/ Actualizado al Domingo 2.4.2023
9:31
Este año se cumplen 40 de la recuperación de la democracia, un hito en la historia argentina que se celebra con memoria y se debate con reflexiones desde todos los campos del pensamiento. La Universidad Nacional del Litoral decidió hacerlo también desde la perspectiva de género y para eso convocó a Mabel Bianco, médica feminista con una impresionante trayectoria en materia de militancia, reconocida en el mundo y también en el país donde referentes de todas las edades saben de memoria su nombre, su apellido y su prédica en favor de los derechos sexuales y reproductivos.
Bianco disertó el jueves pasado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, y se hizo un tiempo para dialogar con El Litoral. En ese marco dejó una frase que sintetiza pasado y presente del feminismo, y resulta casi una invitación (o un guiño) a las nuevas generaciones: "Todo lo que hicimos unidas lo ganamos".
- ¿Por qué es necesario abordar los 40 años de democracia desde una perspectiva de género?
- Es fundamental porque hay que recordar que el movimiento feminista que existía en el país estuvo sumergido; con la dictadura no se podía hablar.
Es importante recordar a las nuevas generaciones que no puede haber igualdad de género si no hay democracia y vigencia de los derechos humanos. La igualdad se basa en los derechos de las personas y los derechos de las mujeres, de las diversidades y de todos.
En la medida en que se corta eso en los gobiernos autoritarios, que pueden no ser dictaduras tradicionales sino que lleguen por los votos pero sin vigencia democrática, la gente no tiene independencia para opinar y ahí no podemos hablar de igualdad de género.
Por eso son tan importantes para nosotras estos 40 años, porque es revivir cuando reaparecimos y salimos de las cuevas; con las organizaciones gubernamentales, mujeres políticas, mujeres periodistas que ya estaban con las ideas del feminismo y de la igualdad de género pero permanecíamos under, no podíamos levantar la cabeza.
- ¿Qué pasó con el feminismo a partir de 1983?
- Es interesante recordar cómo se fue dando ese crecimiento e incluso se empezó a institucionalizar. Con la democracia se creó el Ministerio de Salud y Acción Social y en la secretaría de Desarrollo Humano y Familia, estaba la Dirección de la Mujer a cargo de Zita Montes de Oca, que fue el germen de la subsecretaría (de la Mujer). La Dirección fue el lugarcito donde empezamos a confluir.
A mi me tocó crear el programa Mujer, Salud y Desarrollo que venía proponiendo la Organización Mundial de la Salud. Hay que pensar en qué momento estábamos; en el año 1975 fue la conferencia mundial de la mujer en México; en el '80 la de Copenaghe y ahí se empieza a hablar de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (Cedaw). Todo eso ocurrió hasta que salimos en el '83 y ese fue el gran momento, porque incluso ratificamos la Cedaw ante el Congreso que ahora estaba democráticamente constituido.
En medio de todo ese contexto tan interesante se realiza, en 1986, el Primer Encuentro Nacional de Mujeres, que recuerdo como un hecho muy novedoso porque nos juntamos todas: las unas, las otras y las de más allá, también las chicas de Ammar (Asociación de Mujeres Meretrices) que pudieron hablar con el presidente, con el ministro. Eso fue revolucionario.
- Fue una verdadera primavera democrática.
- Fue una época de efervescencia: en el movimiento de mujeres trabajaban organizaciones no gubernamentales, académicas, asociaciones como Ammar y otros grupos de base, pero junto con ellas estaban las mujeres políticas y muchas de las que habían entrado en el Parlamento.
Lo lindo de esa época era que no interesaba el partido político; todas teníamos la misma idea y nos juntábamos y no interesaba esa pertenencia; ese era el objetivo.
- De ahí a la promoción de leyes con perspectiva de género había solo un paso.
- Cuando una mira hacia atrás, en los primeros años de la recuperación de la democracia se concentra la gran cantidad de leyes -algunas muy importantes- sobre todo aquello que estaba postergado. La primera, que es a la que se refiere Raúl Alfonsín en su discurso de clausura de la campaña electoral, fue la de Patria Potestad Compartida.
Después vino la ley de Divorcio que a nosotras, en realidad, no nos interesaba tanto. El divorcio no era solo para las mujeres; lo que nos interesaba, y ahí fue clave Florentina Gómez Miranda, eran todas las otras cosas que no teníamos en la sociedad conyugal: ni derecho a fijar el domicilio, ni a tener bienes a nuestro nombre porque éstos pasaban a ser de la sociedad conyugal, no teníamos derechos sobre nuestros hijos, teníamos que usar el "de" en el apellido. Es importante todo lo que significó la reforma que vino en ese paquete.
