La generación de los nacidos a principios de la década de 1980 fue la última que hizo sus tareas escolares sin la ayuda de internet. La única fuente de información general disponible en ese tiempo eran las enciclopedias.
La generación de los nacidos a principios de la década de 1980 fue la última que hizo sus tareas escolares sin la ayuda de internet. La única fuente de información general disponible en ese tiempo eran las enciclopedias.
Los más afortunados tenían una en la biblioteca familiar. Los demás, en la biblioteca pública más cercana. El papel de internet en la difusión y la comunicación del conocimiento tiene un curioso antecedente en la "República de las Letras", nombre con el que se conoció a la comunidad europea de filósofos, matemáticos e intelectuales en general entre los siglos XVII y XVIII.
No se trataba de una institución formal, con sede, estatutos y comisión directiva, sino un nombre con el que se identificaban los intelectuales de la época. El nombre alude a La República, de Platón, y al hecho de que sus integrantes se comunicaban por carta.
En francés, letras. Algunos de los integrantes de esta comunidad fueron el francés Voltaire, el humanista italiano Francesco Barbaro, el filósofo y escritor francés Pierre Bayle y Benjamin Franklin quien, aunque procedía de las colonias de América del Norte, desarrolló buena parte de su actividad intelectual en Europa.
Las cartas que ellos intercambiaban contribuyeron a expandir el conocimiento científico y filosófico en todo el continente. Se calcula que Voltaire, por sí solo, escribió cerca de veinte mil cartas. Uno de los miembros más destacados de la República fue el matemático y filósofo francés Marin Mersenne (1588-1648) de quien se decía que tenía la libreta de direcciones más abultada de Europa.
Esto le permitiría mantenerse en contacto con figuras como René Descartes, Galileo Galilei y Pierre de Fermat. Si un miembro del grupo quería comunicarse con otro, le escribía a Mersenne quien, a su vez, enviaba la carta al destinatario final. Funcionaba como secretario de hecho de la República.
Por ejemplo, en 1647 el físico italiano Evangelista Torricelli construyó un barómetro de mercurio para medir la presión atmosférica. Torricelli suponía que la presión atmosférica era el resultado del peso que la atmósfera ejerce sobre la superficie de la Tierra y que esa presión debería disminuir con la altura porque habría menos atmósfera por encima.
Pero no tenía forma de comprobarlo porque donde él vivía no había montañas en las que pudiera hacer el experimento a gran altura.
Torricelli le escribió entonces a Mersenne para que localizara a alguien que sí tuviera montañas a su alcance. Mersenne se comunicó con Blas Pascal que vivía en la localidad alpina de Clermont Ferrand, una zona montañosa.
Pascal envió como asistente a subir al volcán Puy de Dome y repetir el experimento sugerido por Torricelli. Efectivamente, la presión atmosférica resultó menor a la que había a nivel del mar y confirmó la hipótesis de Torricelli.
Como no era una sociedad formal, la "República de las Letras" no tiene fecha de fundación ni de disolución. Y, aunque ya no existe, su espíritu persiste en las instituciones científicas y académicas de todo el mundo, que difunden el conocimiento gracias a las comunicaciones instantáneas de nuestra época.
(*) Periodista y divulgador científico.
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