Es muy posible que este viernes, Unión anuncie formalmente la compra de Casasol, el predio que el club viene alquilando desde hace varios años y que a partir de ese momento pasará a llamarse “Casa Unión”.

El acuerdo con la familia Malvicino es total y está todo dado para que el club proceda al anuncio formal de la compra del lugar de entrenamiento y concentración del plantel profesional y de la reserva.

Es muy posible que este viernes, Unión anuncie formalmente la compra de Casasol, el predio que el club viene alquilando desde hace varios años y que a partir de ese momento pasará a llamarse “Casa Unión”.

Inclusive, ya está clavado el mástil en el que, seguramente, flameará una bandera rojiblanca como símbolo de la pertenencia que tendrá ese predio ubicado a la vera de la ruta 19 y que fue propiedad de la familia Malvicino hasta este momento.

Ese predio, en principio, fue adquirido por Angel Malvicino hace décadas con el objetivo de transformarlo en una clínica de salud y de rehabilitación, con la presencia de médicos internacionales. El proyecto no prosperó y el ex presidente rojiblanco lo convirtió en un campo deportivo que sirvió de entrenamiento para los planteles profesionales, la reserva y también para la concentración del primer equipo.
El predio fue puesto en valor por Unión, que a través del tiempo le fue agregando mejoras no solo en los campos de juego, sino también en la parte edilicia. “Allí tendremos que hacer algunas mejoras”, señalaron a El Litoral, pero de todos modos las instalaciones siguen estando muy bien, al punto tal que Unión las utiliza de lugar de concentración en la previa de los partidos, sin ningún tipo de quejas por parte de los integrantes del plantel profesional.
Más allá de la adquisición de Casasol, algo que Unión venía negociando con la familia Malvicino hace tiempo y cuyo contrato de locación venció en diciembre pasado y se extendió hasta setiembre, el club seguirá necesitando un predio deportivo para sus divisiones inferiores y también los lugares adecuados para los entrenamientos de los planteles femeninos, ya que Unión ascendió a la máxima categoría y deberá presentar no solo un equipo principal en el máximo torneo, sino también uno de reserva y uno de juveniles.

Además, el club viene creciendo en las actividades deportivas y se necesita incrementar la infraestructura. Por eso, se seguirá adelante con este proyecto de “reparación histórica” que encara una de las agrupaciones, por aquellos terrenos de la ex Maestranza, ubicados enfrente del club, cruzando la avenida Perón, pero se debería revisar el aporte que le hizo Encuentro Unionista con tres proyectos de compra de terrenos para un futuro predio, o bien la búsqueda de algún otro lugar apto para que Unión tenga su lugar propio, más allá de que las instalaciones de Ciffu, donde entrenan las inferiores, está en buen estado. Pero, allí, Unión está alquilando y es algo que no es propio del club.
Para todo esto se necesitarán recursos, pero Unión seguramente tendrá la posibilidad de vender algún (o algunos) jugadores en este mercado de pase o en el venidero. Vargas, Del Blanco y Fascendini son candidatos. Ya hubieron tanteos y, en el caso de Fascendini, su contrato con el club (firmado en su momento por tres años), vencerá en diciembre del año que viene.

Así están planteadas las cosas en Unión. Lo urgente era la compra del predio Casasol, porque, además, había un interés ya concreto y definitivo de parte de la familia Malvicino de venderlo. Unión era el mejor comprador, porque el verdadero valor del predio está dado desde los arreglos deportivos que se le hicieron a través del tiempo. Y Unión lo necesitaba de manera imperiosa para que el plantel profesional y la reserva no queden “en la calle”.
Esto era lo urgente y naturalmente incrementa el patrimonio, constituyéndose en una necesidad. Ahora habrá que planificar el futuro con el predio. Será uno de los frentes que la administración Spahn deberá mantener abierto en todo momento durante los dos años y medio que le quedan de gestión.