Radares de velocidad: "No queremos escondernos detrás de un árbol"
El secretario de la APSV explica paso a paso cómo se decide, instala y habilita un cinemómetro en la provincia, en un esquema que combina análisis técnico, requisitos legales y supervisión estatal. En medio de la controversia con Nación por el radar de la ruta 168, la provincia sostiene que el control de velocidad es “una política de Estado” respaldada por resultados históricos en reducción de muertes viales
"Creemos que el control es una política de Estado”, sostuvo Torres. Foto: Prensa APSV
Para Carlos Torres, secretario de la Agencia Provincial de Seguridad Vial (APSV) de Santa Fe, hablar de radares no es hablar de multas sino de política pública. Insiste en que la radarización es una herramienta que solo se habilita tras un proceso técnico riguroso y bajo condiciones que las comunas deben cumplir estrictamente.
“No queremos escondernos detrás de un árbol. Queremos que la gente sepa que estamos mirando porque creemos que el control es una política de Estado”, sintetiza.
Carlos Torres presentó en Santa Fe el Informe Estadístico de Siniestros con fallecidos 2024. Foto: Prensa APSV
Torres aclara que todo comienza en el territorio. Son los municipios y comunas los que suelen pedir la instalación de un cinemómetro cuando advierten riesgos en zonas donde las rutas atraviesan áreas urbanas, hay clubes, predios deportivos o sectores con actividad nocturna. Pero la APSV no habilita nada sin antes realizar un diagnóstico.
Observatorio Vial
“Vamos con el Observatorio de Seguridad Vial y verificamos si se justifica o no. Muchas veces vimos que no era necesario colocar un radar, sino otra medida, como un reductor de velocidad o una loma de burro”, explica. Ese primer filtro determina si el pedido avanza o se descarta.
Cuando el Observatorio -a cargo de Sebastián Kelman- emite un dictamen favorable, la comuna debe iniciar la segunda etapa, que involucra a empresas especializadas.
Es el Observatorio Vial el que verifica si corresponde colocar un radar. Foto: El Litoral
“Nosotros les marcamos dónde puede estar el cinemómetro y qué cartelería se debe colocar. Después la empresa tiene que hacer la verificación primitiva con el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), que es el único organismo estatal habilitado para controlar estos equipos”, detalla Torres. Sin la certificación del INTI y sin señalización completa, la APSV no autoriza su funcionamiento.
Juzgados SIJAI
A ese procedimiento técnico se suma un requisito institucional decisivo: la existencia de un Juzgado de Faltas SIJAI (Sistema de Juzgamiento y Administración de Infracciones).
Santa Fe mostró los mejores números en 17 años en siniestros fatales. Foto: Prensa APSV
“Le exigimos a las comunas que tengan juzgado de faltas con todos los ID, la estructura y la capacitación hecha. Si no tienen SIJAI, no les permitimos que avancen. Sin un sistema de juzgamiento serio, no habilitamos ningún radar”, afirma. Para Torres, es una garantía de transparencia que impide el uso discrecional o recaudatorio de los controles.
La provincia opera hoy con dos esquemas: radares propios, controlados por la APSV, y radares de municipios y comunas instalados bajo convenio.
Sebastián Kelman, responsable del Observatorio Vial. Foto: Prensa APSV
“Nuestros equipos son unos 15 y los de convenios ya superan los 50”, precisa. A eso se suman los radares móviles, que realizan “control de velocidad con detención”: cuando detectan una infracción, detienen al conductor, lo identifican, notifican el acta y realizan alcoholemia en el momento. “Es una intervención directa que tiene un fuerte impacto preventivo”, destaca.
Un conflicto de contexto
Este funcionamiento fue puesto en discusión a raíz de la polémica por el radar fijo del kilómetro 5,8 de la ruta nacional 168. Vialidad Nacional intimó a la provincia a retirarlo alegando falta de autorización para los soportes y la conexión eléctrica.
A través de Fiscalía de Estado, Santa Fe rechazó la intimación y advirtió que denunciará penalmente cualquier intento de removerlo.
Más allá del cruce institucional, el secretario de la APSV insiste en que la instalación del radar se justificó por siniestros graves registrados en ese tramo, donde confluyen boliches, la ciudad universitaria y un flujo constante de vehículos.
Resultados y estrategia
El debate ocurre en un momento en el que Santa Fe exhibe sus mejores números históricos. El Informe Estadístico 2024 mostró una reducción del 16,4% de fallecidos respecto de 2023 y un descenso acumulado del 39,2% desde 2008. Son los niveles más bajos en 17 años. “Los resultados no son casualidad, son causalidad. Estamos trabajando fuerte, tomando decisiones”, sostiene Torres.
El peso de las rutas es evidente: el 64,5% de las víctimas fatales ocurre en vías interurbanas. Por eso, para la APSV, los controles de velocidad —fijos, móviles o por convenio— son una pieza clave del modelo de seguridad vial. Los datos preliminares de 2025 confirman la tendencia descendente, con un 9,6% menos de fallecidos al cierre de octubre.
APSV
Para Torres, el sistema funciona porque combina evidencia, control y reglas claras. “Cada radar es producto de un análisis, un proceso administrativo y un esquema institucional sólido. No ponemos un cinemómetro porque sí. Lo hacemos donde corresponde, cuando corresponde y como corresponde”, enfatiza.
En un contexto de tensiones jurisdiccionales, el titular de la APSV resume la postura provincial en una sola frase: “El objetivo es evitar muertes, y esa es una responsabilidad que no se delega”.