Por Bárbara Korol

Al viento que perdonó mis poemas

Una bocanada rabiosa de aire despeinó las hojas de los pañiles y enredó mis pensamientos. El viento evolucionaba su caudal potente en cada nueva ráfaga y rugía su implacable condena con fuerza salvaje. Los árboles se agitaban frenéticos y amenazantes.

Bárbara Korol

 18:22