Me gustó lo que vi...
Me gustó lo que vi...
"Y me vi al espejo, con todos mis años y mis kilos de más y una que otra imperfección. ¿Pero saben algo?: me gustó lo que vi frente a ese espejo y me dije: eres guapa mujer, a pesar de que tu cuerpo ha dado vida varias veces, eres guapa... Eres inteligente, has sacado adelante a tu familia, callaste tus miedos, para dar seguridad a los tuyos... Eres productiva y altamente activa; no le temes a la competencia en el trabajo... Eres un poema, puesto que conoces todas las emociones y sentimientos en carne viva y de eso puedes hacer grandes y bellos versos... Eres un libro de historia, puesto que de tus otoños vividos y de los que te resten por vivir, puedes editar y compartir tus experiencias vividas... Eres fuerza y coraje y a la vez miedosa y temerosa, y con ansias inmensas de protección... Me gustó lo que vi frente al espejo: toda una mujer, afortunadamente perfectible ante sus errores, pero siempre conservando en su interior el candor de la niña que cree en los sueños y los cuentos de hadas".
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Perros abandonados
"Vivo a la vuelta del cementerio municipal, en Estrada 5368. Hace unos días, publiqué un mensaje sobre la abundante basura dispersa por toda esta zona y la gran cantidad de animales abandonados que hay. Ahora quiero volver a hacer énfasis en la gran preocupación que tengo por los perros de la calle. Ellos ya me conocen y vienen a mi casa a pedirme comida. Yo les doy a mis propios perros y no me alcanza para tantos. Por eso, quiero saber si hay alguna entidad que me pueda donar alimentos. En una oportunidad, una señora me prometió 50 kilos, pero nunca más apareció. Lamentablemente, soy una persona de muy escasos recursos y no me alcanza para poder comprarles el alimento, sea balanceado, huesos, achuras, etc.; pero tengo un amor indescriptible por los animales y no puedo mirar para otro lado e ignorarlos. Le agradezco mucho al diario, que siempre publica mis mensajes; y a quien/es puedan ayudarme con este pedido y necesidad, desde ya: ¡¡gracias, gracias, gracias!!".
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Enseñanza y educación
"Viví en una época en que nuestros padres nos enseñaban, porque era enseñanza y educación, que cada vez que dejábamos una habitación debíamos apagar la luz. En el baño, no abusar del agua y del grifo abierto. Usar el teléfono solo lo necesario, y todo así... ¿Qué nos llevó al desborde consumista de hoy y por qué? La respuesta está en el cambio de paradigma de la llamada posmodernidad, a partir de los años 1990. La civilización, sistema de intereses individualistas y consumos materiales como remedo de la felicidad existencial, ha triunfado sobre la cultura, sistema de valores y principios, idiosincrasias e ideales solidarios. En todos los niveles hace pensar que las prioridades de hoy, en jóvenes de 18 a 24 años en Argentina, son primero las parejas, segundo los amigos y tercero los padres o familiares. Esa pérdida de autoridad paterna permitida y acrecentada en la pérdida de autoridad en la escuela formativa, más la propia desidia de una docencia militante, adoctrinante (ella misma sin valores) catapulta el sino de la sociedad moderna y el hombre qualunque (el hombre común) de Ingenieros. Como decía ya en los años 70, adelantándose a un proceso hoy consumado, el sociólogo crítico Herbert Marcuse, en su obra 'El hombre unidimensional', ¿qué es el hombre hoy sino un robot manejado a distancia? El hombre del 'se dice, se hace; no yo digo, yo hago'. Un hombre cuyo yo interior es un mero reflejo de su yo exterior. Un hombre que ha perdido todas las dimensiones del análisis crítico para quedar subsumido en una única dimensión: la del consumo de bienes, ideas e ideologías, por obra de la propaganda y la publicidad. El hombre del discurso tecnológico único. Ya no hay tiempo de retroceder, pero sí de recapacitar para qué queremos y necesitamos realmente las tecnologías y de recuperar la autoridad familiar y docente".
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Llegan cartas
La casa de los padres
Quiero compartir esta linda reflexión, que nos remite a valorar aquellas pequeñas grandes cosas que cimientan nuestra vida.
Es la única casa a la que puedes ir decenas de veces sin invitación.
La única casa donde puedes poner la llave en la puerta y entrar directamente.
La casa que tiene ojos amorosos que miran fijamente la puerta hasta que te ven.
La casa que te recuerda tus días sin preocupaciones, la estabilidad y tu felicidad durante tu infancia.
La casa en la que tu presencia y la mirada en los rostros de tu madre y tu padre son para ti una bendición; y tu conversación con ellos es una recompensa.
La casa que si no vas, el corazón de sus dueños se acongojará.
La casa en la que se encendieron dos velas para iluminar el mundo y llenar tu vida de felicidad y alegría.
La casa donde la mesa del comedor es pura para ti y no tiene hipocresía.
La casa que si llega la hora de la comida y no comes, el corazón de sus dueños se romperá y enfadará.
La casa que te ofrece todas las risas y felicidad.
Oh niños, averigüen el valor de estas casas antes de que sea demasiado tarde.
Afortunados son aquellos que tienen la casa de sus padres para ir y compartir con ellos.