A mis 14 años, la definición de "desarrollismo", sin tener idea cabal de qué se estaba hablando, me llegó en mi pueblo natal de Ucacha (en la provincia de Córdoba), quedándome grabada para siempre cuando Arturo Frondizi se presentó como candidato a presidente de la Nación. Lo hizo en representación de la Unión Cívica Radical Intransigente para el período 1958-1964, aunque en 1962 fue derrocado por un golpe cívico militar. Lo más importante era su propuesta de desarrollo del país, centrado en la industrialización y el petróleo.
Para mí, el desarrollismo implica "producir para dar trabajo". Que simple parece, pero deben conjugarse las necesidades y posibilidades del Estado con las necesidades y posibilidades de empresarios, industriales, el campo, el comercio, los trabajadores. Lógicamente, en ese entendimiento deben sumarse los bancos, con créditos acordes para la inversión. Eso significa producción y trabajo. Eso significa, en definitiva, desarrollismo.
Los argentinos tenemos desarrollado en toda la extensión de nuestro territorio cantidades de emprendimientos. No todos están en la ciudad y la provincia de Buenos Aires. En cada pueblo y cada localidad del resto del país hay gente que invierte, pero con el tiempo muchas industrias nacionales importantes se fueron vendiendo por unos pocos dólares y hoy están extranjerizadas. Nunca vamos a saber cuáles son todavía realmente "nacionales" y cuántas ya son definitivamente "extranjeras".
Para hacer desarrollismo hay que tener "mentalidad federal" primero y un verdadero federalismo en la parte impositiva. Hoy, la parte impositiva anula toda posibilidad de inversión y lo que debe analizar como gasto cada Estado, tanto el Nacional como los provinciales. Tenemos Estados provinciales potencialmente ricos e inversores con serias dificultades para invertir. A través de los años nos hemos endeudado para vivir y estamos empobrecidos, preconizando y esperando la baja inflacionaria. La inflación entiendo que bajó, es algo real y concreto, pero los salarios no tienen el mismo poder adquisitivo y se nota en los trabajadores en general.
Hay desocupación y para todo debe haber una fórmula aplicable, que puede ser la siguiente: 1) Bajar los gastos del Estado; 2) Disminuir las cargas impositivas; 3) Invertir en producir para generar trabajo; 4) Alcanzar un nivel de sueldos con poder adquisitivo y que lo que se produce pueda derivar en bienes consumo, por ejemplo. Entonces... ¿Qué es una de las cosas que nos hace falta para hacer verdadero desarrollismo? Gobiernos con un "espíritu productivo", para intentar beneficiar a los ciudadanos con oportunidades de producción y trabajo. "Darle al otro", sí, pero de otra forma, no como muchas veces se ha hecho.
Los gobiernos, administrados por políticos elegidos por el pueblo, si dejan de lado su soberbia y gobiernan austeramente, pueden sumarse a los que invierten y arriesgan en este país, que son -por ejemplo- la industria, el campo y el comercio, sumando a las entidades bancarias, para así adoptar la medidas necesarias para producir y dar trabajo (es decir desarrollismo). Con cada organización estatal reformulando su forma de administrar el Estado, justamente, sacrificando ante todo los gastos superfluos. Al doctor René Favaloro se le adjudica haber dicho: "En este país para salir de la pobreza se necesita comer polenta y veríamos como cambiamos". Qué buen programa de gobierno: desarrollismo, polenta y austeridad.
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