Erdosain
Abel nos cuenta que el pasado fin de semana lo visitó su cuñado, un santafesino que desde hace diez años vive en Brasil, y le manifestó que encontró a la ciudad mucho mejor que antes.
—¿Es un aviso publicitario para Barletta? -pregunta José.
—Es un aviso publicitario para la ciudad -responde Abel-, a mí no me da lo mismo que los visitantes digan que la ciudad está mejor o está peor. Si la ciudad donde vivimos fracasa, fracasamos todos.
—Todo es según el cristal con que se mira -interviene Marcial, que acaba de llegar y, en lugar de su habitual taza de té, le ha pedido a Quito que le sirva un vaso de agua mineral-. Puede que la ciudad esté un poquito mejor, pero, según mi modesto criterio, debería estar mucho mejor.
—Sin ánimo de hacerle publicidad a nadie, convengamos que algunas cosas en la ciudad se están haciendo bien -digo-, la estación Belgrano, el Mercado Norte, el Parque Federal, la recuperación de los molinos, el mantenimiento de las plazas...
—¿Y de los pobres se acuerdan? -pregunta José- Porque ustedes son muy gauchitos con la clase media del centro, pero no se les mueve un pelo por lo que pasa más allá de los bulevares.
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