"Todos los años la tasa promedio a la que se colocaron los fondos fue menor que la inflación", dice el autor, en relación a fondos provinciales. Foto: Luis Cetraro
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El actual gobierno provincial está llegando al final de su gestión sin haber podido implementar una sola política pública importante en ningún área de gobierno. A modo de ejemplo, el sistema educativo ha tenido un drástico retroceso, siendo Santa Fe una de las provincias que menos clases tuvo durante la pandemia y que más paros docentes sufrió en estos 4 años. Además, lejos de implementar mediadas de extensión curricular, doble escolaridad o mejorar la tecnología, la actual Ministra piensa en anular la repitencia escolar y que todos los alumnos pasen de año sin importar los conocimientos adquiridos.
Elaboración propia en base a datos oficiales.
Otra área en la cual no se pudo avanzar fue seguridad. Sin dudas el principal problema que hoy azota a la provincia, y en el cual no solo que no se pudo avanzar, sino que se retrocedió continuamente hasta llegar a niveles insostenibles, tanto en Rosario como en todas las ciudades y pueblos de la provincia.
En cuanto a la obra pública, solo hay que manejar por rutas provinciales como la RP 2, 26, 34-S o incluso la Autopista Santa Fe-Rosario para darse cuenta que no es ahí donde se invierte el dinero de los santafesinos. Ni hablar de la falta de vivienda o infraestructura escolar, que tampoco ha estado en las prioridades del gobierno "justicialista".
Por otro lado, uno de los mayores logros que la gestión de Omar Perotti se ha encargado de comunicar es el supuesto superávit logrado en las cuentas públicas. Pero analicemos un poco qué tan real es ese superávit y en todo caso, qué se hace con él.
Cuando hablamos de déficit fiscal, básicamente, hacemos referencia a que el gasto de una administración pública es mayor a los ingresos que percibe. Ahora ¿esto es bueno o malo? En principio, todos estamos de acuerdo en que es mejor tener unas cuentas públicas ordenadas y superavitarias. Pero al igual que en cualquier empresa, un Gobierno, puede tener egresos mayores que ingresos -de forma transitoria- si esos recursos se vuelcan a inversiones que incrementen la capacidad productiva de la provincia, de forma tal que a futuro, con mayor producción (ya sea en bienes o servicios, intelectual o física), la recaudación será mayor y las cuentas volverán a estar en orden. También en el caso de una administración pública, esta podría incurrir en desfasajes transitorios de sus gastos, si se incrementa la demanda de servicios públicos como la seguridad o también dependiendo del ciclo económico.
Sin embargo, el Gobierno de Santa Fe terminó el año con un superávit cercano a los $20.000 millones, estimación que surge de los datos publicados por el propio Ministerio de Economía y de la valuación de los bonos que la Provincia recibió como pago por la deuda que el Gobierno Nacional tenía por la retención indebida de ingresos coparticipables durante años por parte de los gobiernos kirchneristas, pago que solo se hizo efectivo cuando la Corte estuvo presidida por un santafesino, el Dr. Horacio Rosatti.
Volvamos al análisis de la ejecución presupuestaria ¿A que equivale ese superávit? Por dar solo un ejemplo, el plan total de obras públicas municipales para toda la ciudad de Santa Fe, asciende a $ 11.000 millones (casi la mitad del superávit), pero también se podrían construir 1.200 viviendas o pavimentar miles de calles o mejorar los presupuestos en salud y educación, o en un sinfín de usos que mejorarían la calidad de vida de todos los contribuyentes que con tanto sacrificio hacen sus aportes al tesoro provincial.
Pero ¿qué hizo el Gobierno con nuestros recursos? Los colocó en un plazo fijo. Sí, un plazo fijo, decisión que no solo es poco empática con las necesidades de los santafesinos, sino que además es anti económica, ya que como se muestra en el cuadro siguiente, todos los años la tasa promedio a la que se colocaron los fondos fue menor que la inflación. Convirtiendo esa "inversión" en una pésima decisión.
Entonces, ¿cuál es la idea de no gastar el dinero que aportan los santafesinos, en lo que necesitan los santafesinos? A esta altura podemos inferir que esta es una decisión política y no económica, pero es muy difícil saber con exactitud cuál es la idea que tiene Omar Perotti, ya que de hecho, estamos llegando al final de su gestión y aún no se sabe cuál es su plan de gobierno.
Parecería ser que la improvisación es la única marca registrada, tanto de la gestión provincial como de la nacional, y teniendo en cuenta la historia de los gobiernos populistas en años electorales, se puede esperar que este superávit haya sido planificado para disponer de recursos extraordinarios que le permitan un incremento en el gasto durante el 2023. El cual muy posiblemente se asigne a partidas de rápida absorción, como por ejemplo: incremento en devoluciones vía Billetera Santa Fe, aumento de transferencias, subsidios, adelanto a empresas para anunciar obras, etc.
Esta forma de hacer política, solo deja en evidencia la falta de ideas de un gobernador, sumado a la falta para gestionar de gran parte de su equipo. En este sentido las perspectivas no son buenas para lo que queda del año, salvo una, el 10 de septiembre tenemos nuevamente la posibilidad de elegir quien administre lo público, esperemos que esta vez el nuevo gobierno se esté preparando para mejorar la calidad de vida de los santafesinos y no solo la de sus funcionarios.
*Economista
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