Cuando una pareja enfrenta conflictos, especialmente en el contexto de una separación, las discusiones y diferencias pueden trasladarse al ámbito público, con los hijos muchas veces en el centro de la disputa.
Los niños, víctimas de la disputa entre los adultos. Los menores tienen derecho a crecer en un ambiente saludable, donde sus necesidades emocionales sean respetadas.
Cuando una pareja enfrenta conflictos, especialmente en el contexto de una separación, las discusiones y diferencias pueden trasladarse al ámbito público, con los hijos muchas veces en el centro de la disputa.
La exposición de los menores en estos conflictos puede generar consecuencias emocionales y psicológicas graves. La psicóloga Karen Basabilbaso explicó a El Litoral cómo estas situaciones afectan a los niños y la importancia de proteger su bienestar.
En las últimas semanas, el conflicto entre figuras mediáticas como Wanda Nara, Mauro Icardi y la China Suárez estuvieron en el centro de la escena. Más allá del espectáculo, la psicóloga advirtió que estos casos sirven como disparadores para reflexionar sobre una realidad que afecta a muchas familias: el impacto de los conflictos entre los padres en la vida de los hijos.
“La exposición pública de los problemas de pareja no solo afecta a los adultos involucrados, sino que también pone en una posición vulnerable a los niños y niñas que forman parte de ese núcleo familiar”, señaló la especialista. Explicó que, en muchas ocasiones, los menores son manipulados o utilizados como intermediarios en los conflictos, lo que puede generarles una carga emocional excesiva.
Cuando un niño es puesto en una situación en la que debe elegir entre su madre o su padre, experimenta una gran angustia. “Se los convierte en rehenes emocionales, se los obliga a tomar partido en un conflicto que no deberían estar viviendo”, agregó Basabilbaso.
Además, subrayó que dicha exposición puede provocar un aumento de la ansiedad y el estrés infantil, afectando su bienestar emocional y físico.
Otra de las consecuencias que mencionó la profesional es el impacto en el rendimiento académico de los niños. “Cuando los padres están más enfocados en sus propios conflictos que en el bienestar de sus hijos, los chicos pueden manifestar síntomas tanto físicos como emocionales, y uno de los ámbitos donde esto más se nota es en la escuela”, explicó.
Basabilbaso destacó la importancia del acompañamiento de los padres en situaciones de crisis, como una separación o un divorcio. “Los niños necesitan figuras de referencia que los ayuden a entender y gestionar sus emociones. Si los padres están más preocupados por dañarse mutuamente que por brindar contención, los chicos quedan completamente desprotegidos”, advirtió.
Según la especialista, es fundamental evitar la triangulación, es decir, el intento de poner a los hijos en contra de uno de sus progenitores. “No suma en absoluto que un padre hable mal del otro o que busque alianzas con su hijo en contra de su expareja. Eso solo genera más daño y vulnera los derechos del niño”, sostuvo.
Además, señaló que la verdad es importante, pero debe comunicarse de manera adecuada. “Los niños necesitan saber lo que está pasando, pero de una forma que les permita comprender sin sentirse culpables o responsables del conflicto. No se trata de ocultar la separación, sino de no hacerlos partícipes de una disputa que no les corresponde”, enfatizó.
Por último, Basabilbaso destacó que la forma en que los niños vivan estos conflictos influirá en su desarrollo y en sus relaciones futuras.
“Los modelos de pareja y de resolución de conflictos que los niños aprenden en su infancia los acompañarán toda la vida. Si crecen en un ambiente donde la agresión y la manipulación son moneda corriente, es probable que repliquen esas conductas en su vida adulta”, concluyó.
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