Mientras acá las clases quieren comenzar, y vencer así las dificultades, allá hay una clase de bebés que comienza la vida pese a las dificultades. El secreto está en observar la realidad, tal como es y no tal como la pintan, y preguntarse qué puedo hacer para que no siga pasando lo que pasa.
El concepto de superbebé, acuñado hace unos pocos años, se refiere a los bebés que nacen en condiciones de extrema pobreza y que, pese a ello, con la ayuda de unas medidas sencillas e ingeniosas, casi todos salen adelante y superan con éxito la barrera de los 28 días. Este punto en el calendario de la vida de un bebé tiene máxima importancia puesto que estas primeras cuatro semanas son decisivas para la supervivencia.
En efecto, así como en general la mortalidad infantil ha mejorado en todo el mundo (y Argentina es un buen ejemplo), la mortalidad del recién nacido se mantiene estable, se resiste a mejorar. La mortalidad infantil es el porcentaje de niños que mueren antes de cumplir un año. La mortalidad del recién nacido (o mortalidad neonatal), en cambio, refiere a los que mueren antes de sus primeros 28 días de vida.
Para hacerse una idea cuantitativa sobre qué representa en concreto la mortalidad neonatal, basta con observar que antes de la pandemia, por ejemplo en 2017, murieron en todo el mundo unos dos millones y medio de bebés menores de 28 días. Fácil es imaginar que murieron en regiones pobres, regiones que padecen graves deficiencias estructurales en sanidad, educación, transporte, energía.
Mirá tambiénMarcos y los dos bebésEstas deficiencias suelen ser secundarias a la indiferencia, la negligencia, la incompetencia o la corrupción de las autoridades. O secundarias a las luchas por el poder. Ciertas empresas y ciertos países también tienen responsabilidad en mantener la pobreza de una región, puesto que así consiguen riquezas para sí mismos olvidando al hacerlo el expolio que esto implica y la miseria que este expolio deja como consecuencia.
Nacer así, entonces, en estas condiciones de pobreza extrema, de extrema falta de recursos, tanto humanos como materiales, implica un alto riesgo de morir durante las primeras cuatro semanas. En ocho de cada diez casos, la muerte se produce por una o más de estas tres causas: 1. Parto prematuro o bajo peso al nacer; 2. Complicaciones del parto, incluyendo la asfixia del bebé antes, durante o después del parto; y 3. Infecciones.
Solucionar, o al menos controlar estas tres causas de muerte puede parecer un imposible en tierras de pobreza e ignorancia, pero Médicos sin Fronteras nos demuestra que no lo es. Gracias a unas medidas sencillas y a la formación de personas con voluntad de aplicarlas allí donde hagan falta, logran reducir notablemente la mortalidad neonatal.
Dos ejemplos. La estrategia de madre canguro (que Argentina conoce desde hace años) mejora la supervivencia del bebé prematuro o de bajo peso. Y la leche materna, como alimento exclusivo del bebé hasta los seis meses de edad y luego como alimento complementario, disminuye el número y la intensidad de las infecciones.
Mirá tambiénMás sobre el robo de bebésSobre este último punto, hay que saber que ciertos fabricantes de leche en polvo para bebés, en general grandes multinacionales, suelen aplicar tácticas sin escrúpulos para sustituir la leche materna por la de mamadera. En una región donde no hay agua corriente, una conocida marca de leche hizo propaganda para que las madres dejaran de dar el pecho y pasaran a darles mamadera a sus bebés. Lo consiguieron, aunque usando mensajes publicitarios con engaño, con trampa, mentirosos. Poco después se pudo comprobar el aumento de la mortalidad infantil en esa región. Este hecho y en general la propaganda engañosa para dejar el pecho por la mamadera, ha sido denunciado al más alto nivel. Hay una normativa internacional que regula, con todo rigor científico, la propaganda de leche artificial para bebés.
En este contexto se entiende que un bebé es en realidad un superbebé si consigue superar todas las dificultades que tiene el lugar donde el capricho de la vida lo hizo nacer. Cabe remarcar que se consigue mucho con sólo promover prácticas seguras y de demostrada eficacia. Estas prácticas son baratas y fáciles de aplicar si hay ganas de enseñarlas y de aprenderlas.
Mientras tanto, aquí, el comienzo del curso escolar es una buena oportunidad para preguntarnos qué podemos hacer para que una escuela pase a ser una superescuela. Es decir, qué estrategias se pueden implementar para que la escuela tenga más capacidad de vencer las dificultades que el capricho de la vida interpone en la realidad y las perspectivas de cada alumno. Las estrategias no caen del cielo, ni las suelen traer las autoridades, sino que nacen y se desarrollan en el seno de cada escuela. El suicidio de dos nenas mellizas, que cursaban lo que en Argentina sería séptimo grado, nos demuestra, entre otras cosas, que las escuelas deben velar por mucho más que por el aprendizaje.
Malas prácticas con la leche
Tres artículos denuncian, desde el más alto nivel científico, las prácticas sin escrúpulos de ciertos fabricantes de leches y otros alimentos para bebés y niños pequeños. En un afán desmedido por aumentar las ventas, recurren a mensajes engañosos, y no pocas veces a mentiras, para convencer a las madres para que dejen el pecho y se pasen a la mamadera. O que el niño mayor de un año, por ejemplo, necesita una leche especial si quiere resultar inteligente, etc.
Algunos de estos alimentos tienen suficiente aval científico, pero otros en cambio no lo tienen. Los autores son un numeroso grupo de expertos de todo el mundo que denuncian estas malas prácticas publicitarias, y demuestran que el comercio así generado resulta dañino para la salud del bebé, luego del niño; de la madre, e incluso de la comunidad.
Mirá tambiénVino aunque averiadoEn este grupo de expertos no hay ningún argentino, cosa un poco urticante, pero sí varios de Brasil. Denuncian también que estas empresas son generosas con los médicos, las enfermeras y otros profesionales de la salud que recomiendan los productos que fabrican, o que exponen en público sus supuestas ventajas. Estas malas prácticas se observan tanto en países de renta media y baja como en países ricos.
El mercado mundial de leches y otros alimentos para bebés y niños pequeños está dominado por seis empresas: Nestlé (Suiza), Abbot (Chicago), Danone (Francia), Feihe (China), Freisland (Holanda) y Reckitt (Gran Bretaña). Los expertos insisten en que lo mejor para el bebé sigue siendo el pecho, pero que las leches de fórmula (mal llamadas maternizadas) son una buena alternativa, sin duda, pero sólo para cuando el pecho no es posible. Lo que no se puede aceptar, y que de hecho viola la normativa internacional, es la promoción de productos innecesarios con mensajes sin fundamento. Los expertos remarcan una vez más que el pecho (como alimento exclusivo hasta los seis meses de edad y luego como alimento complementario) permite que el niño desarrolle su máximo potencial. Todos los detalles en: www.thelancet.com/series/Breastfeeding-2023.