Titular de la portada del diario vespertino El Litoral, "Un nuevo crimen conmueve a la capital santafesina":


Titular de la portada del diario vespertino El Litoral, "Un nuevo crimen conmueve a la capital santafesina":
"Conocida profesional de la Ciudad de Santa Fe fue hallada sin vida en su departamento. En la mañana de hoy, cuando la empleada se presentó a trabajar encontró el cuerpo de su empleadora. Al llegar la policía observó que todo estaba en orden. Según declaraciones del círculo íntimo de la víctima, no falta nada de valor. El cuerpo fue trasladado a la morgue judicial. La primera impresión es que la causa del deceso fue por ingesta de veneno. Noticia en desarrollo".
El día que llegué a la Fundación Logosófica, no sabía que una serie de acontecimientos provocarían un cambio fundamental en mi vida. "La logosofía no es una religión, ni autoayuda, es una ciencia para la superación humana", dijo la coordinadora a modo de introducción.
Ella había publicado varios libros con un resultado exitoso. Más allá de las horas en el aula, varios nos reuníamos en un barcito en la esquina de la fundación. Traíamos autores, críticas, proyectos, el debate se extendía un par de horas. Al promediar el semestre, estando en la oficina, recibí un llamado de la profesora, quería reunirse para tomar un café. Es en este punto donde comienza la verdadera historia.
La cafetería está ubicada en el bulevar, frente a la Facultad de Derecho, por la vidriera veo el caos vehicular. Carolina ingresa por la puerta lateral. Con la mano le indico donde estoy. Mientras se acerca a la mesa la observo, es atractiva, aguda, inteligente. Hablamos de cosas triviales, al promediar la charla, Carolina es directa.
- Mirá Arturo, en realidad quise verte porque quiero invitarte a una reunión de iniciación.
- Disculpá Carolina, pero no entiendo.
- Soy miembro de una logia, nuestros ideales son: Libertad, Fraternidad e Igualdad.
- ¿Una logia?, pregunto sin entender.
- La identidad de los que la conformamos es secreta y no debe revelarse bajo ningún concepto.
- Acuerdo de confidencialidad. Le respondo.
- Así es, durante este tiempo vi tu pasión por la justicia y percibo en vos la necesidad de apoyar al más necesitado. Por esto, creo que podrías acoplarte a la causa.
- ¿Qué beneficio trae pertenecer a la fraternidad?
- Vas a notar cambios positivos en tu conducta, tu realidad se va a enfocar en el campo del saber trascendente. Esto es un camino de evolución consciente, en donde la mente se depura, y entendés lo que sentís y por qué lo sentís.
"Demasiada información para procesar", pienso.
- Hoy es la ceremonia de iniciación, dice Carolina. Y sobre la mesa pone un par de guantes blancos.
- Son para que los uses en la ceremonia. Esta noche va a pasar a buscarte un auto, no olvides tus guantes. De no ser así, lo único que te pido es reserva absoluta. Aclara antes de marcharse.
Vuelvo a casa con la cabeza explotada. La prudencia advierte que con esas logias no se jode, porque entrás en un círculo del cual no se vuelve. La adrenalina en mi cuerpo es como un río desbordado. Formar parte de un grupo secreto y selecto es el sueño de todo hombre, y he sido elegido. A las ocho de la noche, la bocina de un auto avisa que llegaron, tengo guardado los guantes en el bolsillo de la campera. Subo al vehículo y veo a la profesora.
- Por seguridad van a vendarte los ojos, me dice.
El recorrido se hace eterno. Durante el viaje, la poca racionalidad que tengo cuestiona en qué jodido lío estoy metido. Nos detenemos en un descampado. Estamos en las afueras de la ciudad, una propiedad de principios del mil novecientos está ubicada al final de un parque.
Robles centenarios, araucarias, palmeras, eucaliptos, casuarinas, son algunas de las especies que distingo. El estilo francés le da a la casona una impronta fina y compleja, con distribuciones a medida, para lograr una fachada equilibrada. Las ventanas, distribuidas en todas las direcciones, otorgan una dinámica muy particular.
- Arturo, te espero adentro, dice Carolina.
- Que vaya al salón, le ordena al chofer.
El paso de los años no ha barrido con el esplendor del recinto. El gran salón está iluminado por una espectacular araña de estilo, no puedo dejar de apreciar el delicado diseño en el trabajo de broncería. Tiene cuatro luces exteriores y tres centrales, en el espacio donde se unen los brazos confluyen cuatro conchillas de vidrio que culminan en prismas de cristal.
Contra la pared, entre dos columnas dóricas, un emblema de color rojo, sobre él resaltan, bordadas en oro unas iniciales. El piso de mármol forma en el centro la figura de una escuadra y un compás, alrededor de este símbolo hay seis personas, no puedo identificarlas. Visten túnicas de color negro, las capuchas impiden que les vea el rostro.
Una puerta lateral, oculta por el papel tapiz, se abre. Un hombre de contextura robusta ingresa a la sala, a diferencia de los demás trae puesta una túnica roja con una pechera dorada, en la cabeza, un tocado con dos picos en la parte superior, parecido al que usan los obispos en las grandes solemnidades, dos tiras de tela cuelgan por la espalda. Los reunidos inclinan la cabeza.
Continuará...
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