Leandro Busatto: "Soy un militante que defiende la gestión de Alberto y de Cristina"
El jefe de diputados justicialistas cree que es un error hacer un peronismo comarcal. Habló del rol de la policía, de la necesidad de reconstrucción de los barrios y de tejer un acuerdo social con la política y entidades para avanzar en un proceso de pacificación de la sociedad.
Para Busatto, Santa Fe necesita un gobierno que revitalice los circuitos entre la política y la sociedad. Crédito: Mauricio Garín
Leandro Busatto preside el bloque de diputados provinciales del PJ, aspira a ser gobernador en las elecciones de septiembre y se diferencia del gobierno provincial en la relación con la Casa Rosada. Considera erróneo hacer un peronismo comarcal y entiende que Santa Fe recibe lo que lo corresponde del gobierno central.
- Usted quiere ser gobernador de Santa Fe ¿por qué?
- La provincia de Santa Fe necesita un gobierno que revitalice los circuitos entre la política y la sociedad. Se cumplen 170 años de la Constitución alberdiana, 40 del retorno democrático, 80 del ascenso del peronismo al poder, 50 del último triunfo de Héctor Cámpora. Todas fechas que de alguna u otra manera signaron a la política en una época bisagra. En la pospandemia, la sociedad necesita generar nuevos liderazgos que permitan plantear los desafíos en los próximos 10 o 20 años. Creo que con 43 años estoy en condiciones de dar una discusión para tratar de enfocarme en los problemas actuales, pero también abordar los desafíos futuros que la política tiene para con la sociedad, en una situación donde los flujos entre la política y la sociedad muchas veces aparecen cortados, aparecen dinamitados. Hay una crisis muy fuerte de liderazgos, no de representatividad, y la crisis tiene que resolverse con emergentes y con pasos hacia adelante. Es un paso hacia adelante para hablar de una provincia que ratifique lo que se ha hecho bien y que rectifique algunas cosas que -yo creo- no se han podido rectificar en estos tiempos particularmente en los últimos veinte años.
- Uno de los grandes desafíos es la seguridad pública, hoy en el eje de la tormenta pero que es el gran tema para el gobierno que viene
- El problema grave es que la política de seguridad ha sido víctima de una desgobernanza por parte de la política en los últimos quince años. El desgobierno está básicamente en tres o cuatro cosas visibles. Primero, la idea de que la política de seguridad es una política de gobierno de Estado. Cuando crees que es una política de gobierno, cada uno viene con su manual, asume con sus premisas y termina fracasando o triunfando en la creencia de que las cosas tienen que ser imagen y semejanza de uno. Eso obstruyó el diálogo con la oposición, con los tres poderes de Estado y de alguna u otra manera despojó a que la sociedad discuta la política de seguridad en los últimos 10 o 12 años en Santa Fe. Debemos recuperar el concepto de política de seguridad como política de Estado independientemente del gobierno de turno, eso te impide pensar que vas a resolver el problema en dos, tres o en cuatro años. Tomar seguridad como política de Estado obliga a generar un proceso de diálogo y de consenso político y social que hoy no está presente en Santa Fe. En la Legislatura hemos tenido enormes dificultades para trabajar en tres o cuatro premisas mínimas que permitan darle estabilidad a la política de seguridad y que permitan alejarse de la tentación de discutir nombres propios por sobre las ideas. Hemos discutido (Marcelo) Sain si, Sain no; (Rubén) Rimoldi si, Rimoldi no, y no hemos discutido piedras basales de un proceso de seguridad que transporte a la policía para los próximos veinte años.
No duda Busatto en marcar que la seguridad debe ser política de estado y trabajada entre todos los espacios políticos. Crédito: Mauricio Garín
Otro problema -fundamentalmente de las fuerzas progresistas o populares en Argentina- es que la última experiencia traumática de la dictadura cívico-militar obstruyó que el peronismo y muchas fuerzas políticas discutiéramos cuál es el rol de la fuerza de seguridad en democracia, cómo construir un concepto de seguridad como derecho. Nuestro trauma, no en términos generacionales, pero sí de espacios políticos, obturó un debate que se fue llenando de consignas vacías, muy efectistas pero vacías, y que ha impedido que la política debata en serio cuál es el rol de la policía, cómo tenemos una mejor policía, cómo se construye un concepto de seguridad ciudadana, cómo construir un concepto de orden en serio, conceptos que la democracia todavía no metabolizó y que parecen, en algún punto, todavía demasiado arraigada la última experiencia traumática de la dictadura cívico-militar.
