En el marco del 35° aniversario de la Casa Museo César López Claro, el sábado 29 de noviembre, a las 20, abrirá la muestra patrimonial que lleva por título "Aquí nos vemos. Conversaciones con María y César".

Hoy, sábado 29, se abre la exposición “Aquí nos vemos” en el marco de los 35 años del museo que lleva el nombre del pintor. En paralelo, la evocación de una charla que mantuvo El Litoral en 1975, que da claves para repasar su prolífica obra.

En el marco del 35° aniversario de la Casa Museo César López Claro, el sábado 29 de noviembre, a las 20, abrirá la muestra patrimonial que lleva por título "Aquí nos vemos. Conversaciones con María y César".
Esta propuesta, además de "activar" las salas del espacio ubicado en Piedras 7352, sirve de marco para repasar un texto hallado en el archivo: la entrevista que El Litoral le realizó a López Claro en 1975, en el mismo inmueble (por entonces con un aire con olor a huertas) donde hoy funciona el museo.

Según explicó el equipo del museo, la muestra propone un recorrido que permite "volver a mirar la casa desde la sensibilidad de sus protagonistas". La curaduría está a cargo de Proyecto Deatres, Raquel Minetti, Elisa Aquatti, María Victoria Ferreyra y María Paula Olivieri, junto al Equipo de Coordinación de la institución.
El itinerario arranca en el hall, donde se exhiben obras artísticas y editoriales realizadas por familiares de César López Claro y María Herminia Brizzi. Lo cual busca recuperar el entramado afectivo que sostuvo la producción del matrimonio.

En la Sala Goya, el foco está puesto en la obra de López Claro. Mientras que la Sala Litoral contiene una propuesta centrada en María Brizzi: bailarina, coreógrafa, docente y regente del Liceo Municipal. Allí, fotografías, programas originales y documentos personales permiten acercarse a su trayectoria educativa y artística.
Finalmente, la Sala-Taller reúne obras patrimoniales de artistas allegados al matrimonio. Varias, señalan desde el museo, "tienen una fuerte carga afectiva, porque provienen de vínculos de amistad que marcaron la vida cotidiana de la casa".

Releer la entrevista publicada en el diario del 13 de marzo de 1975 es una herramienta para comprender, desde adentro, el modo en que López Claro pensaba su trabajo. Sus palabras funcionan como una brújula que dialoga con la muestra actual.
"La soledad es necesaria para el artista. Hay mucho que pensar, que meditar, que replantearse no sólo frente a los problemas técnicos de la obra en sí, sino primordialmente alrededor del destino y la significación que la misma cumpla en el ámbito social", afirmaba entonces.

En otro pasaje, decía: "cada tela en blanco, me inspira un mismo misterio: el del problema plástico en sí y el de la expresividad que pueda alcanzar en su etapa final. Una inseguridad que no puede medirse, me inunda; porque por encima de los años en un oficio, siento que lo que haga deberá ser, indefectiblemente, mío".
En la nota de 1975, López Claro marcaba una postura clara. "Modestamente, pienso que soy uno de los artistas argentinos que más me exijo en la continuidad del trabajo. Y diariamente, sin proponerme nada de antemano, sin pensar nada determinado, dejo que el plano me atrape en su magnetismo. Caso contrario, caería en la anécdota".

También subrayaba su doble pertenencia estética. "En la forma de componer, de estructurar los grandes espacios, de buscar la simetría y acordar un realce a los valores bajos, soy europeo", decía.
"En cambio, lo monolítico, el trapecio inca de ciertas formas, me identifican con la vibración americana. En realidad, no tiendo ni a lo uno ni a lo otro; considero que mi voz intenta alcanzar un mensaje universal, sin tintas localistas", añadía.

Completaba con una definición ética. "Pienso que todo artista auténtico, para llegar a tal, debe ser ante todo un trabajador incansable. Sobre esa base, influirán poderosamente: la naturaleza del artista; sus condiciones en el quehacer, referidas un tanto al medio, y su moral-ética, dentro de lo cual estaría la convicción en lo social".
Para cerrar, cabe una referencia a la entrevista reciente que se hizo en esta sección con Gabriela "Pisca" Garrote. López Claro no tuvo descendencia, pero "Pisca" remarca allí que "los hijos de César son las pinturas". La muestra que abrirá el sábado, será una oportunidad para reencontrarse con esa prole.