Ricardo Supisiche: la soledad y la poesía de las islas
Hace justo siete décadas, el artista presentó en el Museo Municipal una serie de óleos, acuarelas y dibujos que, según la crítica de El Litoral, "unían oficio, color y una visión conmovedora del paisaje y la figura humana".
Fragmento de "El árbol" de Supisiche. Foto: Museo Rosa Galisteo de Rodríguez
"Quien se pone en esta tarea del arte lo hace por una necesidad interior. A nadie se le ocurre que se pueda vivir de la pintura. Esa necesidad era más fuerte que yo, era como respirar. Se trataba de dibujar y pintar porque, si no, no se podía vivir".
En esa frase, pronunciada en una entrevista realizada por Marta Rodil que publicó El Litoral en junio de 1986, Ricardo Supisiche resumió el espíritu que lo impulsó a recorrer, pincel en mano, la geografía y la vida del litoral argentino.
Archivo El Litoral
Un artista del río
Nacido en Santa Fe, Supisiche se formó en la Academia Reinares y en la Escuela Municipal de Arte, donde estudió con Sergio Sergi.
Posteriormente profundizó en dibujo publicitario en la Escuela Profesional Nocturna Leandro Alem y, por recomendación de su maestro, asumió roles docentes en ambas instituciones.
Comenzó a pintar en 1936, alternando la creación con la enseñanza. En un viaje por la Mesopotamia argentina conoció al coleccionista Ignacio Acquarone, quien lo impulsó a viajar a Italia en 1951.
Colección Santa Fe Arte
Su trayectoria lo vinculó con figuras como Leónidas Gambartes y Herrero Miranda, y en 1959integró el grupo Setúbal junto a Fertonani, Molina, Domenichini, Planas Viader, Flores y Godoy.
Su obra, que también exploró el grabado, fue reconocida en certámenes nacionales y en varias ocasiones por la Academia Nacional de Bellas Artes.
La muestra de 1955
El sábado 13 de agosto de 1955, hace justo 70 años, El Litoral dedicó una extensa reseña a la exposición que Supisiche inauguró en las salas del Museo Municipal de Santa Fe.
Archivo El Litoral
La muestra reunía óleos, acuarelas, dibujos y apuntes que revelaban, según la crítica de la época, su visión compositiva "como una unidad de color y de líneas".
El diario destacaba que el artista santafesino no fragmentaba su mirada en estudios parciales: desde el primer trazo, el panorama entero estaba presente. Paisajista nato, pintor de exteriores, Supisiche aparecía como un colorista hábil y dueño de un oficio completo.
En algunas obras, la crítica encontraba una "visión desoladora" del ámbito isleño: figuras femeninas sumidas en un abandono casi total, con gestos repetidos y ropas uniformes, lo que confería a las escenas una apariencia de estatismo.
Arte de la Argentina
Sin embargo, esa quietud era solo aparente: el pintor captaba un latido interior, un clima sensible.
Obras y atmósferas
Entre las piezas mencionadas en la reseña se encontraban "Mujer frente al río", "El pajonal", "Las varillas" y "Lavandera". En todas ellas, el equilibrio entre color y composición, junto con la economía de detalles, construía una poética plástica donde los rostros se borraban o se insinuaban apenas.
La crítica señalaba que en "El hombre agachado" la figura humana se reducía casi a una masa de color, acentuando la tendencia escenográfica del artista: escenarios donde el individuo no era protagonista, sino un acento dentro del drama.
Archivo El Litoral
"Mujer en amarillo", de 1932, mostraba que esta dirección plástica ya estaba presente décadas antes: una composición impresionista en la que el color dominaba sobre la expresión facial, y donde la resolución de problemas decorativos y cromáticos se imponía sobre cualquier narrativa literal.
Una posición en el arte santafesino
El Litoral subrayaba que Supisiche se situaba entre los plásticos modernos que, sin renunciar a lo figurativo, evitaban las formas académicas y buscaban recursos decorativos y compositivos para forjar un lenguaje propio.
No había lugar para el sentimentalismo ni la repetición fotográfica: su pintura era un hecho plástico que quería conmover, sugerir y enriquecer la cultura visual del litoral.
Archivo El Litoral
El esfuerzo, la honestidad y el oficio de Supisiche lo convirtieron, ya en 1955, en una figura singular dentro del panorama artístico santafesino. Su obra, entonces como ahora, interpela como una cartografía íntima de paisajes y vidas que el río y la luz del litoral cincelaron con la paciencia de lo eterno.
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