Microhistorias

Origen, esplendor y agonía de la casa de Simón Iriondo

La casa de Simón de Iriondo en la versión austera proveniente del siglo XVIII, con su corredor de seis arcos, heredada de los Zavalla Comas. Al lado, la antigua casa parroquial de la iglesia matricial. Foto de Pedro Tappa tomada en 1863.

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edicion impresaLa residencia en su esplendor, hacia 1890, con su nueva imagen italianizante, con resalto de los capiteles jónicos de las columnas que sostienen el balcón-terraza superior, y con su profusa rejería artesanal. Enmarcados por una de las ventanas, miembros de la familia Iriondo, y junto a ella, bajo la galería, un joven Manuel María de Iriondo, hijo de Simón, y futuro gobernador de la provincia, además de último habitante de la casa. Al frente, sobre la calle adoquinada, una no identificada formación de escolares con uniformes y fusiles militares. Foto de José de Iriondo.
edicion impresaImagen del ya deteriorado caserón (de principios de los 70) que muestra el significativo cambio edilicio impulsado por el exgobernador Simón de Iriondo. Alarifes italianos habían construido el piso alto y modificado las proporciones de la casa antigua. A la manera clásica, los fustes lisos de las columnas del orden inferior muestran capiteles jónicos, y los de la galería superior, corintios. Las aberturas han sido ampliadas y defendidas por rejas de fragua italiana en la planta baja, en tanto que las de la planta alta mantienen la simetría, pero están protegidas por puertas celosía de madera. Una extensa balaustrada corona el friso superior. Junto a ella, también se ha transformado la casa parroquial.
edicion impresaVista del corredor con las cuatro ventanas de línea recta y sus trabajadas rejas de hierro forjado. En el centro, la amplia puerta de entrada de dos hojas de madera, con su remate curvo de medio punto.
edicion impresaFoto del abandonado primer patio, con la puerta de ingreso al fondo, tomada desde el corredor que conducía al segundo patio.
edicion impresaEl deteriorado segundo patio conserva las habitaciones del siglo XVIII, con su galería de tejas, soportada por columnas y zapatas de madera dura. En el segundo corredor, de transición a la huerta, alcanza a verse un fragmento de la puerta de hierro forjado que resguardaba el fondo de la casa.
edicion impresaVista lateral, desde el lindero este, también demolido, de la casa en su tramo final de existencia. Se observan las habitaciones del primer piso, agregado por Iriondo, y el derrumbe de la galería trasera que las protegía del sol del norte.