" Zaida regresó de su viaje a Bariloche y, excitadísima, empezó a relatarme todas las experiencias vividas. Ante mi pregunta de qué excursión le había gustado más, dio un respingo, frunció la boca plegando el entrecejo y, de golpe, volvió a sonreír tan ampliamente, que su dentadura quedó a la vista.
- ¡¿Excursión?! Sí, ¡a los boliches! ¡Eso fue lo mejor de lo mejor! Me comí a varios y estuvo genial.
- ¿Cómo que te comiste a varios?
- Eso, que me los comí… me los chapé... ¡Los besé, Ale!
- ¿A varios? - me asombré - ¿Y Jonás?
- Jonás ya sabía que, aunque estemos juntos, yo no iba a perderme la oportunidad de comerme a otros - dijo, con absoluta despreocupación - Además él puede hacer lo mismo.
- ¿Ah, sí?
- Sí… Bueno, en realidad lo mato si lo hace.
- O sea que no tienen los mismos permisos los dos.
- Y, no. Yo tengo esos permitidos, pero él no. Igual lo hacen todos. Ni uno solo de mis compañeros le fue fiel a su novio o novia. Todos hicimos lo mismo, pero yo fui la única que me comí a unos cuantos que no eran argentinos – se expresaba evidenciando un indiscutible orgullo - Me di cuenta porque no hablaban como nosotros.
- ¿Y ahora que volviste se van a seguir comunicando?
- Nooooooooo, ni ahí. Ya fue. Me los comí, lo pasé bien y ya está
- Se rio a carcajadas – Ni siquiera sé cómo se llamaban…"
A pesar de no tenerlo en cuenta (o sí, pero no importarles), muchos adolescentes consideran que besarse con otros, a pesar de estar de novios, no cataloga de infidelidad. Comprender las razones detrás de este comportamiento es bastante complejo. Por un lado, la adolescencia es una etapa de exploración y búsqueda de nuevas experiencias. Para algunos, la infidelidad puede ser una forma de buscar la emoción y la adrenalina, y la novedad de una nueva persona y la transgresión de las reglas pueden resultar sumamente atractivas. Por otro lado, algunos adolescentes que se sienten inseguros respecto al sentimiento de su pareja o tienen una baja autoestima, pueden buscar la atención de otros para sentirse deseados y valorados. Por lo tanto, la infidelidad puede ser una forma de reafirmar su atractivo y su capacidad para gustar a los demás.
La infidelidad a menudo es un síntoma de problemas subyacentes en la relación. La falta de comunicación, la insatisfacción emocional o sexual, el aburrimiento o el resentimiento pueden llevar a un adolescente a buscar lo que no encuentra en su relación actual. Como están en proceso de desarrollar sus habilidades emocionales, la dificultad para expresar sus sentimientos, resolver conflictos o manejar la tentación puede llevarlos a tomar decisiones impulsivas que terminan en infidelidad. Puede suceder, también, que tengan miedo a la intimidad y al compromiso que conlleva una relación seria, y estar con otros puede ser una forma de sabotear la relación para evitar un compromiso mayor o para lograr una sensación de libertad e independencia.
La representación de las relaciones en las películas, las series y las redes sociales puede distorsionar las expectativas de los adolescentes. La normalización de la infidelidad en ciertos contextos mediáticos puede influir en la percepción de lo que es aceptable o no en una relación. Además, la ausencia de modelos de relaciones saludables y respetuosas en el entorno familiar puede influir en la forma en que los adolescentes conciben el amor y el compromiso. Si no han visto relaciones monógamas y estables, por ejemplo, pueden tener dificultades para entender y aplicar esos conceptos a sus propias relaciones.
Aunque no son una causa directa, los cambios hormonales y la impulsividad característica de la adolescencia también pueden influir en el comportamiento sexual. El cerebro adolescente aún está en desarrollo, especialmente la corteza prefrontal, que es la responsable del juicio y el control de los impulsos, haciendo factible la toma de decisiones más arriesgadas, sin considerar plenamente las consecuencias.
Es absolutamente necesario que los padres promuevan instancias de diálogo con sus hijos, hablando acerca de las relaciones de toda índole, haciéndoles hincapié en la necesidad de que sepan no sólo cuidar su cuerpo sino también su alma, siendo capaces de respetarse a sí mismo, valorarse y poder iferenciar lo que es tener sexo de hacer el amor.
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