El minucioso origen del Bv. Gálvez: una historia de planos, apertura de calles y un ingeniero visionario
Uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad de Santa Fe fue creado en 1889. Se debieron ensanchar las calles y se establecieron las medidas para las manzanas hacia el Norte, que luego sería el barrio Candioti.
Bellísima postal aérea y nocturna del bulevar. Crédito: Fernando Nicola
La ciudad de Santa Fe de fines del siglo XX esconde, entre muchas otras, una de las tantas gemas de su historia. Es que en aquel entonces, con una población de 23 mil habitantes, las autoridades del municipio y de la Junta del Concejo local empezaban a delinear los primeros esbozos de las trazas urbanas. Allí aparece el “Boulevard” Gálvez.
El “mito fundacional” (mito que no es tal, ya que está documentado) de uno de los lugares más concurridos y apropiados por la sociedad santafesina tiene su inicio en 1887-1889. Y el mentor fue un visionario: el Ing. Emilio Schnoor, quien tenía sus razones para que allí hubiera un bulevar (ver más abajo).
Como se dijo, todo está documentado en el digesto histórico de 1901. Un digesto es un compendio de decretos y ordenanzas -etcétera-, textos normativos que intentaron organizar aquella ciudad en blanco y negro, que ya no existe pero que, en rigor, deja mucho para aprender. Los digestos fueron dados a conocer por el municipio en el año 2023, en el marco de los 450 años de esta capital.
Una historia de entonces
Primero, con una norma del 11 de junio de 1889, se aprobó el trazado del Boulevard Gálvez, de acuerdo a la traza presentada por el ingeniero Emilio Schnoor. También se sancionó la subdivisión hecha de los terrenos situados en los costados del Boulevard en manzanas de cien varas de ancho (86,60 metros).
La senda peatonal, paseo obligado para los santafesinos. Crédito: Pablo Aguirre
El bulevar tendría 40 varas de ancho (esta vara era de 0,866 metros) y “la urbanización del entorno se planteaba con manzanas de 100 varas por 100 varas (86,60 metros), dejando libre calles longitudinales y transversales de 20 varas (17,32 metros) de ancho”.
Esto está documentado en el extraordinario “Atlas histórico de la ciudad de Santa Fe (1887-1945)”, realizado por las investigadoras Adriana Collado, María Laura Bertuzzi y María Elena Del Barco (UNL).
Ferrocarril, noreste y Puerto
Luego aparece un elemento central. En el artículo 3, se aprobó la traza del Tramway (tranvía) a Guadalupe, que pasaría por el centro del Boulevard. Schnoor, que trabajaba para la empresa constructora del FFCC Santa Fe, “presentó al municipio una idea para urbanizar la fracción de tierras al noreste”, dicen las especialistas.
La propuesta consistía en el trazado de un bulevar de orientación este-oeste, y el fraccionamiento de los terrenos ubicados al norte y sur de dicho bulevar: “Se proponía entonces transformar en tierra urbana lo que hasta entonces eran chacras medianamente cercanas al centro de Santa Fe”, explican.
Jóvenes celebran el Día del Amigo en la Plaza Pueyrredón. Crédito: Pablo Aguirre
Luego agregan: “Los terrenos se ubicaban a pocas cuadras al noreste del Puerto y del área ocupada por la estación y galpones del mencionado ferrocarril; la zona era conocida por los santafesinos como ‘La Chacarita’ y había sido propiedad de los Padres Jesuitas”, aducen luego.
En su presentación ante la Municipalidad, Schnoor proponía no sólo el trazado del bulevar, “sino también el fraccionamiento de la gran porción de terreno que lo circundaba, para lo cual había llegado a un acuerdo con los propietarios de los terrenos”.
“Aunque en la solicitud no se menciona nada demasiado concreto sobre este tema, sabemos que en ese mismo año se había formado una sociedad comercial para negocios inmobiliarios y de construcción edilicia: ‘La Constructora Santafesina’, cuyos principales accionistas eran los propietarios en cuestión”, dicen las docentes.
El cierre
Un bulevar, terrenos disponibles, Ferrocarril, conectividad con el Puerto y futuras construcciones inmobiliarias. El negocio parecía perfecto. Más allá de estos registros en una Santa Fe que necesitaba crecer y urbanizarse, el Bv. Gálvez se figuraba como un proyecto muy ambicioso.
Plano. Trazado del Bv. Gálvez y urbanización de la zona (1889). Crédito: Archivo
“El bulevar tuvo desde sus comienzos un alto valor de representación; actuando como escenario de las clases más dinámicas, cumplía con la necesidad de aportar imágenes urbanas calificadas que connotaran las expectativas de orden y seguridad requeridas por la sociedad santafesina en ese momento”, agregan Collado, Bertuzzi y Elena Del Barco.
Hoy, Bv. Gálvez tiene aquel dinamismo de fines de fines del siglo XIX, pero con la modernidad encaramada sobre sus hombros: runners, feriantes, chicos reunidos en la Plaza Pueyrredón, bares y restós por doquier, centros culturales. El paso del tiempo se encargó de darle al corredor esa “aura vital” a uno de los lugares más lindos de la capital.
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