Por último, hay que iniciar un proceso en serio de convergencia con la inversión en los sectores populares. Santa Fe es una provincia rica, pero su pueblo no vive, en algunos lugares, dignamente. Hay que hacer un esfuerzo importante, el Ministerio de Deporte, como hemos planteado, para fortalecer la estructura social de los clubes; doble escolaridad, con jornadas extendidas en los sectores más vulnerables para que los chicos, además de tener clases, tengan teatro, música, literatura y actividades que le permitan fortalecer su propia identidad y la identidad del barrio; y un proceso de inversión para que Santa Fe tenga la posibilidad de trabajar en conceptos básicos como el abordaje de los consumos problemáticos a partir de la salud pública. No tenemos un efector público que trabaje en serio la problemática. No es por falta de voluntad de los médicos, sino por falta de infraestructura del Estado y por no dimensionar realmente el problema de los consumos problemáticos, independientemente de si la discusión legalizamos o no la droga.
-. Usted habla, pone el acento en un tema que no hablamos, decimos hay narcotráfico, pero hay consumos también por lo que hay gran demanda y poco apoyo en materia de salud
- Los santafesinos tenemos una serie de problemas en el gran problema de la seguridad. Nos quedamos, a veces con la foto, y no vemos la película. El narcotráfico, además de importar un delito muy fuerte en términos organizacionales, tiene desprendimientos que son dramáticos. El consumo problemático es uno, y la falta de abordaje por parte del Estado es la consecuencia más nefasta. El lavado de activos es otro. A la política le cuesta mucho mirar y que ha tardado demasiado en empezar a explorar. La idea de una sociedad sin ningún tipo de orden y de control en las cuestiones que tienen que ver con la fuerza de seguridad pública hace que la calle haya perdido determinados ámbitos en donde poder regenerar algún nivel de tejido social. El próximo gobierno tiene que trabajar fuertemente en la investigación del lavado de activos, que enjuaga dinero ilegal, pero también enjuaga dinero legal; trabajar en la problemática de los consumos, con los chicos; trabajar en recomponer el ámbito público, el espacio público, como un espacio ganado por la comunidad.
En la Argentina y en la provincia de Santa Fe, después de 40 años, hay un proceso de fragmentación social que tiene que empezar a ceder en función de reconstruir comunidades. Cuando vos ibas a un barrio hace 20 años atrás tenías la iglesia, el club y la escuela. Hoy tenés 55.000 asociaciones civiles que trabajan en temas parecidos, pero ninguna se junta con otra. Ese proceso de atomización de las organizaciones sociales también es producto de las políticas neoliberales, de focalización de las políticas sociales, y ha traído como consecuencia directa en los barrios populares que una organización trabaja al lado de la otra y no saben que existen. Hay que apoyarse en iglesia, clubes, escuela, y algunas instituciones da referencia de la comunidad.
- La política perdió la militancia, y en muchos barrios los narcos se hicieron cargo de la ayuda social
- En materia de seguridad, la idea de la policía o de la política o del gobierno de seguridad con esta idea del doble pacto, política-policía, policía con algunos sectores del delito, se rompió con el narcotráfico. Los volúmenes económicos y los niveles de complejidad del narcotráfico superan lo que históricamente regulaba la policía en el mundo del hampa (prostitución, juego clandestino, quiniela). Eso ha traído un proceso de copamiento y de crecimiento de las bandas vinculadas al narcotráfico, o al crimen organizado, que a su vez con el retroceso de las políticas de ocupación del Estado fueron ganando lugar. Un narcotraficante que se instala en un barrio probablemente no sea fuerza de fuego, después pacifica el barrio otorgando herramientas que el Estado dejó de hacer. Caso puntual, Zurdo (Sergio) Villarroel en Alto Verde, fundó Defensores de Alto Verde, daba servicio de cable gratis a los vecinos y de alguna u otra manera había pacificado al barrio porque había menos violencia. Tareas elementales del Estado fueron asumidas por una persona con actividades ilícitas pero que a los vecinos les terminaba resultando mucho más cercano a lo que el Estado estaba generando.
- Busatto dónde se situó en la política ¿cómo un defensor de las políticas del Gobierno Nacional? Ante esta diferenciación que hacen referentes del gobierno provincial del nacional ¿dónde se ubica?
