La edición "Todo Ubú", con traducción y prólogo de Julio Monteverde, constituye la versión más completa en castellano del gran ciclo de Ubú. Reúne no sólo las tres obras clásicas del corpus ("Ubú Rey", "Ubú Encadenado", "Ubú Cornudo"), sino que incorpora también "Ubú en la colina", pieza clave y menos conocida, junto con materiales inéditos hasta ahora en nuestra lengua. Entre estos últimos están los dos "Almanaques" completos y diversos textos dispersos en los que la redondeada sombra de Ubú se proyecta oblicuamente sobre otros escritos de Alfred Henri Jarry. Esta edición definitiva no se limita a compilar: reorganiza y contextualiza con precisión un universo verbal y escénico que anticipó la disolución sistemática del teatro tradicional.
Ubú,capitán convertido en rey por medio del asesinato, es una criatura verbal antes que un personaje dramático. No posee psicología, no tiene conflicto interno, no obedece a motivaciones complejas. Dice "¡Mierdra!" como fórmula motriz de su universo: un mundo regido por el absurdo, el apetito, la codicia y la reiteración. Su lenguaje, de invenciones fonéticas, estructuras infantiles y escatología funcional, destruye la gramática como forma de autoridad. Ubú no representa una persona, sino una categoría: el poder grotesco, el ridículo institucionalizado, la estupidez hecha sistema. En su marcha por Polonia, o por las alcantarillas del absurdo, Ubú despliega un modelo algorítmico de dominación: repetición, rapiña, destrucción, negación.
La figura de Jarry -nacido en 1873, muerto de alcoholismo y pobreza en 1907- desborda realmente su leyenda bohemia. Su rigor léxico y su oído para la disonancia lo vinculan más con la matemática que con el caos. Su invención de la "patafísica", definida como la ciencia de las soluciones imaginarias, no es una broma excéntrica, sino una operación teórica sobre los límites del lenguaje, la lógica y la representación. Fue leído con atención por los surrealistas, pero sin asimilarlo plenamente: Jarry no soñaba, calculaba. Su influencia se prolonga menos en el gesto político que en la arquitectura interna del sinsentido, y su sombra aparece en obras de Samuel Beckett, Eugène Ionesco, Antonin Artaud y el grupo Oulipo, que vieron en él un protoingeniero de la literatura potencial. En los años sesenta, una notable producción televisiva francesa adaptó Ubú Rey con fidelidad a su espíritu dislocado, reconociendo en él un precursor del teatro de vanguardia audiovisual.
Monteverde, en su traducción, conserva el ritmo, la sintaxis alterada y los juegos fonéticos del original, respetando su violencia verbal y su lógica interna. La edición incluye también los célebres dibujos del propio Jarry -figuras esquemáticas, de trazo duro y expresividad mecánica- que no ilustran tanto como replican visualmente la lógica disfuncional de sus textos. Ubú aparece allí como un ente geométrico, casi un pictograma del exceso, desplazando al cuerpo humano por una abstracción cóncava y coronada de espiral. Todo Ubú no es sólo una compilación: es una cartografía textual y gráfica del poder como delirio repetitivo. Ubú no es una metáfora. Es una fórmula.
"Todo Ubú", obra de Alfred Jarry, publicada por Editorial Pepitas de Calabaza. España, año 2018 (512 páginas).
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