El término de carrera espacial mantiene los tintes de luchas entre naciones que supo tener en el siglo pasado. Sin embargo, para la actual década posee sin dudas una característica anclada a lo privado.
La empresa de Jeff Bezos pospuso el lanzamiento de su New Glenn para el domingo y la de Elon Musk hará lo suyo este sábado con una nueva prueba del Starship.
El término de carrera espacial mantiene los tintes de luchas entre naciones que supo tener en el siglo pasado. Sin embargo, para la actual década posee sin dudas una característica anclada a lo privado.
SpaceX del mega magnate Elon Musk es el principal ejemplo y hasta el momento el más exitoso de todos en el campo de viajes comerciales y la búsqueda de su objetivo final: colonizar Marte.
Ya con Starship como nave insignia, que dejó atrás el Falcon X y será la que se utilizará en la eventual llegada al planeta rojo, la firma del empresario cercano a Donald Trump avanza en la carrera y se posiciona hasta el momento como la líder en el rubro.
Pero este domingo se concretaría la aparición, al menos como pretendiente y en caso de que no vuelva a posponerse, del New Glenn de Blue Origin, una empresa más anticuada y que había retrasado en reiteradas ocasiones sus operaciones desde 2016.
La firma del dueño de Amazon indicó que se pospuso "debido al estado del mar en el Atlántico". Será desde una plataforma del Centro de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, en Florida, y con el plan de obtener la certificación del gobierno estadounidense.
El artefacto de Jeff Bezos mide 98 metros de altura por siete de diámetro. Su primera etapa de 57 metros está equipada con siete motores BE-4 de metano y oxígeno líquido. Como plus, su primer propulsor operativo no solo despegó por primera vez, sino que también aterrizó en un barco llamado Jacklyn, en honor a la madre del propietario.
En comparación con la versión del Starship que despega este sábado, es un tanto menor. La de Musk ha crecido hasta los 123 metros con el Booster 14 y la Ship 33, que protagonizarán el séptimo vuelo de prueba del cohete de nueve metros de diámetro.
Una de las diferencias sustanciales y que denota la distancia en los procesos de investigación en los que se encuentran es que el cohete de SpaceX mantendrá una trayectoria suborbital. Se estima que el propulsor Super Heavy pueda ser recuperado y existe una esperanza de hacer lo mismo con toda la nave Starship en las siguientes pruebas.
En lo que respecta a la carga del modelo de Bezos, tiene el DarkSky-1 Blue Ring Pathfinder, un prototipo de la plataforma Blue Ring de Blue Origin, diseñada para transportar satélites a diferentes órbitas una vez lanzados.
Por parte del séptimo vuelo de Starship, será el primero que despliegue carga, aunque se trata de 10 simuladores de satélites Starlink de nueva generación que seguirán una trayectoria suborbital, al igual que la nave.
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