Crisis en la industria del juguete: advierten por riesgos en el mercado y piden controles antes de las fiestas
La Cámara Argentina de la Industria del Juguete alertó sobre una combinación crítica de caída del consumo, avalancha de importaciones, contrabando y juguetes inseguros. En la previa de Navidad y Reyes, reclamó medidas urgentes para proteger a las familias, al empleo y a la producción nacional.
Uno de los factores estructurales que impacta en el sector es la fuerte caída de la natalidad.
A pocas semanas de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, cuando el juguete vuelve a ocupar un lugar central en los hogares argentinos, la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) encendió una señal de alarma sobre la delicada situación que atraviesa el sector.
El escenario combina cambios demográficos profundos, transformaciones culturales en la forma de jugar, una fuerte caída del consumo y un ingreso masivo de importaciones de bajo costo, muchas veces sin los controles de seguridad correspondientes.
Desde la entidad advierten que el contexto actual no solo pone en riesgo a las fábricas y comercios, sino también a las familias, especialmente en un momento del año donde crecen las compras impulsivas y online. “Estamos frente a uno de los escenarios más complejos de las últimas décadas”, señalaron.
Cambios demográficos profundos y transformaciones culturales en la forma de jugar
Menos chicos
Uno de los factores estructurales que impacta en el sector es la fuerte caída de la natalidad. Según datos elaborados en base al INDEC, la tasa de fecundidad en Argentina descendió un 42% desde 2015, pasando de 2,4 a 1,4 hijos por mujer. Esta tendencia reduce de manera sostenida la población infantil y, con ella, la demanda potencial de juguetes.
Las proyecciones indican que la población de niños y niñas de entre 0 y 14 años caerá de más de 10,4 millones en 2022 a poco más de 6,8 millones hacia 2035. A esta transformación demográfica se suma un cambio cultural profundo: la creciente exposición a pantallas y dispositivos digitales desde edades cada vez más tempranas, que compite directamente con el juego físico, creativo y social.
Desde la CAIJ remarcan que “menos pantallas y más juego real” no es solo un slogan, sino una necesidad vinculada al desarrollo integral de chicos y chicas.
El mercado del juguete enfrenta una avalancha de productos importados.
Importaciones récord y mercado saturado
En paralelo, el mercado del juguete enfrenta una avalancha de productos importados. Entre enero y octubre, las importaciones alcanzaron los 91,3 millones de dólares y 17,5 millones de kilos, con un aumento interanual del 59,5% en valor y del 94% en volumen. China concentra casi el 95% del volumen importado, una de las mayores concentraciones de los últimos 20 años.
El presidente de la CAIJ, Matías Furió, explicó que “en un año se pasó de 199 a 530 importadores, mientras el consumo sigue cayendo. Es una avalancha sin precedentes”. Más de la mitad de esos productos ingresan con valores inferiores a los 3 dólares por kilo, lo que despierta sospechas de subfacturación y competencia desleal.
Si se suman juegos de mesa y artículos de fiesta, el volumen total importado trepa a 28,4 millones de kilos, perfilando a 2025 como uno de los años con mayor ingreso de productos en dos décadas, pero con una diferencia clave: el consumo no acompaña.
Juguetes inseguros y falta de controles
Uno de los puntos que más preocupa al sector es la presencia de juguetes inseguros en el mercado, especialmente en plataformas de comercio electrónico.
La Cámara denunció la venta de productos ofrecidos como “compra internacional” que cuentan con alertas de retiro en Estados Unidos o que se publicitan como certificados, pero no cumplen con la normativa argentina tras ser ensayados en laboratorios acreditados.
En países de la región se detectaron juguetes con metales pesados y sustancias prohibidas, lo que refuerza la necesidad de controles más estrictos en frontera y de mayor fiscalización en la venta online. “El riesgo no es solo económico, es sanitario”, advirtieron.
Comercios en crisis y fábricas al límite
El impacto de este escenario ya se siente en toda la cadena. Las ventas permanecen estancadas, hay sobreoferta por stocks acumulados desde 2023 y los márgenes de las jugueterías se achican por el aumento de tarifas y la presión del canal online.
En las fábricas, la situación es aún más delicada: seis de cada diez máquinas están paradas y muchas empresas toman crédito no para invertir, sino para pagar sueldos y aguinaldos.
En los últimos meses cerraron jugueterías históricas en distintas ciudades del país, algunas con más de 40 o 50 años de trayectoria. “Pasan días sin abrir la caja”, relatan comerciantes que resisten como pueden en un contexto adverso.
Cuánto se gasta y cómo compran las familias
En la previa de las fiestas, el consumo muestra tickets más bajos y una fuerte búsqueda de precios accesibles. El gasto promedio ronda los 22.000 pesos en comercios barriales y los 49.000 en grandes cadenas, donde más del 90% de los productos son importados. En promedio, el ticket general se estima en 35.000 pesos.
El 85% de las compras se realiza con tarjeta de crédito, reflejando la necesidad de financiamiento. El mercado ofrece desde juguetes simples desde 3.000 pesos hasta productos de alta gama que superan los 300.000, mientras que armar un árbol de Navidad completo puede costar entre 30.000 y más de 100.000 pesos, según el tamaño y la calidad elegida.
En este contexto, la CAIJ impulsa distintas acciones para acompañar al sector y promover el valor del juego, como la Noche de las Jugueterías, la Ruta de las Jugueterías, campañas por Reyes y jornadas de “jugueterías distendidas” para chicos con hipersensibilidad sensorial.
Al mismo tiempo, reclama medidas urgentes: fortalecer controles en frontera, exigir trazabilidad y certificación visible en todas las ventas, fiscalizar el comercio online y combatir el contrabando, que ya explica cerca del 30% del mercado.
“Elegir un juguete argentino es elegir seguridad, calidad y trabajo nacional”, subrayaron desde la Cámara. Un mensaje que cobra especial relevancia en diciembre, cuando regalar un juguete no es solo un gesto, sino también una decisión que impacta en la salud, la economía y el futuro de miles de familias.