La vida no es para los tímidos

De mendigo a millonario

"Miraba a su lado y allí siempre estaba Pichicho, el perrito fiel que lo acompañaba desde que tenía memoria. Sin decir palabra, le pasaba un hueso limpio, (...) lo chupaba con devoción, como si en ese gesto se jugara la vida"."Miraba a su lado y allí siempre estaba Pichicho, el perrito fiel que lo acompañaba desde que tenía memoria. Sin decir palabra, le pasaba un hueso limpio, (...) lo chupaba con devoción, como si en ese gesto se jugara la vida".

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