Ahí también aparecieron las principales oposiciones porque las leyes estaban en función de igualar los derechos para las mujeres y estaban quienes ya percibían que la cosa venía para un cambio y pensaban: "si pasa esta ley va a venir el aborto". Y tal cual, nosotras queríamos que vinieran otras cosas. Pero bueno, nos llevó todo ese tiempo (la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo se sancionó el 30 de diciembre de 2020).
Junto con eso tuvimos leyes que a veces se olvidan pero que son muy importantes. Florentina insistió con una ley que apoyé porque conocía del tema por estar en el área salud, que fue el derecho a la obra social: como no existía el divorcio, teníamos una cantidad de concubinas sin ese derecho. Los hijos eran reconocidos pero ellas no.
Y lo que pasó fue que con esa ley se beneficiaron también muchos hombres: en el último tiempo de la dictadura cerraron industrias y muchos perdieron su trabajo. Quedaban las maestras, las enfermeras y otras trabajadoras que tenían obra social y no se la podían pasar a ellos, entonces los concubinos también se beneficiaron con la ley. Florentina decía: "Tienen que explicar que en las leyes que sacamos para las mujeres la contrapartida también es para los hombres. Porque esto de la sociedad conyugal es para los dos".
Luego entramos, sobre el fin del período de gobierno de Alfonsín, en un amesetamiento, en el cual las leyes no fueron tantas pero fueron permanentes; nunca paramos
- Y más tarde llegó la ley de Cupo.
- En 1991 (ya en la presidencia de Carlos Menem), otra de las leyes que tuvimos las mujeres unidas fue por el cupo. ¿Cómo lo logramos? Salíamos todas juntas, no interesaba el partido político ni la ONG; éramos un solo grito, un sola cosa, un solo pedido. Todo lo que hicimos unidas lo ganamos.
No hay que tener miedo de las divisiones si somos capaces de unirnos por el objetivo. Pero si la división se basa en posiciones de partidos políticos o sectores de interés, como las iglesias, se vuelve difícil porque nos sumerge y tenemos que obedecer a eso.
- Ya hay paridad. ¿Te imaginaste que iba a llegar también esa instancia?
- No, pero me acuerdo cuando empezamos a hablar del tema porque fue de las primeras veces en que Florentina me retó en público: me decía "nena, no podemos con la paridad". Y yo le decía que si.
Ahí también se dio la unión de los distintos partidos políticos y ahora sigue con Ojo Paritario, un observatorio que verifica su aplicación y está liderado por mujeres del radicalismo (María Luisa Storani) y del peronismo (Marcela Durrieu); cada vez que hay un problema de incumplimiento vamos todas. Porque una cosa es hacer la ley y otra cosa es asegurarse de que se cumpla.
Perfil
Mabel Bianco es médica feminista, coordinadora de la Campaña Internacional "Las Mujeres No Esperamos. Acabemos con la Violencia y el VIH. YA!" y del Grupo Internacional de Mujeres y el Sida. Además preside la Coalición de Mujeres y Sida.
En 1989 creó Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), una ONG que desarrolla investigaciones, incidencia política, capacitación, y promueve la igualdad y los derechos de las mujeres en Argentina, América Latina y el Caribe, y en el mundo.
En 2019 fue incorporada entre las 100 mujeres más influyentes e inspiradoras del mundo en la lista de la BBC, en la categoría Liderazgo.
El diálogo que se saltó una generación
Muy jóvenes y muy mayores. Las marchas en reclamo de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo encontraron a mujeres de todas las edades en las calles, pero justo antes de su sanción fueron unas y otras las que parecían liderar un reclamo que venía de décadas.
"Ellas (las más jóvenes) tomaron la posta y fueron las que en su casa increparon al padre o a la madre; y a lo mejor el padre o la madre, o los abuelos eran diputados, senadores, gobernadores, y les preguntaban por qué estaban en contra", dice Mabel Bianco sobre un diálogo que en 2020 pareció saltarse una generación. Fueron varias y varios los legisladores nacionales que dieron su voto a la Ive en 2020 y desde su banca admitieron que habían comprendido la prédica de sus propias hijas.
Para todas, pero en particular para esas nuevas generaciones, la médica feminista deja un mensaje: "Yo les digo que no caigan en la grieta de los partidos políticos ni de otros grupos. Que estén todas unidas porque hasta la paridad nos dio esa unión. Tenemos que entender que en la unión y en el respeto está nuestra fuerza, y que no podemos claudicar".
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