El parvovirus B19, provoca casos de eritema infeccioso, también llamado quinta enfermedad, en niños de entre 2 y 9 años, es más común en primavera, aunque también puede aparecer en otras estaciones, como el verano.
El eritema infeccioso, conocido también como la quinta enfermedad, es una afección viral frecuente en la infancia que suele causar síntomas leves y un característico sarpullido en la piel. Aunque no es grave, es importante reconocer sus síntomas y saber cómo prevenir el contagio.
El parvovirus B19, provoca casos de eritema infeccioso, también llamado quinta enfermedad, en niños de entre 2 y 9 años, es más común en primavera, aunque también puede aparecer en otras estaciones, como el verano.
La doctora Lucila Ortellao, de la Sociedad Argentina de Pediatría seccional Santa Fe, explicó a El Litoral las características de esta enfermedad, su forma de transmisión, las manifestaciones clínicas y las medidas de cuidado para evitar su propagación.
El parvovirus B19 causa una enfermedad exantemática conocida como eritema infeccioso o quinta enfermedad. En los niños, suele manifestarse con un sarpullido eritematoso que comienza en las mejillas, conocido como "signo de la bofetada", y que luego se extiende a brazos, piernas y tronco, dejando áreas de piel sana, lo que genera un patrón conocido como "velo de novia".
"En general, se trata de un cuadro clínico leve, que no requiere tratamiento específico y cuyo diagnóstico es clínico, es decir, basado en el examen físico", explicó Ortellao. Además, destacó que la quinta enfermedad no tiene vacuna. "Este nombre se debe a que se considera la quinta infección viral que causa erupciones en niños, después del sarampión, la rubéola, la varicela y la roseola", añadió.
La enfermedad suele ser más frecuente en niños de entre 2 y 9 años, aunque también puede afectar a adultos, en quienes los síntomas suelen ser más intensos, con fiebre, dolor articular y malestar general.
La doctora explicó que el periodo de incubación del parvovirus B19 varía entre 4 y 15 días. Las manifestaciones iniciales son inespecíficas y pueden incluir febrícula, malestar general y síntomas similares a los de un resfriado. Luego, aparece el característico exantema.
Este sarpullido puede volverse más notorio cuando el niño está expuesto al sol, hace ejercicio o toma un baño caliente, pero tiende a desvanecerse en reposo o en lugares frescos.
"El contagio se produce a través de las gotitas respiratorias expulsadas al toser, hablar o estornudar, principalmente durante la etapa de fiebre, que ocurre antes de la aparición del exantema. Una vez que el sarpullido se manifiesta, el niño ya no contagia", detalló la pediatra.
Por este motivo, es fundamental mantener a los niños con fiebre en casa, incluso si no presentan otros síntomas, para evitar la transmisión de la enfermedad a otras personas.
El diagnóstico del eritema infeccioso se realiza de forma clínica, mediante el examen físico y la observación del exantema característico. "En general, no se necesitan estudios complementarios", indicó Ortellao.
Sin embargo, en ciertos casos, como embarazadas, bebés pequeños o pacientes con factores de riesgo, puede ser necesario realizar análisis de laboratorio y serologías para confirmar el diagnóstico o descartar otras enfermedades exantemáticas como el sarampión o la rubéola.
El tratamiento es sintomático y de sosten. "Durante la fiebre, se pueden administrar antitérmicos para aliviar el malestar, pero el exantema no requiere tratamiento, ya que no causa picazón ni incomodidad", aclaró la especialista. Además, recalcó que no se necesitan antihistamínicos, corticoides ni otros medicamentos.
Si bien el eritema infeccioso no tiene vacuna, la doctora Ortellao destacó la importancia de mantener al día el calendario de vacunación para prevenir otras enfermedades infecciosas. "Aprovechemos este periodo de receso vacacional para revisar el carnet de vacunas y asegurarnos de que esté completo", recomendó.
En adultos, la infección puede ser más sintomática y generar fiebre, dolor muscular y articular. Además, en zonas donde el dengue es endémico, es importante realizar un diagnóstico diferencial, ya que algunas manifestaciones pueden confundirse.
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