. El presidente ucraniano busca en el Vaticano un respaldo moral frente a un plan que lo obliga a elegir entre ceder terreno o seguir peleando casi en soledad.