Los suicidas del Puente Colgante de Santa Fe: cómo se puede prevenir
Se repiten los casos de personas que intentan quitarse la vida en el ícono de la ciudad. Este miércoles ocurrió el último. No hay cartelería preventiva ni barreras físicas que eviten estas situaciones. Cómo actuar.
Rescate. Este miércoles por la mañana lograron llevar a tierra firme a un hombre que se había tirado del puente.
Flavio Raina.
A simple vista, el Puente Colgante de Santa Fe es uno de los paisajes más fotografiados de la ciudad. Ícono de postal, estructura emblemática, testigo del río y sus crecidas, de generaciones enteras que lo cruzaron a pie, en bici o en auto. Pero hay otra historia, menos visible, que lo atraviesa. Una historia silenciosa de dolor que se asoma cada tanto -como ocurrió este lluvioso miércoles por la mañana- y sacude a quienes la ven de cerca: los intentos de suicidio desde sus torres. Y quienes perdieron allí su vida.
No ocurre todos los días, pero cuando pasa, la ciudad lo siente. Se comenta en las charlas y en las redes. El tránsito se detiene, suenan sirenas, se forma un silencio denso. A veces, alguien llama al 911 al ver a una persona encaramada sobre las barandas. Otras, los policías llegan antes de que la situación se vuelva irreversible. Cada episodio es único, pero todos se parecen: alguien al borde, solo, en un momento de desesperación absoluta, con el puente como último escenario.
Un símbolo, también del dolor
Este miércoles ocurrió de nuevo. Bajo la llovizna fría de la mañana, un hombre se tiró del Puente Colgante. Por fortuna y capacidad de respuesta, fue rescatado por los Buzos Tácticos de la Policía y la Prefectura Naval Argentina de Santa Fe.
Parte del cuerpo de seguridad que participó en el salvataje. Foto: Flavio Raina
En febrero de 2015, otro hombre subió a una de las torres. Estuvo allí más de una hora. Quería arrojarse. Finalmente, lograron convencerlo de bajar. La escena, aunque terminó bien, dejó una marca. No fue la primera, ni sería la última. La lista es larga.
El histórico puente, también escenario de cuestiones dolorosas. Foto: Flavio Raina
Años después, otro episodio similar. Otro hombre, otro intento. Nuevamente el Colgante como escenario. La policía, una vez más, actuó a tiempo. Pero la pregunta quedó flotando: ¿por qué tantas personas eligen ese lugar para quitarse la vida?
El reflejo de una crisis mayor
La respuesta, aunque dolorosa, es clara. Santa Fe atraviesa una crisis silenciosa en salud mental. En solo dos años, los suicidios en la ciudad casi se duplicaron: pasaron de 30 en 2021 a 58 en 2023. La mayoría, varones jóvenes de entre 20 y 39 años (Fuente: informe Cómo Vamos. Nota: en 2024 no se publicó). Y si bien los métodos más frecuentes son otros, los intentos en espacios públicos como el puente tienen una carga simbólica y emocional que los vuelve más visibles y conmovedores.
El rápido accionar de los servicios de emergencias evitó la tragedia fatal. Foto: Flavio Raina
El Colgante, que en 1983 se cayó al río y volvió a levantarse, parece cargar también con estas historias. Quienes trabajan cerca —policías, municipales, comerciantes de la zona— saben que algo pasa. Que de vez en cuando, hay que actuar rápido. Lo que está en juego es una vida.
Qué se puede hacer
Los especialistas en prevención del suicidio insisten en lo mismo: limitar el acceso a medios letales salva vidas. En muchos países se han colocado barreras físicas en puentes conocidos por este tipo de situaciones. También se instalan carteles con líneas de ayuda, o incluso dispositivos que alertan automáticamente si alguien cruza ciertos límites.
Aviso instalado en el Golden Gate (EE.UU) que anima a no suicidarse. También incluye un comunicador especial.
En Santa Fe, esas medidas aún no llegaron al Puente Colgante. Pero el problema está. Late en silencio, como el río que pasa debajo. Y mientras no se lo mire de frente, seguirá sorprendiendo cada vez que la desesperación decida trepar las torres.
Lo que no se dice, también duele
El suicidio sigue siendo un tabú. Se habla poco, se entiende menos. Pero cada intento es un pedido de ayuda que no llegó a tiempo. El puente, con toda su belleza y su historia, se convirtió —aunque no lo diga ninguna placa— en una especie de espejo de ese malestar invisible.
Siempre hay signos de alerta que pueden salvar una vida: aislamiento, retraimiento, desinterés, desmotivación, depresión, la persistencia en ideas negativas, los cambios repentinos de conducta, el llanto inconsolable, los sentimientos de debilidad o fracaso, tener una mirada negativa de sí mismos o las dificultades para comer, dormir o trabajar.
Por ello es importante saber que el suicidio se puede prevenir. Lo primero que hay que hacer es eliminar los prejuicios. Hablar sin vueltas del tema. También es importante una escucha activa a la persona, mostrar interés, brindar contención, ofrecer información adecuada, y no minimizar sus expresiones o sentimientos.
No hay que tratar al suicidio como un delito. Tampoco se debe atribuir a conductas buenas o malas, ni relacionarlo con la cobardía o la valentía, según indican los expertos del área de Salud Mental de la Provincia.
La ciudad necesita reaccionar. No solo con operativos de emergencia cuando alguien sube, sino antes. Con contención, con redes, con políticas públicas. Porque detrás de cada intento hay una persona. Y porque un puente, por más hermoso que sea, no debería ser nunca una salida.
Se rompió la tranquilidad de una jornada lluviosa en la capital santafesina. Foto: Flavio Raina
Si quien lee estas líneas está atravesando una situación difícil o conoce a alguien que necesita ayuda, debe saber que no está solo. Ante una situación crítica puede llamar al 107 o acudir a la guardia de un Hospital. La atención es gratuita, anónima y funciona todos los días.
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