Por Raúl S. Vinokurov


Por Raúl S. Vinokurov
Pasaron veinte meses y Javier Milei no es el mismo, a pesar de las múltiples opiniones que dicen lo contrario. En diciembre de 2023, era el presidente mayoritariamente aceptado, comprendido y defendido. La "motosierra" tenía que hacer desaparecer hasta el último vestigio del kirchnerismo y la casta que fundieron al país. El fondo del problema fue la cuestión con que ganó el voto en general y las formas y el lenguaje no tanto, salvo por la juventud que creyó que al fin alguien les hablaba y les decía las cosas como se deben decir.
Mejorar los índices macroeconómicos es necesario pero no suficiente, bajar la inflación más que necesario, pero tampoco alcanza con eso solo. Los jubilados, la salud, la discapacidad, la desocupación, el trabajo informal, la desocupación, la inseguridad y varias cosas más preocupan y mucho a un pueblo impaciente que piensa que ya le dieron tiempo suficiente como para ver algunos cambios significativos en sus realidades personales. La impaciencia se apodera también porque no se perciben soluciones a corto plazo, y a mediano tampoco.
Las formas de Milei ya no seducen tanto, al contrario, ganan críticas cada vez más generalizadas. Ofende a quien piense distinto a él, maltrata a propios y extraños, habla muy mal de muchos sectores de la sociedad que ya no aplaude tanto su gestión, imita acciones y métodos de la casta que tanto criticó. Muchas de sus manifestaciones y dichos podrían tildarse de antidemocráticas.
No se trata de criticar a Milei para defender a Cristina Fernández Kirchner o a otro sector. No, se trata simplemente de defendernos nosotros, defender al país, pero Milei parece no entenderlo y no parece comprender que está haciendo crecer a la oposición. Hay una palabra que cada vez se repite más entre los que lo votaron, y esa palabra es decepción.
Pero pasan cosas. En la marcha hacia el Congreso Nacional de los actores de la discapacidad protestando contra el veto a la ley aprobada, hubo violencia de las fuerzas de seguridad, tanto que recibieron la orden de terminar con el operativo y retirarse. Esto no será gratis para Milei. Un Milei que está convencido o dice estarlo, de que ganarán las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, y va más allá, ya se siente reelecto para un segundo mandato presidencial.
Paralelamente, está perdiendo apoyo (léase votos), aunque todavía parece probable que gane la elección si se postula. Todavía no se vislumbra ninguna opción superadora de lo viejo conocido. Tal vez eso explique la baja presencia a la hora de votar. Hace pocos años un domingo electoral era algo que se esperaba, se comentaba, se participaba, era una cita con las urnas y no se podía faltar. Hoy no. También perdimos eso. Claro, esto no es culpa únicamente de Milei sino de años de políticas y políticos mentirosos y corruptos. Pero Milei prometió romper con eso y cambiar esa realidad. ¿Lo hará?
Pasan cosas. Sí. En la última semana el dólar fue noticia por su aumento y porque los precios acogieron la suba "con simpatía" en muchos rubros. Una suba de precios que Milei tildará de injustificable y de la que culpará a los periodistas, a los bancos, a la vicepresidenta Victoria Villarruel, a los opositores, a los supermercados, a comerciantes inescrupulosos, ... entre otros. Por supuesto que esto no es bueno, pero -simplificando- podría decirse que el mercado reacciona ante determinados estímulos o variantes. Capitalismo puro.
Pasan cosas. Sí. Junto al juego del dólar vemos la pelea por los vetos presidenciales. Por supuesto que las leyes que Milei vetó tienen un carácter oportunista pretendiendo limar el apoyo a Milei, obligándolo a una medida antipopular como el veto, pero eso no significa que los jubilados no merezcan mejoras, como la discapacidad, la salud y tantos más. Simplemente se pretende que mientras se investigan y sanean los focos de corrupción que son muchos aún, paralelamente se vayan dando los primeros pasos hacia las soluciones anheladas.
Pasan cosas. Definitivamente sí. Javier Milei prometió públicamente que dejará de insultar en sus discursos. Sería un gesto muy valioso, si es que lo cumple. No solo por educación y por respeto, sino porque interpretaríamos que entendió que las formas también son importantes. Y porque los argentinos también nos merecemos que nos traten con respeto y eso se logrará brindando las necesarias soluciones y cumpliendo con las promesas.
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