Sordera súbita: cómo actuar ante la pérdida repentina de audición
Este trastorno puede presentarse en menos de 72 horas y afecta significativamente la capacidad para escuchar sonidos en al menos tres frecuencias consecutivas del audiograma, con una disminución de 30 decibeles o más.
En personas de entre 30 y 60 años, la incidencia es menor.
La sordera súbita, también conocida como hipoacusia súbita, es una condición que afecta al oído interno o al sistema nervioso central, generando una pérdida brusca de la audición. Este trastorno puede presentarse en menos de 72 horas y afecta significativamente la capacidad para escuchar sonidos en al menos tres frecuencias consecutivas del audiograma, con una disminución de 30 decibeles o más.
La sordera súbita es una condición que afecta al oído interno.
Un cambio repentino y alarmante
"La sordera súbita aparece de manera abrupta, en personas con aparente buen estado de salud. De un momento para otro, la persona puede notar que no escucha bien de uno o ambos oídos", indicó el especialista.
Aunque esta pérdida auditiva no siempre viene acompañada de otros síntomas, algunos pacientes pueden experimentar sensación de ruido, aturdimiento o incluso vértigo. Sin embargo, no existen signos previos que alerten sobre su aparición, lo que dificulta su detección temprana.
Según Gómez, la incidencia de la sordera súbita varía según la edad. Es más frecuente en personas mayores de 60 años, con una incidencia de hasta 77 casos por cada 100.000 habitantes al año en Estados Unidos.
En personas de entre 30 y 60 años, la incidencia es menor, con aproximadamente 27 casos por cada 100.000 habitantes al año. Además, se presenta ligeramente más en hombres que en mujeres, con un 56% de casos masculinos frente a un 44% femeninos.
Es más frecuente en personas mayores de 60 años.
Causas múltiples y en algunos casos desconocidas
Las causas de la hipoacusia súbita son diversas, y en algunos casos, se consideran idiopáticas, es decir, sin un origen definido. "Un porcentaje significativo de los casos no permite llegar a un diagnóstico específico, lo que dificulta determinar la causa exacta", explicó el especialista.
Entre las posibles causas conocidas, Gómez mencionó:
Enfermedades infecciosas: Algunas afecciones febriles, como meningitis, infecciones del aparato respiratorio superior, VIH o sífilis, pueden dañar el oído interno.
Alteraciones vasculares: Problemas en la irrigación sanguínea del oído interno o del sistema nervioso central pueden desencadenar la condición.
Enfermedades autoinmunes: En estas, el sistema inmunológico ataca estructuras del cuerpo, incluyendo el oído interno. Ejemplos incluyen esclerosis múltiple y el síndrome de Cogan.
Tumores: Algunos tumores del oído interno también pueden provocar hipoacusia súbita.
La importancia de un tratamiento precoz
La detección temprana es clave para tratar la sordera súbita. "Cuanto más tiempo pase desde que se instala la pérdida auditiva hasta que comienza el tratamiento, menor es la posibilidad de recuperar la audición", enfatizó Gómez.
El tratamiento principal consiste en el uso de corticoesteroides, que pueden administrarse de diferentes maneras:
Vía oral o inyectable
Terapia intratimpánica: Consiste en inyectar medicamentos directamente en el oído medio mediante una punción en la membrana timpánica. Esto permite que los fármacos lleguen directamente al oído interno.
Cuando se logra identificar la causa subyacente, como una infección o un problema vascular, también es necesario tratarla de manera específica. Sin embargo, no todos los pacientes logran una recuperación total. Algunas personas pueden mantener la pérdida auditiva o incluso empeorar, a pesar del tratamiento.
Opciones para los casos irreversibles
En los casos donde la audición no se recupera, los pacientes pueden necesitar el uso de audífonos. Para quienes perdieron completamente la audición en un oído, podría ser necesario recurrir a un implante coclear, un dispositivo que permite captar y procesar sonidos.
La sordera súbita es una condición que, aunque no siempre tiene una solución completa, puede manejarse mejor con un diagnóstico y tratamiento precoz. "Si una persona nota una pérdida brusca de audición, debe consultar a un médico de inmediato. Esto marcará una diferencia significativa en las posibilidades de recuperación", concluyó el otorrinolaringólogo.
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