- Soy un militante peronista que defiende la gestión nacional de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Es una gestión, que a pesar de las dificultades que ha tenido, a pesar de las situaciones negativas, ha buscado retomar el rumbo en la Argentina de la producción y el trabajo. La producción y el trabajo fueron los dos grandes factores agredidos por las políticas anteriores, -las de Macri- y ahora han intentado recuperarse en función de haber puesto de vuelta primera y proa rumbo a un proceso productivo que incluya y que genere trabajo. Las experiencias comarcales de los partidos políticos como el peronismo siempre fueron experiencias de corto plazo y que han tenido, para mí, experiencias más de desintegración que de integración. ¿Alguien puede creer que a Santa Fe le va a ir bien si a la Argentina le va mal? Creo que no. Plantearse la santafesinidad es un error estratégico que lo único que busca es tratar de que nosotros discutamos cosas que no tienen que ver también con el orden del país. Lo que hay que hacer no es dejar de discutir el país, lo que hay que hacer es poner a Santa Fe en los primeros planos nacionales para poder discutir políticas nacionales que también redunden el beneficio para la provincia.
- ¿Considera que hay olvido del gobierno nacional para con Santa Fe?
- No, al revés. Lo que hay es una memoria bastante selectiva de algunos dirigentes de la provincia que reciben un montón de obras y que reciben un montón de situaciones vinculadas a la Nación y que a veces prefieren olvidar. No hay olvido ni de Nación para Santa Fe ni tampoco hay olvido de Nación para con ninguno municipio. Lo que hay que discutir, y esto probablemente no sea tarea de este Gobierno, sino de los que vienen, es un rumbo diferente a la Argentina. La Argentina, si no modifica su composición económica, social, inclusive jurídica saliendo de 170 años de la Constitución alberdiana, va a ser un país inviable a menos que vivas en Capital Federal. Están atados los resultados productivos, económicos, financieros para que solamente Capital Federal sea parte de un país que necesita crecer en otros lugares como crece en Capital Federal. En Santa Fe lo que hay que lograr es trabajar para tener una provincia mucho más inserta en la discusión nacional, que permita modificar el rumbo a la asignatura de recursos y también, algunas políticas que llegan demasiado tarde. Pero de ninguna manera ha habido discriminación ni falta de obras nacionales en Santa Fe. Al contrario, ha habido muchísimas políticas proactivas que permitieron recuperar el trabajo ATP, Repros en la época de la pandemia, políticas de promoción del empleo que se han ido complementando con políticas provinciales y que le han permitido a Santa Fe recuperar el rumbo productivo y de trabajo.
La discusión interna
- ¿Usted cree que los sectores del propio peronismo que apoyan y que coinciden con usted en el apoyo al gobierno nacional van a estar unificados en esta elección que viene? ¿Están trabajando en eso o cada uno va a hacer su juego?
- La unidad en el 2019 era un concepto inercial. Venía una ola de andamiajes de procesos de unidad en función del rechazo a las políticas de Macri y en función del encuentro y del desencuentro. Lo que la dirigencia política tenía que hacer era no romper esa unidad que el pueblo argentino estaba generando y gestando. Este año es diferente; no es una unidad inercial, es una unidad que hay que generarla y recomponerla después de que se rompió. Se rompió porque el gobernador de la provincia de Santa Fe, llegó con el esfuerzo de todo un espacio político que es el peronismo y sus distintas variables e intentó -automáticamente- construir un peronismo mucho más pequeño y más a semejanza de él. Para que haya un proceso de unidad diferente, primero hay que aceptar que el peronismo tiene una variedad de actores y de actrices que hay que respetar y que hay que ponderar. Segundo, hay que trabajar en un programa de gobierno que contemple las miradas de todos los sectores. Tercero, hay que poner en marcha un proceso de participación en el gobierno y en la discusión política del peronismo que hoy no está presente. Es un peronismo demasiado pequeño el que gobierna respecto al peronismo con el que yo imagino. Hay que llamar a construir un peronismo mucho más grande, inclusive que trascienda la frontera del PJ.
El rol de la policía, la reconstrucción de la inversión social en los barrios, y un gran acuerdo político y social, no solamente con la fuerza de la democracia de Santa Fe, sino con instituciones eclesiásticas, clubes, escuelas, para poner primera como sociedad y avanzar de cara a un proceso de pacificación que hoy no tenemos.
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