Desde mi primer día en esta universidad (Alabama) me prepararon con el principio de “esperar lo inesperado”. Una de las formas más fáciles de entrenarnos en esto fue el practicar por la mañana hasta sólo 40-30 minutos antes de la primera clase, y por la tarde después de haber cursado toda la mañana, con el fin de estar “corriendo” de un lado al otro, pero bajo la presión de hacer todo al mejor nivel. Así nos acostumbramos a ser flexibles y adaptarnos a cualquier situación que se nos pueda presentar. Creo que por eso pude competir a un buen nivel en los Odesur.
Lamentablemente, las condiciones de la villa y de transporte en los Juegos no eran las ideales. Teníamos entre 30 y 40 minutos de viaje para ir a la piscina, y si se multiplica por la cantidad de veces que tuvimos que ir se hizo muy tedioso. Cuando Venezuela vio las condiciones de la villa llevó a sus atletas a un hotel, mientras que brasil volvía por la noche para evitar viajes. Me disgusta mucho hablar mal de las organizaciones o personas ya que vi que los colombianos se preocuparon por hacernos sentir cómodos y le dieron mucha importancia a los Odesur.
La natación no ha tenido resultados ideales. Hoy en día dependemos sólo del apoyo del gobierno. Y con eso no alcanza. Falta el apoyo de empresas privadas. No hay dudas de que la argentina tiene talento en sus deportistas, pero sí hay dudas en saber cuánto el país está interesado en el progreso del deporte amateur y de sus atletas; porque siempre se lo critica al gobierno, pero nunca se habla de las empresas privadas.
Todos piden resultados... ¡pero nadie apuesta!






