Newell’s solo consiguió un calmante, un analgésico, un placebo para atenuar, aunque sea por un rato, sus intensos dolores.

La “Lepra” perdía ante Estudiantes de local y el ambiente en el “Coloso” estaba a punto de estallar. En el último tiro de esquina del partido, apareció el defensor Luciano Lollo para decretar el empate. Fabbiani se fue expulsado por insultos al árbitro. Los hinchas pidieron “que se vayan todos”

Newell’s solo consiguió un calmante, un analgésico, un placebo para atenuar, aunque sea por un rato, sus intensos dolores.
La noche del martes venía muy complicada para los jugadores, para el cuerpo técnico y fundamentalmente para la dirigencia, que era el blanco de todos los insultos, los silbidos y las reprobaciones de los hinchas que, una vez más y a pesar de todo, volvieron a colmar el estadio “rojinegro”.
La bronca entró en estado de ebullición promediando el segundo tiempo, cuando Estudiantes de La Plata se puso en ventaja tras una nueva distracción de la defensa “leprosa”. El técnico Cristian Fabbiani fue expulsado por el árbitro Andrés Merlos y se retiró al vestuario con la boca llena de insultos hacia el juez del partido.
Todo hacía pensar que iba a ser otra noche de desazón profunda en el Parque de la Independencia de Rosario, pero en el último córner del encuentro apareció el defensor Luciano Lollo para hundir la pelota en el arco y para sellar un empate que solo sirvió para calmar un poco a las fieras.
El clima ya estaba candente desde antes del comienzo del partido. Newell’s no puede salir de su crisis, que es institucional y se traslada inevitablemente a lo deportivo.
El conjunto rosarino se encuentra en los últimos puestos de la Zona “A” del Torneo Clausura, perdió los dos clásicos del año, fue eliminado recientemente de manera aplastante en la Copa Argentina y en la tabla acumulada del año viene cayendo de forma preocupante. Y todo se mezcla con lo político, ya que en diciembre próximo habrá elecciones en el club.
El “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, bajó desde temprano de las tribunas del “Coloso Marcelo Bielsa”. Y tronó como un grito de guerra después del gol de Estudiantes, que parecía que decretaba otra dolorosa derrota para los “leprosos”.
Una vez más, el principal destinatario de los reproches y los insultos fue el presidente Ignacio Astore, que en la semana hizo un último intento por adelantar las elecciones, pero chocó contra el unánime rechazo de las agrupaciones políticas opositoras.
A decir verdad, el “Pincha” logró ponerse en ventaja en el momento en que el trámite estaba más equilibrado, incluso con una leve ventaja para Newell’s en cuanto a aproximaciones al arquero rival.
En el primer tiempo, el conjunto conducido por Eduardo Domínguez superó claramente a la “Lepra”, sobre todo por la dinámica de sus mediocampistas Santiago Ascacibar y Cristian Medina. Pero careció de profundidad y por eso se fueron al descanso igualados cero a cero.
En el complemento, Estudiantes bajó la intensidad a partir del lógico cansancio de sus futbolistas, que venían de hacer un gran esfuerzo el jueves de la semana pasada en el choque contra Flamengo de Brasil, que terminó con la eliminación del “Pincha” de la Copa Libertadores en la tanda de penales.
La “Lepra” pudo plantarse mejor en el terreno de juego por la conducción de Ever Banega, que no estuvo en una de sus mejores noches, y por la energía que le imprimieron los juveniles que Fabbiani mandó a la cancha.
A los 30 de ese segundo tiempo, Estudiantes encontró la jugada que estaba buscando. Eric Meza le ganó la espalda a su marcador, penetró en el área y definió de manera certera frente al arquero paraguayo Juan Espínola. El “Pincha” se puso arriba en el marcador y dispuso del mejor escenario posible, ya que la presión cayó como un elefante sobre los jugadores locales.
Una demostración del nerviosismo que reinaba en la “Lepra” fue la expulsión del entrenador Cristian Fabbiani. El árbitro Andrés Merlos le mostró la tarjeta roja por los gestos que le hacía desde el banco y el “Ogro” descargó todo su repertorio de insultos contra el árbitro. “Sos un ladrón, sos un ladrón, hijo de p…”, se leyó claramente en los labios del DT.
El mérito de Newell’s fue no caer en esa desesperación y en ese torbellino de nerviosismo que bajaba de las tribunas y que también emanaba del banco de suplentes. Y así fue a buscar la última pelota del partido, en un tiro de esquina ejecutado por Banega.
La pelota le cayó al defensor Luciano Lollo, el mejor futbolista “rojinegro” en el partido, y no dudó en hundirla en el arco del uruguayo Muslera. Fue el único momento de estallido de alegría en el “Coloso”. Aunque se pareció mucho más a un grito de alivio.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.