Por María Gabriela Pauli
Por María Gabriela Pauli
El 23 de octubre de 1902, el periódico santafesino Nueva Época, anunciaba la visita del presidente Julio Roca a la ciudad de Santa Fe. El acontecimiento que lo traía a la capital provincial era la inauguración de la estatua del General San Martín en la plaza que hoy lleva su nombre, y el diario daba cuenta de la importancia del acto en cuestión:
A medida que se aproxima la fecha en que van á tener lugar las grandiosas fiestas con que solemnizaremos la inauguración de la estatua al general San Martín y la visita del primer magistrado del país, avívase el entusiasmo público al propio tiempo que se redobla actividad en el sentido de que los preparativos corresponden por completo al éxito tan justamente anhelado (…) Santa Fe cambiará de aspecto en aquellos días esperados ya con impaciencia: sus calles, sus plazas, sus edificios, se presentarán deslumbrantes, ye en sus salones y en sus paseos vibrará sonora la nota del íntimo y general regocijo.
El próximo 30 de octubre se cumplirán 120 años de aquel suceso, y nos pareció interesante recordarlo, en parte, porque no era habitual en aquella época una visita presidencial, pero también y muy especialmente por el significado político del paso de Roca por Santa Fe.
Los apretados lazos que unían a Santa Fe con el gobierno nacional desde 1898, año de la asunción de Julio Roca a la primera magistratura, significaron que la provincia se alineara incondicionalmente a la Nación, pero también fueron un fértil campo para contar con apoyo a obras de la política provincial santafesina. La visita es, ella misma, un gesto político del presidente que elige Santa Fe y este acto en particular para manifestar su respaldo al gobierno de Rodolfo Freyre.
Para aquellos años, se había iniciado la construcción del puerto del Rosario, y la capital provincial no quería quedarse atrás. Más allá del interés por el progreso de la ciudad, se aspiraba a contar con un puerto moderno y de ultramar que facilitara la salida de la producción regional del hinterland santafesino. La ciudad tenía dos puertos en Colastiné: el Puerto Nuevo al norte y el conocido como Colastiné sur, ambos con calado suficiente para el comercio exterior. Por el Puerto Nuevo se comercializaban los rollizos que se traían desde La Forestal con fines de exportación, y por el Puerto de Colastiné Sur, se comercializaban cereales, mercaderías en general y extracto de quebracho.
Sin embargo, un grupo de comerciantes y empresarios santafesinos, bregaban por la construcción de un nuevo puerto en el centro mismo de la ciudad, aduciendo a las dificultades para el acceso hasta Colastiné, aun cuando este estaba garantizado por la llegada del ferrocarril francés. Nueva Época, se hacía eco de esta demanda y afirmaba:
La próxima llegada á ésta del general Roca y del doctor Civit va á presentar una ocasión propicia para que esas altas dignidades nacionales de influencia casi decisiva, puedan apreciar de visu las razones que asisten para que esta ciudad sea preferida á objeto de la construcción de puerto y para que cuanto antes se practiquen las importantes y necesarias obras.
Informados extensamente como deben serlo el presidente de la república y su ilustrado secretario de estado en el departamento de obras públicas de las aspiraciones y de las necesidades de este pueblo y después que realicen un viaje de observación á Colastiné y á los terrenos que con destino á puerto se hallan dispuestos en esta capital, triunfará indudablemente la razón y la justicia y Santa Fe tendrá el adelanto que más necesita.
El periódico, seguía argumentando en torno a la necesidad de atender apropiadamente a los visitantes:
(…) es por lo tanto razonable que esos altos funcionarios de quienes una mejora tan preciada se espera, sean recibidos y agasajados por este vecindario como á su elevada posición y autoridad corresponde, como á huéspedes distinguidos y como á personalidades de quienes se va á solicitar un inapreciable bien.
Refería que la visita contó con la presencia de delegaciones de todas las entidades representativas de la ciudad, entre las que enumera al "Club del orden, el Club comercial, la Unión universitaria, la comisión Pro puerto, el Centro español" que esperaron al presidente y lo acompañaron en actos públicos y eventos más selectos, como una fiesta en su honor en los salones del Club del Orden, o los festejos en el Tiro Federal.
Sobre estos últimos, otro periódico santafesino Unión Provincial, nos cuenta acerca de: "la celebración del primer campeonato de la Copa de Honor instituida por el gobierno de la provincia" en el Tiro Federal, cuyas instalaciones se adornaron con banderas argentinas y bancos en los jardines, y se sirvió un banquete en la galería.
Debemos decir, que los esmerados agasajos al presidente y su ministro de Obras Públicas, dieron su fruto. Al año siguiente, Santa Fe conseguía la aprobación del proyecto para la construcción el puerto de ultramar, con un financiamiento del 50% de parte del Estado Nacional.
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos.
Los apretados lazos que unían a Santa Fe con el gobierno nacional desde 1898, año de la asunción de Julio Roca a la primera magistratura, significaron que la provincia se alineara incondicionalmente a la Nación, pero también fueron un fértil campo para contar con apoyo a obras de la política provincial santafesina. La visita es, ella misma, un gesto político del presidente que elige Santa Fe y este acto en particular para manifestar su respaldo al gobierno de Rodolfo Freyre.