Los adultos, a los chicos les dicen que tienen que decir la verdad, sea la que sea, porque la mentira tiene las patas cortas. Sin embargo, los adultos son a veces amigos de la mentira, y los chicos se dan cuenta de esta paradójica amistad porque pronto aprenden a decir mentiras. Y en el mundo de la mentira de los adultos, de ciertos adultos, de acá y de allá, destacan los relatos, los discursos, las palabras dichas o escritas que faltan a la verdad, algunas veces sin disimulo, a fin de satisfacer ciertos oscuros intereses.
En estos casos, cuando lo dicho o escrito tiene aspecto de falso, cuando es sospechoso porque parece responder a los intereses de ciertos sectores, para saber la verdad es necesario acudir a una fuente neutral. Por ejemplo, Médicos sin Fronteras. Esta organización se financia sobre todo con una multitud de pequeñas donaciones particulares, incluso procedentes de Argentina. Fue fundada por un grupo de médicos y de periodistas, en 1971, ante la evidente necesidad de ayuda que provocó el genocidio de la minoría Igbo (en Nigeria), y la inundación en Pakistán Oriental (hoy Bangladesh), a causa de un ciclón, el año anterior.
Médicos sin Fronteras es una organización imparcial, neutral, y como tal actúa en numerosas zonas de conflicto. Dado que no responde a los intereses de ningún bando, ni toma partido por nadie, todo lo que dicen tiene plena credibilidad, y está avalado por datos incuestionables. Por ejemplo, la Memoria 2024 informa con todo detalle de las actividades humanitarias desarrolladas durante el año pasado, y presenta las cifras correspondientes a esta actividad, incluyendo los números del dinero recibido y de cómo fue gastado.
Entre otros datos informan que durante el año pasado vacunaron a casi un millón de personas, sobre todo chicos, siguiendo programas masivos de vacunación. Hay que agregar unas 250.000 dosis de la vacuna contra el sarampión que administraron para controlar diversos brotes de esta enfermedad. Siempre en zonas de conflicto, durante 2024 atendieron a poco más de cien mil partos, y con todos los recién nacidos tuvieron las mismas atenciones médicas y de enfermería que reciben los recién nacidos en la ciudad de Santa Fe.
El último informe de Médicos sin Fronteras (*), publicado el mes pasado en una de la revistas médicas más prestigiosas del mundo, incluye un análisis de las heridas en menores de 15 años producidas por la violencia directa o indirecta de las bombas israelíes sobre Gaza. No son todos los menores de edad heridos en Gaza sino sólo una parte, los pacientes que ellos mismos atendieron, sin contar a los muertos. Es una información documentada y fácil de contrastar. No son opiniones, sino hechos, heridos, chicos y adolescentes. La mentira, en efecto, tiene las patas cortas.
El informe es demoledor. Con todo detalle explican que, hasta finales de julio, en los seis puntos de salud que gestionan en Gaza, habían realizado 27.655 consultas en menores de 15 años a causa de las heridas. Este número representa casi un tercio del total de todas las consultas realizadas por motivo de estas heridas. Uno de cada diez niños heridos tenía menos de 5 años de edad.
Más de las tres cuartas partes de las heridas fueron provocadas de manera directa por las bombas o, indirectamente, por sus esquirlas o por los escombros que salen disparados a causa de la onda expansiva. En el 11% de los casos, la herida fue producida por un disparo directo, y en el 4% se trató de quemaduras secundarias a los incendios que provocan las bombas. En el 18% de los casos, la herida ya estaba infectada cuando el paciente consiguió llegar, o ser llevado, al puesto de salud u hospital, y esto es una situación difícil de solucionar porque las fuerzas israelíes impiden la entrada de antibióticos con el argumento de que también podrían servir para tratar a un terrorista.
En cuanto a las otras consultas de pediatría, aparte de las heridas, sobresalen las dificultades respiratorias secundarias a la inhalación de polvo. Todas estas situaciones, igual que el grave problema de la falta de agua potable y alimentos, se ven agravadas por la imposibilidad de escapar hacia ningún lugar y a la obligación de tener que vivir y convivir hacinados, en condiciones que son indignas de un ser humano. Pero ya sabemos que el hombre es el peor enemigo del hombre.
Cabe resaltar que esta información procede de una organización cuya neutralidad está ampliamente reconocida y que, por tanto, no toma partido ni por un lado ni por el otro. Se limitan a prestar atención sanitaria a un nivel de máxima eficiencia humana y material, e informar al mundo de lo que ven y de lo que hacen. Más información en: www.msf.org.ar.
Meningitis
La foto que ilustra esta nota es de Mariam Abu Dagga, fotógrafa colaboradora de Médicos sin Fronteras. Murió el pasado 25 de agosto durante el bombardeo de las fuerzas israelíes contra el Hospital Nasser, en Gaza. El comunicado de Médicos sin Fronteras dice: "Denunciamos de la forma más enérgica los horrendos ataques israelíes perpetrados hoy contra el complejo médico Nasser, el único hospital público parcialmente operativo en el sur de Gaza. Las fuerzas israelíes asesinaron al menos a 20 personas e hirieron a otras 50 en ataques consecutivos, incluyendo personal sanitario, rescatistas y periodistas. Miembros del personal de Médicos sin Fronteras se vieron obligados a refugiarse en el laboratorio del hospital mientras Israel atacaba repetidamente el edificio durante las labores de rescate. Nos indigna que las fuerzas israelíes sigan atacando impunemente a personal sanitario y periodistas".
Nueve días antes del bombardeo, un equipo de especialistas gazatíes y franceses denunciaban, en el mismo número de la revista antes mencionada, que en el hospital que luego sería bombardeado una y otra vez estaban ante un brote de meningitis (**). En los últimos meses ya llevaban más de cuarenta niños con meningitis. Es probable que este brote epidémico se relacione con la destrucción sistemática del sistema sanitario gazatí y, en consecuencia, con la falta de vacunas. Denuncian que carecen de los medios idóneos para un correcto diagnóstico y que no tienen los antibióticos necesarios para un correcto tratamiento. Reclaman el fin de la agresión armada y la provisión inmediata de antibióticos, vacunas, etc., así como asegurar los servicios de agua corriente y electricidad.
Nueve días después les bombardeaban el hospital, y lo hacían con la técnica de ataques que se repiten a fin de alcanzar a quienes se acercan a prestar ayuda. Esta técnica cruel ya ha sido denunciada. "Sin una intervención urgente, más chicos van a morir por enfermedades que se pueden prevenir", afirman los mencionados especialistas hacia el final de la carta que publican, que es un grito de auxilio. Nada de esto es opinión, sino que son hechos documentados y publicados en medios de la máxima credibilidad.
(*) "Paediatric meningitis outbreak in Gaza amid health system collapse" (Brote de meningitis pediátrica en Gaza en medio del colapso del sistema sanitario). Lancet, 16/08/25.
(**) "War wounds caused by explosive weapons in Gaza: data from a 2024 study by Médecins Sans Frontières" (Heridas de guerra causadas por armas explosivas en Gaza: datos de un estudio realizado en 2024 por Médicos Sin Fronteras). Lancet, 16/08/25.
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