Viernes 30.8.2019
/Última actualización 18:16
El derrotero de los food trucks que se habían instalado en la zona de boliches —a la vera de la Ruta N° 168— desde finales de 2017, culminó con el reciente retiro de estos camiones que ofrecían un servicio gastronómico variado para los jóvenes que asisten a las confiterías. Según el Municipio, se retiraron porque “culminaron los plazos de los contratos (con los titulares) de estos puestos que estaban en el lugar”, argumentaron desde el Municipio local.
No obstante, “se está haciendo una convocatoria, pero para saber cuándo se llama a licitación. La idea es saber primero si hay interesados”, indicaron a El Litoral las mismas fuentes oficiales. La llegada a la ciudad de estos puestos móviles de comida, distintos a los clásicos carribares, fueron anunciados en septiembre de 2017 por la Municipalidad local: tendrían agua, cloaca y energía eléctrica, baños y otros servicios para los usuarios de confiterías, se dijo en aquel momento.
Hubo al menos tres convocatorias de la Municipalidad (Decretos D.M.M. N° 00709/17, 00759/17 y N° 00851/17), entre septiembre y noviembre de 2017, tras las cuales se adjudicaron a particulares los contratos de locación para la explotación de este servicio gastronómico en zona de boliches. Las convocatorias eran para siete de estos puestos, pero se instalaron cinco: Hunger, Mandukaa, Veracruz, Street Foods y el Patio de la Cervecería.
Previo al inicio de la temporada de verano de 2018, los food trucks se lanzaron como un nuevo polo gastronómico denominado “Salida 168”, abiertos de martes a domingo desde las 20, y ofreciendo una propuesta gastronómica para toda la familia “con promociones y espectáculos”. El espacio se concibió como un “área de servicios y recreación”.
La categoría de food trucks no está regulada por ninguna normativa específica. La figura de un camión gastronómico móvil remolcable no es lo mismo que la del carribar: la actividad de los carribares sí tiene una ordenanza regulatoria (la Nº 12.085, aprobada en 2014), donde se fija un registro de titulares de carribares —que deben inscribirse—, permisos permanentes o transitorios a los que deben acceder, las zonas de la ciudad donde pueden trabajar y las condiciones de salubridad.
El tema de los nuevos puestos gastronómicos se discutió en el Concejo local en noviembre de 2017, y hubo varios proyectos sobre el tema que no prosperaron. Por un lado, se intentó aggiornar la situación de los food trucks a aquella ordenanza de carribares. Por otro, se planteó la necesidad de adecuar ese servicio de comidas especial con otras normativas, como el Reglamento de Ordenamiento Urbano (ROU), la Ordenanza Tributaria Municipal Anual y el Régimen de Infracciones y Penalidades local.
El argumento —sobre todo de un sector de la oposición era que una nueva ordenanza regulatoria de los food trucks llevaba inevitablemente a “retocar” otras normas vigentes, como las zonificaciones definidas en la ciudad, los tributos impositivos, y las sanciones e infracciones que podrían pesar sobre quienes tendrán a futuro la titularidad de este servicio.