Queridos Amigos. ¿Cómo están? Una vez más nos encontramos para compartir el mensaje bíblico, celebrando el quinto domingo de Pascua. Monseñor Enrique Angelelli, obispo y mártir nos decía "Hay que vivir con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio", pero no terminó bien. Fue "eliminado" por reclamar la justicia, por denunciar los atropellos, por defender a los pobres en su Diócesis de La Rioja.
Si acercamos nuestro oído a la vida de nuestro pueblo… ¿qué es lo que escuchamos? Muchas cosas. La gente está cansada, en muchos casos desencantada, porque está harta de los que dicen y no hacen. Hay mucho enojo. El pueblo pide a gritos que lo escuchemos, porque los ciudadanos no somos escuchados y a veces ni siquiera considerados como tales por los que nos gobiernan.
Muchos de nuestros legisladores, diputados y senadores, parecen estar desconectados de la realidad. Las prioridades de los ciudadanos no coinciden con sus agendas e intereses. A la gente le preocupa la inflación, la desocupación, la inseguridad, la educación, la salud, tener una vida digna. Y entonces pregunto... ¿qué les preocupa a los legisladores?
Lo que pasó con la denominada Ficha Limpia en el Congreso es una gigantesca derrota ética y moral a nivel nacional, a la vez que es un ejemplo más de nuestra triste realidad. Lo que debería haberse votado por unanimidad, se convirtió en un bochorno. No estamos bien, y no solo desde el punto de vista ético y económico. Hay otros ámbitos que nos preocupan.
Según el informe "Aprender Alfabetización 2024" del Observatorio de Argentina por la Educación, el 11% de los estudiantes del tercer grado en Argentina no sabe leer.
Y en Santa Fe estamos mucho peor: el 16%. A su vez, el Censo Nacional de 2022 reveló que más de 170 mil personas en la provincia de Santa Fe son analfabetos (fuente El Litoral, 11 de mayo de 2025). Es una tragedia. ¿Qué nos diría hoy Domingo Sarmiento?
Sin embargo, aun hoy, cuando se dan estos escenarios tan complejos como el de nuestra patria, San Juan nos sale al encuentro con un mensaje lleno de esperanza: "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén embellecida".
Es como si él nos quisiera decir "todo esto puede cambiar". Argentina puede cambiar; puede transformarse en una "tierra nueva", una patria próspera. Pero esta nueva realidad no se decreta, se construye; exige de nuestra parte optar por otros valores y tomar otras actitudes.
La elección del nuevo papa también produce una nueva esperanza. El nombre por el elegido León XIV no es pura casualidad, es "Providencia de Dios". Hace referencia al pontificado del papa León XIII y a su encíclica Rerum Novarum ("De las cosas nuevas"), a la "cuestión social".
Con esta encíclica la Iglesia Católica por primera vez en su historia se involucra oficialmente en los problemas concretos de los trabajadores. Se hace presente en el lugar donde debe estar.
Y esto es bello, porque donde un ser humano sufre, el mismo Dios sufre; donde el ser humano es humillado, explotado, el mismo Dios es degradado. ¿Cuánto le debemos al papa Francisco por ir abriendo nuestros ojos a la realidad, a los hermanos pobres y olvidados, a los inmigrantes? Sus viajes a la isla Lampedusa y a otros lugares nos despertaron a muchos.
Para ir logrando una "tierra nueva", un cambio tan necesario, el Evangelio nos recuerda que es fundamental poner en el centro a la "persona humana", que según la Doctrina Social de la Iglesia, es "el principio, sujeto y fin de todas las cosas y el mandamiento del amor debe orientar nuestra vida". Jesús hoy nos dice: "Ámense los unos a los otros, como yo los he amado".
Mis queridos Amigos. Me impactó mucho el papa León XIV, que en su primera homilía se refirió al "descuido de la misericordia": con claridad y firmeza señaló las atroces violaciones a la dignidad humana, la crisis de la familia, las innumerables heridas que afligen a nuestros hermanos y el "ateísmo práctico".
"Existen -nos dice- muchos entornos donde la fe cristiana se considera absurda, reservada para los débiles y poco inteligente. Existen entornos donde se prefieren otras seguridades, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer".
Eliminamos a Dios de nuestra vida, pero... ¿podemos vivir sin Dios? Pensemos por unos minutos, preguntándonos: ¿qué aporto yo para ir creando una patria nueva? ¿Qué lugar ocupa el otro, el hermano, en mi vida? No hay mundo nuevo sin hombres nuevos. Que Dios nos bendiga
"Fui elegido sin ningún mérito" (*)
En el marco de la misa inaugural de su flamante pontificado, Robert Prevost, el papa León XIV, saludó a todos "con el corazón lleno de gratitud" y con una de las frases más célebres de San Agustín: "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti".
El Santo Padre también recordó los últimos días, "vividos de manera intensa con la muerte del papa Francisco, que nos dejó como ovejas sin pastor". Pero, continuó, "a la luz de la resurrección, enfrentamos este momento y el Colegio Cardenalicio se reunió en cónclave para elegir al nuevo sucesor de Pedro, llamado a custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y -al mismo tiempo- afrontar las preguntas, inquietudes y desafíos de hoy".
"Fui elegido sin ningún mérito y, con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que desea hacerse siervo de la fe y de la alegría, recorriendo con ustedes el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una sola familia", remarcó León XIV, sin dejar de puntualizar que "jamás hay que ceder a la tentación de ser un líder solitario o superior a los demás". Además, destacó las dos dimensiones de la misión que Jesús confió a Pedro: el amor y la unidad.
Jesús recibió del Padre la misión de "pescar" a la humanidad para salvarla de las aguas del mal y de la muerte, recordó el pontífice: "Esta misión permanece vigente hoy: lanzar siempre y nuevamente las redes, y navegar por el mar de la vida para que todos puedan reencontrarse en el abrazo de Dios. Esta tarea es posible porque Pedro experimentó en su propia vida el amor infinito e incondicional de Dios, incluso en la hora del fracaso y de la negación. A Pedro, por tanto, se le confía la tarea de 'amar más' y dar su vida por el rebaño".
El ministerio petrino está marcado precisamente por este amor oblativo, resaltó el papa, "no se trata nunca de capturar a los demás con prepotencia, propaganda religiosa o medios de poder, sino siempre y únicamente de amar como lo hizo Jesús".
(*) Fragmento del mensaje de León XIV, como parte de la homilía de la misa de inicio de su pontificado, 18 de mayo de 2025. Nota de Bianca Fraccalvieri para Vatican News.
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