Por Lic. Nanci Noemí Alario


Por Lic. Nanci Noemí Alario
Dejamos pendiente la escritura de esta cuarta parte sobre evaluación porque consideramos que era oportuno dar lugar a la expresión de la política educativa provincial en cuanto a la problemática que venimos trabajando desde hace más de treinta años y la serie de notas publicadas por este medio en 2023 (*). En el país entero y en nuestra provincia logró instalarse el debate sobre alfabetización lo cual es un buen signo y a raíz de ello diversas voces fueron escuchadas.
A principios y mediados de los años 90 los procesos de enseñanza de la lectura y escritura venían dándose desde la convergencia de creencias, ideas, saberes y experiencias que producían las escuelas intentando salir de un paradigma conservador. Ya a fines de los años 90 y principios de 2000 se empiezan a manifestar claramente problemas que expresaban los estudiantes en sus producciones escritas.
Las evaluaciones, observaciones, mediciones y clasificaciones pasaban por las conocidas etapas de alfabetización tomadas de las investigaciones psicolingüísticas. Lo más escuchado y vivido como experiencia eran las clasificaciones: este niño está en una etapa silábica; la escritura de María es alfabética, Pedro es presilábico o en mi grado ya están todos alfabetizados.
Se evaluaban producciones gráficas y escritas, con la expectativa de progresividad, sin tener en cuenta la enseñanza de la lectura como aprendizaje previo y progresivo a la producción de escrituras. A la luz de los procesos históricos sociales y la propia pertenencia al sistema educativo, tanto en las aulas de educación primaria como en la formación de profesores del nivel en el ámbito de las prácticas docentes, desde hace un largo tiempo sostenemos que sin lectura como acto fundante del proceso alfabetizador no hay escritura posible.
La lectura como dispositivo de enseñanza ofrece conocer el sistema de la lengua escrita desde la discriminación de palabras y unidades menores como son los fonemas y grafemas para ir hacia la comprensión de lo escrito. Estas prácticas fueron descendiendo hasta ser casi abandonadas porque desde el sentido común (cuyos indicios quedan) se sostenía que "los niños construían la escritura". Así pasaron años, gobiernos, ministerios de educación, políticas educativas y generaciones de estudiantes que llegaban cada vez más con menos herramientas para estudiar y comprender a los niveles secundario y terciario.
Si bien hubo políticas nacionales enfocadas en la problemática las diferencias entre gobiernos de turno hacía que las mismas se desmerecieran dando lugar a una suerte de libre elección de metodologías o materiales que habitaban las aulas. En nuestra provincia se adoptaron conceptualizaciones variadas que daban cuenta del desentendimiento que había sobre la enseñanza: múltiples alfabetizaciones, alfabetización digital, científica y en diferentes lenguajes.
Dichas conceptualizaciones, sin metodologías de enseñanza y objeto de estudio definido, operaron como verdaderos obstáculos porque no estaba claro cuáles contenidos y qué metodología eran pertinentes a la alfabetización inicial y avanzada. Además, el último diseño curricular en nuestra jurisdicción data de 1997. Es una sumatoria de problemas no resueltos por los gabinetes educativos en más de veinte años. A todo esto sumemos los índices crecientes de pobreza y la vulnerabilidad de derechos de enseñantes y aprendientes.
No obstante desde la Subsecretaría de Educación Primaria del Ministerio de Educación de Santa Fe desde fines de 2019 hasta 2023 se logró ofrecer en nuestra provincia un proyecto pedagógico para la enseñanza y aprendizaje de la lectura y la lengua escrita. El objetivo fue poner la problemática de la alfabetización sobre una mesa de diálogo de la que participamos con todos los actores vinculados a Educación Primaria.
