Por Osvaldo Rossi
Sobre la obra de Rafael Felipe Oteriño.
Por Osvaldo Rossi
Rafael Felipe Oteriño nació en la ciudad de La Plata en 1945. En 1966 publicó su primer libro, "Altas lluvias", y desde entonces ha dedicado su obra literaria al ejercicio de la poesía en poemarios y a la reflexión sobre la misma en sus ensayos. Heredero de un clima poético que privilegiaba la sobrecarga emotiva en los versos, Oteriño optó (como algunos otros poetas de su generación) por una expresión más distante de la emoción que les dio origen, influido por las reflexiones de T.S. Eliot sobre la escritura de poesía.
Esa distancia, que reduce la probabilidad de caer en desbordes verbales, también es una enseñanza del poeta norteamericano nacionalizado inglés. Como sostuvo uno de sus traductores: "A pesar de su teoría de la impersonalidad y del uso constante de efectos distanciadores, todos los poemas de Eliot tienen su origen en una corriente emocional". Lo mismo ocurre en la obra de nuestro poeta.
Como en los libros anteriores de Oteriño, aquí están presentes la búsqueda del conocimiento (que se manifiesta en una continuidad de interrogantes nacidos de reflexiones, recuerdos, asociaciones) y una suerte de ética propia que, después de abrevar en la poesía de los maestros, aspira a pasarla con voz propia a las generaciones siguientes. El poema promueve un espacio semántico y los versos admiten, en su polisemia, varias interpretaciones. Pero los que siguen bien pueden hablar de esa amalgama entre lo heredado y lo que, transformado y renovado, se proyecta hacia el futuro:
Me gusta hallar
en los escondites del bosque
el brote reciente junto a la raíz leñosa.
Sin perjuicio del ya mencionado distanciamiento de la emoción originaria, es a partir de sus recuerdos que nacen los poemas más conmovedores, tal como muestra "Con mi padre, al final":
(…) No era piedad ni rendición.
Eran días demasiado cortos como para navegar sin rumbo.
La liturgia de dos adultos que se protegían
de la misma tempestad:
la hora sin amarras de un hombre viejo
y la cuerda, que se comenzaba a tensar,
de quien ahora mira hacia atrás para contarlo.
En uno de los libros anteriores de Oteriño, "Todas las mañanas" (Ediciones del Copista, 2010), aparece la violencia y la fragilidad de la vida en el poema titulado "El cisne". Tal vez como consecuencia y como propósito, en "Lo que puedes hacer con el fuego" hay un llamado a disfrutar del momento, a elegir entre todas las posibilidades aquella que rescata y celebra lo que nos es vital. El poema "Ahora" es un carpe diem del siglo XXI:
(…) El presente es lo que te ofrece esta mañana luminosa.
No tienes más que marchar hacia ella.
Hoy, al despertar, vi, junto a la luna,
el lucero del alba:
brillaba más fuerte que las otras estrellas,
y cuando quise retenerlo desapareció.
Brillaba como diciendo "es ahora".
En este amanecer alto y claro.
Poemas como los de este libro confirman que la poesía es una alquimia exitosa. Es la transmutación de percepciones, sentimientos, reflexiones, imágenes, asociaciones, intuiciones, en un conjunto coherente: el de las palabras de un poema. Hay en el poeta un instante misterioso cuando nace la necesidad de escribir, y es necesario retener ese instante ni bien se presenta, ya que su vida y su influencia son demasiado fugaces y no admiten futura recreación. A partir de entonces, nace el poema y se transmuta en versos que fluyen hacia su destino (escritura y correcciones mediante):
(…) A estos nacimientos da lugar la poesía,
cuando llama palomas a los navíos y techo al mar.
Son caras de un país reconquistado
a impulsos de la imaginación y la alegría,
de la curiosidad y el asombro. (…)
En una época en la que los lectores se enfrentan al vértigo, la fragmentación y la superficialidad, la poesía de Rafael Felipe Oteriño ofrece como respuesta un lugar hospitalario de serenidad, de continuidad y de hondura que va a contracorriente y que propone el equilibrio necesario para no sucumbir a la tiranía de la urgencia. En este contexto, "Lo que puedes hacer con el fuego" justifica con creces el tiempo dedicado a la lectura y despierta el afán de seguir transitando sus versos.
(*) Poemario de Rafael Felipe Oteriño, publicado por Editorial Pre-Textos, Valencia (España), año 2023.
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