Enrique Cruz (h)
El ex presidente de Unión hizo un análisis de la situación actual del club, reclamó “más armonía” y dijo que “últimamente noté cierta apatía y dejadez en los socios”. Sobre lo deportivo, dijo que “ví un proyecto claro el año pasado pero se discontinuó. Es hora de retomarlo con Madelón, que le sacó agua a las piedras”.
Enrique Cruz (h)
Fue uno de los presidentes más jóvenes, quizás junto con Mario Iparraguirre. Unión estaba en Primera. Corrían los años 84-85. El año anterior, Unión había producido una de sus habituales “revoluciones” con la llegada de Miguel Brindisi y el “Chino” Benítez que le cambiaron por completo la cara a un equipo que sufría para permanecer en Primera. Y Ricardo Tenerello ya ocupaba, por ese entonces, un lugar preponderante en el club. “Súper Corral, que era el presidente, me había convocado junto a Rodríguez Delgado para que formemos parte de la subcomisión de fútbol que comandaban Baldi y Veglia. Eramos los todo-terreno, que íbamos a las prácticas y estábamos al lado del plantel”, recuerda Tenerello, quien no oculta su emoción cuando señala que “pertenezco a una escuela de dirigentes en la que brillaban Corral, Malvicino, Baldi, Veglia, Neme y Capello, que fue el que me buscó en su momento, en el 77, cuando era muy jovencito. De ellos aprendí muchísimo, escuchándolos y viéndolos actuar”.
—¿Hoy sería imposible que se pueda planificar algo a lo grande como lo hicieron ustedes con dos jugadores como Brindisi y Benítez?
—Son distintos tiempos, la TV no le aportaba al fútbol y los valores de los jugadores no eran ni por asomo los que se manejan ahora. Había dirigentes que tenían respaldo económico, pero no se le pagaba a los futbolistas lo que ganan ahora.
—Años después a aquéllo te tocó lidiar con una situación muy fea, cuando debiste asumir como síndico la conducción del club en el 95...
—No era mi responsabilidad, como síndico, participar en esa comisión del 93-94 que presidió Néstor Julio Rodríguez. Pero como al final del mandato no se armó ninguna lista, tuve que agarrar el club y a los 30 días debía entregárselo a la nueva comisión. ¡No se pudo armar una lista! Fue terrible. Eso me llevó a un estado anímico muy malo. Me imaginaba lo peor, un club quebrado y que sea yo el que iba a apagar la luz me hacía sentir muy mal, la historia me iba a juzgar.
—¿Y qué pasó?
—Apareció don Angel Malvicino a poner el pecho... Una noche llego al club y me encuentro con una asamblea de más de 1.000 personas, ¿te acordás?... Prácticamente me obligaron a quedarme seis meses, lo cuál ni siquiera estaba contemplado en los estatutos... Don Angel generó algo que siempre busqué y asegura el éxito: armonizar las cuatro patas de la mesa, con los dirigentes, los jugadores, el cuerpo técnico y la hinchada. Nadie dejó de trabajar en ese año y ascendimos con un gran equipo que formó Trullet.
—Baldi, Capello, Malvicino, Vega, Spahn... Parece que es necesaria la chequera en Unión. ¿Por qué?
—La chequera no debería ser condicionante. Los que van al club, que no tiene fines de lucro, lo hacen ad honorem y es injusto que tengan que poner dinero. Con capacidad, eso se puede reemplazar. En mi época, recuerdo, fui a sacar un crédito al Banco de Crédito Comercial y fuimos 15 a firmar. Nos quedábamos hasta las 12 de la noche discutiendo los temas y hasta que no había consenso, la reunión no terminaba. Por eso me acompañaron 15 tipos a firmar, no era yo solo el responsable sino que todos íbamos detrás de la idea. La única vez que fui solo, fue cuando lo trajimos a Yudica en el 84, pero al año siguiente lo vendimos a Centurión y le devolví el dinero a los que habían puesto, incluido mi caso.
—¿Ves un proyecto en Unión?
—Spahn adoleció de falta de experiencia cuando asumió porque no tuvo historia previa en el club. Saltó muy rápido a la presidencia. Para mí es un hombre inteligente y con capacidad de trabajo, pero me preocupa su personalismo. No lo conozco bien, me guío por lo que veo y me cuentan. Me parece que le cuesta el trabajo en equipo y hacer participar a la gente. Eso atenta contra cualquier proyecto. Spahn cometió errores y los asumió, eso interrumpió el proyecto.
—¿Cuándo lo viste claramente?
—El año pasado, cuando se apostó a los jugadores del club y a un técnico muy capaz como Madelón. Pero lo interrumpió hace diez meses. Madelón le estaba sacando agua a las piedras, pero pidió a gritos tres jugadores de jerarquía y no vinieron. Cuando perdió con River en Copa Argentina, se dio cuenta de que ese era el techo. Y ahora, se llega a la conclusión que cuando no se hacen bien las cosas en el momento justo, revertirlo cuesta tres veces más en esfuerzo y en dinero.
