"Más baratos por docena" es una película del año 2003 en la que Steve Martin interpreta a un entrenador de fútbol americano que tiene doce hijos. La película cuenta las aventuras y desventuras que vive el protagonista a la hora de hacer funcionar una familia de ese tamaño. Es la remake de un clásico de 1950 del mismo nombre basada, a su vez, en un libro, también llamado "Más baratos por docena", escrito por dos de los hijos de Frank Gilbreth, un especialista en eficiencia, organización del trabajo y administración del tiempo (que también tuvo doce hijos). Su título es una frase que solía decir Gilbreth cuando alguien le preguntaba cómo podía mantener una familia tan numerosa. "Son más baratos por docena", respondía.
Frank Bunker Gilbreth nació en Maine, Estados Unidos, en 1868. Su sueño era ser ingeniero pero su familia no pudo costearle la carrera y, al terminar la escuela secundaria, consiguió trabajo como peón de albañil. Ya en su primera semana comenzó a introducir mejoras en la forma de trabajar. En particular, diseñó un andamio de altura ajustable que mantenía los ladrillos al alcance de la mano, reduciendo el tiempo y esfuerzo del albañil para tomarlos y colocarlos en su lugar. Este andamio ganó un premio otorgado por la Sociedad Americana de Ingenieros Mecánicos.
Gilbreth dejó su trabajo como albañil para formar su propia empresa constructora, pero pronto descubrió que su vocación era el estudio del trabajo. Notó que, mientras las máquinas se perfeccionaban continuamente, los operarios seguían trabajando de manera poco eficiente, desperdiciando tiempo y esfuerzo. Comenzó entonces a filmar y cronometrar distintas tareas, desde el etiquetado de cajas hasta el desarrollo de una operación quirúrgica, buscando la manera de reducir el tiempo empleado y el esfuerzo del trabajador. Las tareas más complejas las dividía en sub-tareas a las que llamaba therbligs (palabra derivada de su apellido, escrito al revés). Luego analizaba cada therblig y buscaba cómo hacerla en el menor tiempo posible y con la menor cantidad de movimientos. Por eso se considera a Gilbreth el fundador del estudio de movimientos, disciplina que busca optimizar la productividad del esfuerzo humano.
Gilbreth aplicó sus reglas de administración del tiempo y organización del trabajo a la vida familiar. Los hijos formaban equipos encargados de las distintas tareas del hogar y empleaban su tiempo libre en aprender diversas destrezas, como mecanografía, idiomas y alfabeto Morse, o a realizar cálculos mentales. Uno de sus hijos recuerda cómo debía escuchar discos con lecciones de alemán mientras se lavaba los dientes y de francés mientras se vestía.
Frank Gilbreth murió de un ataque cardíaco en 1924 cuando se disponía a dar una serie de conferencias sobre su especialidad en Europa. Tenía 55 años. Su esposa Lilian decidió dictar las conferencias en su lugar y continuar así su legado. Tuvo una destacada carrera como ingeniera y especialista en eficiencia. Fue una de las primeras ingenieras que obtuvo un doctorado y fue apodada Primera Dama de la Ingeniería. Murió en 1972, a los 93 años.
(*) Periodista y divulgador científico.
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