Comenzó la poda 2025: cómo es el metódico plan para cuidar los árboles de la ciudad de Santa Fe

Tan bello y generoso es el arbolado público de la ciudad de Santa Fe, independientemente de las estaciones, que sólo basta con alzar la vista y disfrutar de los Ibirá Pitás, los fresnos, los palos borrachos, los lapachos que revientan de color al florecer, los crespones rosados y muchos más. Pero los árboles, que son vida, crecen.

Y al crecer, las ramas y las copas vegetales pueden generar algunos inconvenientes en la infraestructura urbana: es decir, volverse un obstáculo para el alumbrado público de la ciudad, los semáforos, las cámaras de videovigilancia, las cámaras comunitarias que instalan los vecinos, y la señalética vertical.

Así, la Municipalidad de Santa Fe lanzó el Plan de Poda Anual 2025, que este año tiene como prioridad reducir aquellas copas vegetales que obstruyan las nuevas luminarias que se están instalando o reparando, luego de la concesión de este servicio público a la UTE Tacuar-Bauza.

"Todo árbol es un elemento ambiental que nos brinda muchos beneficios, por eso hay que cuidarlos. Pero debemos lograr una convivencia con la urbanidad. Así, esa convivencia tiene que ser con la iluminación y con toda la infraestructura de la ciudad" le explicó a El Litoral Claudio Canesini, subsecretario de Espacios Verdes del municipio.

Cómo se interviene

El año pasado, el plan de poda se priorizó en los barrios donde se notaba una mayor frondosidad de los árboles, y que generaban muchos conos de sombra en lugares donde la circulación vehicular es incesante. Pero para este 2025, el objetivo primario -aunque no excluyente- de la poda es otro.

"La poda de este año apunta a la recuperación de la iluminación en función del nuevo sistema de alumbrado público concesionado que decidió implementar la gestión del Dr. Juan Pablo Poletti. Es decir que desde la poda se trabaja en función de esto, y tratando de maximizar todo el efecto lumínico que se produce en la vía pública", subrayó Canesini.

Esto se hace para "garantizar la seguridad del vecino y de la gente que circula en sus vehículos", adujo. Ahora se está trabajando en Candioti Sur y Norte, y luego vendrá el turno de intervenir en Alvear y Sargento Cabral.

Hay todo un cronograma definido por barrios de todo el ejido urbano de acuerdo a cada uno de los cuatro meses que dura la poda: mayo, junio, julio y agosto.

Además, se va a trabajar fuertemente en los parques y espacios públicos de esta capital, como el Parque Juan de Garay, la Plaza España y Constituyentes -el área Centro-Este del ejido urbano-, entre muchos otros.

Pero también es cierto que hay obstrucciones en otros casos: "En semáforos, en cámaras de seguridad, en el cableado aéreo. En estos casos, tenemos que hacer lo que se llama despeje. También hemos hecho muchas podas solicitadas por los propios vecinos que instalan alarmas comunitarias, por ejemplo. Hubo casos donde la frondosidad de un árbol activó esa alarma", contó Canesini.

Extracciones y forestación

El área de Espacios Verdes también se encarga -siempre que exista alguna causa fitosanitaria del árbol- de las extracciones. "Éstas se realizan durante todo el año, y son las que después en esta misma época reponemos con la forestación", aclara el subsecretario.

¿Por qué la forestación se hace en esta temporada de bajas temperaturas? "Porque con los primeros fríos, el árbol sufre menos estrés y nos garantiza un enraizamiento mucho más efectivo", respondió el especialista. En todo este proceso de poda trabaja personal municipal de distintas áreas operativas del gobierno local.

El arbolado joven

-El arbolado público de la ciudad es muy variado y valiosísimo en términos medioambientales. ¿Cuáles son las especies arbóreas con las cuales, dentro del plan de poda, más tienen que trabajar y más recaudos deben tener?, consultó El Litoral a Canesini.

-Más allá de tal o cual especie puntual, todo lo que es el arbolado joven es el que más necesita atención, porque hay que conducirlo a su crecimiento. Esto es, que cada árbol joven logre un crecimiento en altura y que, al mismo tiempo, conviva con la infraestructura urbana.

Cuando un árbol está en un espacio público o en un espacio abierto, su crecimiento es extendido en sus ramas y no hace falta llevar a cabo ningún tipo de poda; a lo sumo, una poda de corrección.

Pero cuando está en una vereda o en una senda peatonal de una avenida muy transitada, necesitamos hacer esa poda porque para que ese árbol crezca de una forma que brinde sus "servicios" ambientales, con su sombra; pero que no perjudique al alumbrado público o al cableado aéreo.

Con lo que más cuidado hay que tener es con el arbolado joven. El esfuerzo donde mayor énfasis se pone es en que ese árbol vaya desarrollándose dentro de unos carriles normales para adaptarse a la infraestructura urbana.

Luego tenemos aquellos árboles que por sus características son más "pesados" a la hora de asimilar el agua de lluvia. Tal el caso del ficus, pese a que no es una especie recomendable para la vereda.

Otro caso: a los lapachos de magnitud importante, hay hacerle una poda de compensación de copa o poda de reducción de copa -tal la denominación técnica-, para que ese árbol tenga una sustentabilidad garantizada, y que no se caiga con la primera lluvia fuerte -cerró Canesini.