Oxenford respondió a las críticas de Kicillof sobre el acuerdo comercial con Estados Unidos
El embajador en Washington defendió el joint statement como una oportunidad para la Argentina. Dijo que el acuerdo abrirá el mercado de carne y facilitará inversiones. El gobierno bonaerense cuestionó el impacto industrial.
El embajador argentino en Washington, Alec Oxenford, junto al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Oxenford calificó de “absurdo” ver el entendimiento como algo negativo y sostuvo que el paso dado representa un punto de partida fundacional para la relación comercial con Estados Unidos. Explicó que el documento actúa como una arquitectura que luego permitirá definir compromisos concretos sobre apertura de mercados, aranceles y regulaciones. Para el embajador, ese camino puede traducirse en más exportaciones, más importaciones de bienes de capital y mejor clima de inversiones.
En declaraciones radiales, Oxenford puso como ejemplo el acceso a la carne argentina en el mercado estadounidense y dio a entender que las exportaciones podrían crecer desde las actuales 20.000 toneladas anuales hasta cerca de 80.000, sin confirmar cifras oficiales. También mencionó que el acuerdo contempla ajustes recíprocos de aranceles y negociaciones sobre cláusulas vinculadas a sectores como el acero y el aluminio, y describió el proceso como gradual y sujeto a decisiones políticas y empresarias.
Defensa diplomática
Oxenford afirmó que el primer paso será firmar un acuerdo marco que fije la arquitectura de la negociación; luego vendrán los compromisos específicos sobre cuotas, aranceles y reglas de origen. Señaló que la oferta estadounidense implicaría, en algunos casos, eliminar gravámenes sobre productos que no se producen allí y facilitar el ingreso de bienes argentinos al mayor mercado del mundo.
El embajador Alejandro Oxenford escoltado Sebastián Macorrea (Argencon) y Santiago Pordelanne (Subsecretaría de la EdC).
El embajador también relativizó la idea de que la Argentina ceda frente a una economía más grande y precisó que tener acceso al mercado estadounidense es distinto a abrir el propio mercado. Indicó que el resultado final dependerá de decisiones de empresas y consumidores argentinos y defendió que una mayor integración puede atraer inversión por la señal de confiabilidad que transmite.
“La provincia de Buenos Aires no está particularmente bien. No sé si queda mucho por destrozar”Alec Oxenford, embajador argentino en Estados Unidos
El diplomático sostuvo que, por primera vez desde los años 40, la Argentina podría ubicarse "del lado correcto de la historia" en movimientos geopolíticos y que la iniciativa busca levantar puentes entre la Argentina y el mundo. Insistió en que el avance es gradual y pidió no anticipar resultados antes de conocer la versión final del acuerdo.
Reclamos bonaerenses
Las críticas del gobierno de la provincia de Buenos Aires provinieron en primer lugar de Augusto Costa, ministro de Producción bonaerense, advirtió que el acuerdo podría afectar a la industria provincial y lo calificó como parte de una política de ajuste y pérdida de empleo.
Luego sumó reclamos en tono oficial el jefe de gabinete provincial, Carlos Bianco, quien publicó en X que el pacto sería "el más desigual y asimétrico desde el Pacto Roca‑Runciman" y estimó que beneficiaría en un 90% a Estados Unidos y en un 10% a la Argentina.
Carlos Bianco jefe de gabinete de la Provincia de Buenos Aires.
Costa advirtió sobre un posible ingreso masivo de productos industriales y tecnológicos que, según su visión, pondrían en riesgo el entramado productivo y el empleo en los distritos industriales bonaerenses.
Bianco desplegó en redes una estimación sobre la asimetría del acuerdo y cuestionó la asunción de obligaciones por parte del gobierno nacional. La discusión política se centró en la falta de detalles públicos: cuotas, aranceles y plazos aún no se conocen en la versión definitiva del tratado.
El debate quedará encaminado cuando se publique la versión final del acuerdo y se concreten las cifras oficiales sobre cuotas, aranceles y compromisos; mientras tanto, las provincias productoras de carne y los sectores industriales siguen evaluando beneficios y riesgos.