Para escribir estas crónicas suelo nutrirme de sucesos reales pero, en gran medida, completo la historia dejando volar mi imaginación literaria con el propósito de hacer más atractivo el relato. Pues bien, en la entrega de hoy me vi obligado a invertir la fórmula. Es que la realidad de los hechos que voy a contar son increíblemente fascinantes y no requieren más que algunos mínimos toques de ficción. En otras palabras, más que un relato fantasioso lo que hoy cuento es un testimonio. Un testimonio olvidado.
En Santa Fe, y sospecho que en el mundo, no existe documentación oficial que recuerde lo que pasó con el velero Moun Rainier. Quizás porque en aquellos años no había medios de comunicación tan potentes como los de hoy en día, cuando cualquier "sonsera" tiene cobertura internacional y en varias plataformas. ¿Se imaginan ustedes si este hecho pasara en estos días? Un enorme barco de cien metros de eslora, cuatro mástiles y ochenta tripulantes quemándose durante cuatro días frente a la ciudad capital de la segunda provincia de Argentina…
Sin embargo aún queda un último recurso. La memoria de los protagonistas. Me he contactado con mucha gente cercana al puerto y solo uno supo contarme algo del velero alemán. Egar "Pilu" Castillo es un timonel conocido y apasionado de la vela. Hablamos por teléfono y quedamos en encontrarnos en el Yatch Club. Me ve llegar y, para romper el hielo, me dice: la última vez que te vi estabas en brazos de tus padres…
- ¿Decime qué sabés del Moun Rainier? (me largó mirándome a los ojos, increpante)
- Muy poco, solo lo que leí en una nota de El Litoral de 2023 que hace referencia a otra del año 1969 y algo del Museo del Puerto. No mucho más.
- Bueno, entonces sabés que se hundió acá enfrente en enero de 1919 y que en la bajante de 1969 se volvió a asomar a la superficie, acá en el canal de derivación norte.
- Sí eso dice la nota. Y también dice que era un hermoso velero blanco, con cuatro palos y casco de madera estilizado.
- Te explico (dijo Pilu, mientras revolvía su taza de café). El Moun Rainier fue fabricado presumiblemente en la década de 1860 en Hamburgo, porque era desde ese lugar que llegaron los barcos más importantes de Alemania. Era lo que se denominaba un clipper.
- ¿Un clipper?
- Sí, clipper, es que, por aquella época comenzaban a imponerse los cambios tecnológicos. Cascos de acero, y a vapor. Las velas estaban pasando a retiro; al menos en barcos mercantiles. Como último intento por acelerar los viajes, los astilleros de Europa y Estados Unidos idearon los clippers, veleros estilizados y con gran velamen. Llegaron a tener hasta cinco mástiles.
- ¿Pero para qué tanta velocidad? (interrumpí)
- Es que competían con los barcos a vapor, que no eran rápidos pero navegaban a velocidad constante, sin depender del viento. Los países del Atlántico tenían que llegar al Pacífico por el Cabo de Hornos.
- ¿Seguramente en busca de Oriente? (volví a interrumpir presuntuoso)
- No, eso fue en los primeros tiempos. A finales del siglo XIX en el Pacífico había dos destinos muy importantes, dos destinos que requerían velocidad: la fiebre del oro en California y la sal en Antofagasta.
- ¿Vos me decís que el Moun Rainier hacía ese recorrido?
- Seguramente.
- La nota de El Litoral decía que posiblemente había sido esclavista.
- No lo creo. Es que el testigo que dio aquella nota, un tal Don Leónidas, había visto, en la baja cubierta, bancos con grilletes. Los veleros pasaban grandes temporadas en alta mar y era muy común que a los marineros indisciplinados se los castigue encadenándolos en la bodega.
- Es posible, ya algo de eso había leído. En definitiva, el velero llegó a Santa Fe por el canal de acceso, cargó quebracho y tanino de La Forestal y luego se incendió antes de volver a Alemania. ¿Fue así?
- Sí, pero no se incendió… lo incendiaron.
- ¿Cómo es eso?
Mi interlocutor, posiblemente quien más sabía de navegación a vela en la zona, terminó su café y se puso en postura seria, como queriendo dar énfasis a sus palabras. Se aprontaba a decir lo que quería destacar.
"(…) Seguro que en el fondo del río está todo, incluso los aparejos".
- El Moun Rainier era de una naviera privada pero estaba al servicio de Alemania en tiempos de la primera guerra mundial. De hecho, venía a nuestro puerto a buscar insumos para la guerra, tanino para curtir los cueros de los borceguíes de soldados y quebracho para las trincheras y bases de los cañones. La gran guerra había terminado con la rendición de Alemania en noviembre de 1918, el Moun Rainier se incendió en enero de 1919. Pocos días después.
- ¿Vos insinúas que desde Alemania le pidieron al capitán que queme el barco para que no caiga en manos enemigas?
- Claro que sí, era una práctica común en aquella época. Se hizo lo mismo con muchos barcos de las potencias centrales, anclados en puertos extranjeros.
- ¡Linda historia! Seguro, desconocida por la mayoría de los santafesinos.
- ¿Sabés que en 1969 se trató de reflotar varias veces y no se pudo? Es que la pinotea con que se hacían esos buques aguantaban la humedad pero se volvían muy pesadas y cuando se terminaban pudriendo se rompían muy fácilmente.
- ¿Vos crees que todavía estará ahí abajo?
- Sin dudas, los herrajes eran de bronce y los clippers tenían aparejos de primerísima calidad. Seguro que en el fondo del río está todo, incluso los aparejos.
- ¡Qué locura, semejante historia ahí hundida para siempre!
- Para siempre. O, al menos hasta que en alguna bajante alguien se anime a recuperarlo.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.