—¿Eso es lo que ves que está pasando ahora?
—En vez de traer dos o tres jugadores, van a venir ocho o nueve. Y además, hay que levantar a un equipo que se ha caido anímicamente. A todo esto, el hincha lo vé claramente. Estamos a tiempo, porque tenemos al mejor entrenador.
—¿Cómo ves a la gente?
—Con poca paciencia y viendo que el futuro es incierto. Frente a esto, lo único que puedo decir es que apoyemos y que le hagamos saber a la comisión directiva cuando las cosas no se hacen bien.
—Spahn acomodó el club en un momento difícil. ¿Crees que tiene capacidad para engrandecer deportivamente a Unión?
—No lo veo firme en el proyecto. Te reitero que lo considero inteligente, aprendió y sabe como manejarse. En mi caso, cuando yo era presidente, lo que buscaba era consensuar con una mesa chica ampliada para que me ayuden en todo. Duele mucho al dirigente cuando se entera de las decisiones por la prensa, por ejemplo. En la subcomisión de fútbol actual está Cardonnet, a quién conozco desde el 96 y es un hombre trabajador, gran organizador de las filiales. Y también está Contigiani, que fue vice de Malvicino y es una excelente persona, muy armonizador. Y no sé qué es lo que pasa con Marcelo Martín, por ejemplo, que es uno de los mejores dirigentes que he visto en Unión, conocedor absoluto de todo y a quién, me parece, no se le está dando la participación necesaria. Son personas que se tienen que aprovechar y no que todas las decisiones recaigan sobre el presidente, porque eso es muy feo.
—¿Unión ha perdido calidad dirigencial en los últimos tiempos?
—Creo que sí. Ultimamente noté cierta apatía y dejadez en los socios. Es bueno que haya oposición y es bueno que haya alternancia en la presidencia y no que se permanezca tanto tiempo al frente del club. En el 96, cuando se armó la lista, Malvicino me quería poner de vice primero o segundo y yo le dije que no. Venía de manejar el club, como síndico, pero no veía bien que siguiera allá arriba. Y así fue, acompañé a Angel desde un puesto de abajo. Te doy otro ejemplo: Rubén Decoud. Lo conozco, tiene capacidad y sé que está volviendo a trabajar con su agrupación. Eso es bueno para el club. Y que los jóvenes vayan aprendiendo de la gente que ya estuvo.
—¿Es más fácil o más difícil ser dirigente hoy, en comparación con aquéllos tiempos?
—Es más difícil. Hoy está todo muy profesionalizado, cometer un error cuesta mucho dinero al club y por eso muchos opinan que los clubes, lógicamente, deberían inclinarse hacia una sociedad anónima. Por eso me alegro que Unión haya contratado un manager, para acotar la posibilidad del error.
—¿Qué le dirías a Spahn si lo tuvieses enfrente?
—Que no afloje, que es un momento especial, que está a tiempo de retomar el proyecto que se discontinuó el año pasado y que Unión tiene gente valiosa que puede ayudar. También le diría que sea más participativo. De esa forma evitaría estos problemas que hay y que le hacen mal al club.
Fin de semana a puro trabajo
Luego de la victoria en el amistoso de anteayer (también fue triunfo en el partido de los suplentes, con gol de Matías Gallegos, por la mínima diferencia), el plantel retornó ayer a los entrenamientos y volverá a hacerlo esta mañana, ya preparando el viaje a Buenos Aires.
Respecto del equipo, habrá que ver si Madelón mantiene la base del que jugó ante Sarmiento. En esta ocasión, Damián Martínez fue el marcador lateral derecho (Brítez fue expulsado ante River el año pasado por Copa Argentina y por ende no podrá jugar), en tanto que Blasi-Bottinelli formaron la zaga y Bruno Pittón se paró por izquierda.
Del medio hacia arriba, todo parece más claro, aunque habrá que ver si el técnico juega con un 4-2-3-1 o con un 4-4-2. De una forma u otra, los nombres podrían ser los mismos. La incógnita es saber si Gamba será delantero o si se parará como volante, arrancando desde más atrás.
El trabajo en lo futbolístico de ese mediocampo mantuvo a Mauro Pittón y Acevedo como volantes centrales, en tanto que Zabala y Aquino tendrían ganado también un lugar. Después, si el equipo juega con un 4-2-3-1, Gamba iría como extremo por derecha, mientras que si se juega con el 4-4-2, el mendocino acompañará a Soldano en la delantera.
Yeimar Gómez Andrade todavía no está en su mejor forma física —viene de una semana de descanso después de haber terminado el torneo de ascenso con Independiente Rivadavia—, por lo que recién estaría apto para ser tenido en cuenta para el arranque del campeonato, pero no para este encuentro ante Lanús.
Igualmente, habrá que esperar estos entrenamientos que se harán hasta el viaje a Buenos Aires para tener una idea definitiva del equipo. Ayer, el moreno colombiano se entrenó a la par de sus compañeros.