Una propuesta cuya posición epistémica y metodológica contiene en su avance indicadores claves de evaluación: la palabra en contexto dialógico y textual. Cuya progresión es mediante la comprensión desde el acto lector hasta llegar a la escritura correcta de las palabras que se utilizan. La tan deseada comprensión lectora es una traslación cognitiva y dialéctica atravesada por ejes temporo-espaciales del campo de la oralidad a la lectura; luego a la escritura como copia en articulación con propuestas que implican resolver una producción de manera autónoma.
Dicho proceso tiene variados matices, nada en educación es lineal menos aún en el aprendizaje. Un insumo clave es la lectura en voz alta con indicaciones y enseñanza explícita por parte de los docentes. Primero serán nombres, oraciones cortas, listas de palabras dentro de un campo semántico. Luego el reconocimiento de las unidades menores del sistema de la lengua escrita alfabética junto a los signos gráficos que no son letras. Desde el momento cero se enseña la escritura correcta y se ofrece como modelo.
Es un proceso cuyo tiempo está destinado al avance progresivo en complejidad hasta finalizar el primer ciclo con la lectura y producción escrita en letra cursiva. En cuarto y quinto se complejiza la lectura para disfrutar y el texto expositivo para aprender ciencias. Se lee en forma silenciosa y en voz alta siempre. Se avanza con construcciones escritas que incluyan paradigmas verbales y gramaticales. En sexto y séptimo se exploran todas las tipologías textuales; se avanza en la producción escrita y análisis de estructuras gramaticales.
Entonces, si sabemos que los estudiantes de la escuela primaria tienen que pasar al nivel secundario con una alfabetización avanzada completa y estable tenemos que trabajar para que esto suceda. ¿Qué evaluamos? El proceso de lo que efectivamente se enseña. El dispositivo de lecturas en ronda es una buena estrategia en toda la primaria para evaluar lectura y comprensión de textos. Las inferencias textuales y las clásicas preguntas de comprensión también son importantes. Para evaluar producciones escritas podemos empezar con palabras, listas, frases cortas. El dictado es una excelente estrategia porque permite al corregir observar la producción grupal y personal.
La escritura autónoma también lo es por su singularidad y permite regular el proceso porque aporta información que puede leerse como emergente grupal o aprendizaje personal. No hacen falta grandes arquitecturas para evaluar de manera formativa siempre y cuando aprendan de una propuesta de enseñanza sistematizada, rica y variada. Las diferentes políticas que emplean los gobiernos de turno son el verdadero problema que tiene el sistema educativo. Si el gobierno actual hubiese recogido lo que dejó el gobierno anterior tendría mejores resultados.
Cuando se está en una gestión de políticas públicas es necesario ganar tiempo sin desalentar lo construido anteriormente. Desmantelar lo realizado por un gobierno anterior es un signo de mala praxis pedagógica, mal uso de los recursos del estado, y desvaloración hacia el colectivo docente que dio su tiempo y esfuerzo en planificar los proyectos institucionales de alfabetización en los que las escuelas habían trabajado con verdadero compromiso.
Para cerrar la nota, quisiera compartir algo que puede resultar interesante del documental "¿Qué invadimos ahora?" de Michel Moore (2015). En él verán un recorrido por varios países y en ese contexto hace una entrevista a la ministra de educación de Finlandia, a la que le pregunta sobre cuál es el secreto del éxito finlandés. Esencialmente es un sistema educativo, que desde que se aprueba la reforma en noviembre de 1963 por el parlamento, no ha dejado de crecer.
La confianza en la educación y sus responsables es tal que a ningún ministro se le ocurriría desechar lo que ha realizado su antecesor. Aquí lamentablemente se realizan procesos inversos. Sería un tópico para la reforma constitucional que los cargos de ministros sean electivos por votación directa. Alentamos a la construcción de esperanza para que aprendamos a confiar en nuestras instituciones.
(*) Las anteriores entregas de este ciclo de notas sobre la evaluación del aprendizaje en la escuela primaria santafesina fueron publicadas por El Litoral en sus ediciones del 2 de junio, 9 de junio y 8 de noviembre de 2023.
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