El comisario Eduardo Adrián Sartor, jefe de la Brigada de Explosivos de la URI, brindó este miércoles una conferencia de prensa en el hall de la Jefatura Departamental, para referirse al artefacto explosivo hallado ayer en la Escuela Normal Superior N° 31 "República de México".
Peligro extremo
El proyectil encontrado en la escuela tenía espoleta colocada y carga de TNT
Así lo confirmó el jefe de la Brigada de Explosivos, Eduardo Sartor. El artefacto hallado en la escuela de San Justo nunca fue disparado, pero conservaba su peligrosidad.
Sartor confirmó que el elemento en cuestión es un proyectil de artillería de fabricación militar, con espoleta colocada y carga interior de TNT, lo que lo convertía en un material peligroso, incluso en estado inactivo.
"Lo que observamos al llegar es que tenía la espoleta colocada y el aro de forzamiento no tenía marcas de electricidad. Eso nos hace presumir que el proyectil nunca fue disparado, aunque mantenía su capacidad explosiva", explicó el comisario.
El desconocimiento puso en riesgo a todos
Uno de los puntos más preocupantes de la declaración oficial fue la manipulación del proyectil por parte del personal del establecimiento educativo, que, por desconocimiento, movió el artefacto entre distintas salas.
"Primero estuvo en una oficina, luego lo pasaron a un taller. Nadie sabía de qué se trataba. Es un proyectil que podría datar de principios del siglo pasado. Por el paso del tiempo está deteriorado, pero su carga sigue siendo peligrosa", subrayó Sartor.
Qué tipo de proyectil era
"El proyectil pertenece a una clase de munición de uso y fabricación militar, conocida como metralla, y por lo que se ve físicamente, podría contener aún su carga activa", indicó el jefe de Explosivos. "La espoleta es el componente que, en determinadas condiciones, puede detonar el proyectil, por eso el peligro es real aunque no haya sido disparado".
Próximos pasos
Sartor aclaró que ahora la Brigada trabaja en la elaboración del informe técnico pericial, el cual será remitido a la Fiscalía y servirá para determinar el nivel de peligrosidad real del artefacto, su posible origen y si existieron conductas negligentes.
"No estaba enterrado ni camuflado, simplemente estaba guardado en una dependencia, lo que nos lleva a pensar que el artefacto fue conservado sin saber de qué se trataba. Afortunadamente se actuó a tiempo y no hubo que lamentar consecuencias", concluyó Sartor.
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