Queridos Amigos. Muy buenos días. ¿Cómo están? Qué bueno es sentarnos a los pies del Maestro y escuchar sus "Palabras", en este mundo de tantas palabras. Hay muchas cosas por hacer, pero antes de actuar, es importante saber lo que hay que hacer. En este décimo noveno domingo durante el año, San Lucas en su Evangelio nos relata diciendo:
"En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Vendan lo que tienen y repártanlo en limosnas. Háganse bolsas que no se gasten, y júntense riquezas celestiales que no se acaban, donde el ladrón no puede llegar ni la polilla destruir. Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón".
Nos maravilla la enseñanza de Jesús y la claridad de sus ideas. Él sabía que del corazón humano salen las cosas más bellas y otras también. Y… ¿cuáles son las cosas que están en lo más profundo del corazón del hombre de hoy? ¿Cómo saberlo? Hay que hacer el viaje al interior para descubrir las motivaciones más profundas que orientan nuestro modo de vivir y de actuar.
Si uno ama el deporte, es capaz de sacrificar todo lo demás para practicarlo. Si alguien ha descubierto su talento musical, no deja de tocar, de practicar. ¿Y cuántas personas se inmolan en el altar de la ciencia, viviendo apasionados por el saber? Pero, mis queridos amigos, no todo es tan bello como se podría pensar. La afirmación: "Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón", puede referirse también a algo no siempre tan positivo.
Así, para dar un ejemplo: si el corazón de alguien quedó afectado por el "dinero", es capaz de degradar su dignidad, su vida ética, y hasta vender su alma. Se dedica a robar, a manipular, porque su corazón quedó corrompido. No hay ninguna barrera que lo frene. Quiere tener más y más sin saber ni por qué ni para qué. Cuánta razón tiene el sabio del Eclesiastés cuando dice: "El ojo no se sacia de ver y el oído de oír".
Hace unos veinte años, Michael Jackson, un ídolo de la juventud fallecido en 2009, actuó en Tenerife, en las Islas Canarias. Miles de personas llegaron de toda Europa para verlo. Entonces sucedió algo impresionante. Había una muchacha joven que, por desgracia, a raíz de un accidente, tenía que moverse en silla de ruedas. Los médicos le habían dicho que podría volver a andar si se operaba. Ella entonces venía ahorrando dinero para costearse la operación, liberarse de la silla de ruedas y poder andar.
Lo cierto es que guardaba todo el dinero que recibía de muchas personas que querían ayudarla para que vuelva a caminar. Pues bien, cuando se enteró que venía Michael Jackson tomó todo el dinero que había ahorrado para operarse y lo gastó en el viaje a Tenerife y poder presenciar el concierto; ver al ídolo de su vida y quedarse en la silla de ruedas. No sé qué pensar, ni qué decir. Lo que hizo esta muchacha, no me cabe en mi cabeza.
Realmente... ¿dónde estuvo su tesoro? Esa es la pregunta. ¿Dónde está tu tesoro? Porque la sociedad de hoy con sus medios de comunicación permanentemente nos impone ciertos valores y contravalores. Desde los "nuevos areópagos" se nos dice: "¡Sea feliz, viaje, compre, disfrute!" Y nosotros compramos y viajamos, pero no sé si somos tan felices… Y es así, porque es falso buscar afuera lo que está en nuestro corazón.
El 31 de agosto de 1997 murió trágicamente la princesa Lady Di (Diana Spencer), una mujer que se ganó el aprecio por su estilo de vida. Un tiempo antes de su muertea, en un reportaje hecho al diario francés Le Monde decía lo siguiente: "Nada me da más felicidad que tratar de ayudar a los más vulnerables de esta sociedad. Es una meta y una parte esencial en mi vida. Una suerte de destino. Cualquiera que esté sufriendo y me llame, allí estaré, no importa quien sea".
Habiendo nacido y vivido en el bienestar, eligió un estilo para su vida. Impactaba su figura. Para poder acariciar a los niños debía casi arrodillarse por su estatura de 1,80 metros. Acariciaba a todos, no importaba si era negro, amarillo o blanco. No hacía diferencias. Una vez dijo: "Si tuviera que definir mi papel, utilizaría la palabra 'mensajera' (…)". Murió siendo muy joven, pues tenía apenas 36 años, pero dejó un bello mensaje.
Tal vez usted, querido amigo y yo, no podamos cambiar el mundo que está fuera de nosotros, pero sí podemos cambiar el mundo que está dentro de nosotros. El cambio que uno pretende hacer debe comenzar por uno mismo y después esperarlo de los demás. Por eso pensemos por unos minutos: ¿Qué valores orientan nuestra vida? ¿Qué hay en nuestro interior? Y recordemos: "Donde está tu tesoro, ahí estará también tu corazón".
Una vela en el viento
Diana Spencer (1961-1997), también conocida como Lady Di o Diana de Gales, fue una activista y benefactora británica, primera esposa del rey Carlos III -entonces príncipe de Gales- y madre de los príncipes Guillermo y Enrique. Entre las tantas actividades de la princesa Diana se destacó el patrocinio de una organización dedicada a eliminar los escombros y chatarras dejados por las guerras, en especial las minas terrestres. En enero de 1997 todo el mundo pudo apreciar fotografías suyas recorriendo un campo de minas angoleño con un casco balístico y un chaleco antibalas.
Durante su campaña fue acusada de entrometerse en política y Earl Howe, funcionario del Ministerio de Defensa británico, la calificó de "bala perdida". Su conducta molestaba al establishment e incomodaba al poder. A pesar de las críticas, los esfuerzos de Diana dieron como resultado la sensibilización internacional sobre las minas terrestres y los sufrimientos posteriores causados por ellas. En junio del mismo año, ella pronunció un discurso en una conferencia sobre minas terrestres celebrada en la Royal Geographical Society de Londres y viajó a Washington para ayudar a promover la campaña de minas terrestres de la Cruz Roja Estadounidense.
Del 7 al 10 de agosto de 1997, pocos días antes de su muerte, visitó Bosnia y Herzegovina. Su presencia para visibilizar la realidad de los amputados y cercenados por culpa de las minas terrestres estaba dando sus frutos, a tal punto que sería influyente en la firma del Tratado de Ottawa, que creó una prohibición internacional del uso de minas terrestres antipersonal. En 1998, al presentar la segunda lectura del proyecto de ley sobre minas terrestres a la Cámara de los Comunes británica, el secretario de Relaciones Exteriores, Robin Cook, rindió homenaje al trabajo de Diana con estas palabras:
"Todos los honorables miembros sabrán por sus bolsas de correos de la inmensa contribución hecha por Diana, Princesa de Gales, para llevar a casa a muchos de nuestros electores los costos humanos de las minas terrestres. La mejor manera de dejar constancia de nuestro aprecio por su trabajo y el trabajo de las ONG que han hecho campaña contra las minas terrestres es aprobar el proyecto de ley y allanar el camino hacia una prohibición mundial de las minas terrestres".
Meses después de su fallecimiento, la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersona ganó el Premio Nobel de la Paz. Desde los días del funeral, su recuerdo y su memoria están unidos fuertemente a la canción "Candle in the Wind 1997" ("Vela en el viento", versión para Diana), tema originalmente compuesto por Elton John y Bernie Taupin en 1973, en homenaje a Marilyn Monroe. La frase "vela en el viento" simboliza una vida frágil y efímera, que se apaga fácilmente debido a circunstancias como la fama y la presión de los medios.
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