Reparar para incluir: alumnos de la Escuela Monseñor Macagno restauran sillas de ruedas para la comunidad
Desde un taller improvisado en el patio de la escuela, estudiantes de la tecnicatura en Automotores llevan adelante un proyecto que combina aprendizaje, empatía y compromiso social. Junto con sus docentes y la cooperativa escolar, reparan y prestan sillas de ruedas a quienes más las necesitan.
Estudiantes de la Escuela Macagno reparan sillas de ruedas en el taller de automotores. Foto: Fernando Nicola
El sonido del metal, el olor a aceite y el movimiento de las herramientas conviven con las sonrisas de los chicos que, entre repuestos y ejes, aprenden algo más que mecánica. En la Escuela Monseñor Carlos Macagno, en la ciudad de Santa Fe, un grupo de alumnos lleva adelante un proyecto que transforma el aula en un espacio de inclusión y servicio: la reparación y restauración de sillas de ruedas.
El profesor Cristian Perín, uno de los impulsores de la iniciativa, recuerda el origen de todo: “El proyecto nace después de una charla de concientización que nos dio la gente de CILSA, allá por 2018. Los alumnos vieron las necesidades que atraviesan las personas con discapacidad y quisieron hacer algo.
Empezamos reparando las sillas que nos donaban, y luego las prestamos a quienes las necesitaban mientras esperaban las que les otorgan las obras sociales”, explica.
Con el tiempo, esa acción espontánea se transformó en una práctica constante, sostenida por la cooperativa escolar Almacoop, los docentes del área Automotor y el acompañamiento institucional. “Hoy prestamos las sillas a la comunidad educativa y también recibimos pedidos de afuera. Las reparamos con lo que tenemos o con repuestos que conseguimos a través de la cooperativa., resume Perín.
Aprendizajes que no entran en un manual
Más allá de la técnica, el proyecto deja una huella profunda en los alumnos. “Ellos visibilizan algo que no siempre se ve. Cuando alguien viene a pedirnos una silla, ellos observan su forma de desplazarse, su realidad, su entorno. Y eso los marca”, cuenta Perín.
Las entregas también se vuelven momentos inolvidables. “Hay chicos que se emocionan hasta las lágrimas cuando entregan una silla y la persona les dice ‘gracias’. Recuerdo una abuela que pudo volver a comer en la mesa con su familia gracias a una de nuestras sillas. Esas cosas no se olvidan”, dice el docente.
La escuela impulsa la inclusión desde el taller. Foto: Fernando Nicola
El taller funciona como un aula de valores donde solidaridad, empatía y compromiso se aprenden en la práctica. Los alumnos de segundo y tercer año de Automotores —seis este ciclo lectivo— ya preparan a los que los sucederán el año próximo.
“Cada uno va a tener cuatro compañeros a cargo, para enseñarles cómo trabajar con responsabilidad y en equipo”, explica Cristian. El docente, que se define como un apasionado de la mecánica, confiesa que este proyecto lo conmueve: “Soy profe de mecánica, pero usar la herramienta para ayudar a otros es algo muy lindo. Me emociona ver cómo crecen y cómo se comprometen.”
Una escuela con identidad cooperativa
La directora Emilce Corollo destaca el valor pedagógico y humano que el proyecto tiene para la institución. “Nos identifica como escuela. La cooperativa escolar Almacop se fundó hace casi diez años y fue la que impulsó este trabajo junto a los docentes de la Tecnicatura en Automotor. Es un servicio a la comunidad basado en los valores del cooperativismo: solidaridad, respeto e inclusión”, afirma.
Los estudiantes aplican conocimientos técnicos para reparar sillas. Foto: Fernando Nicola
Para Corollo, la iniciativa representa mucho más que una acción solidaria. “En lo social, brinda un servicio real a la comunidad. En lo educativo, atraviesa los contenidos curriculares y genera aprendizajes significativos. Los chicos ven reflejado el valor de su esfuerzo en la sonrisa de quien recibe una silla. Eso no se enseña en los libros”, destaca.
Desde la gestión, la escuela trabaja junto al Ministerio de Educación y el área de Discapacidad de la provincia para que el espacio cuente con un taller propio.
“Estamos en tratativas para fabricar sillas desde cero y poder llegar a personas sin obra social. La idea es ampliar el alcance y mantener siempre la base pedagógica: que los chicos comprendan que la técnica también puede ser un servicio inclusivo”, agrega la directora.
El profesor Cristian Perín junto a los alumnos que integran el proyecto. Foto: Fernando Nicola
Cuando aprender también es ayudar
En el taller, los alumnos comparten sensaciones que trascienden la práctica. Julián, uno de los integrantes del grupo, lo resume así: “Participar de este proyecto nos emociona mucho. No solo aprendemos sobre herramientas o mecánica, sino que ayudamos al prójimo. Eso nos cambia.”
Su compañero Juan coincide: “Cuando entregamos una silla y escuchamos el agradecimiento de quien la recibe, sentimos que todo valió la pena. Hace poco entregamos una a una familiar de una preceptora y fue muy conmovedor.”
Para Matías, el aprendizaje también pasa por la constancia: “Las reparaciones más frecuentes son en apoyabrazos o ruedas, que sufren más desgaste. A veces cuesta mucho conseguir las piezas, pero siempre encontramos la forma de arreglarlas. Lo importante es que esa persona pueda usar la silla otra vez.”
Felipe, en tanto, destaca el valor humano detrás del trabajo técnico: “Al principio uno viene con ganas de aprender sobre herramientas. Pero con el tiempo te das cuenta de que el trabajo no es para uno, sino para otro. Pensás que podría ser un familiar, un amigo o alguien que no conocés, y eso te llena de orgullo.”
Y Maximiliano completa la idea: “Con el tiempo ganamos experiencia, trabajamos más rápido y mejor. Pero nada se compara con la felicidad de ver la cara de la persona que recibe la silla. Es una satisfacción enorme.”
Lo que comenzó como una actividad escolar se transformó en un símbolo de solidaridad y compromiso social. En la Escuela Monseñor Carlos Macagno, cada silla restaurada lleva consigo una historia de empatía y un aprendizaje que no se olvida. Allí, entre tornillos, llaves y manos solidarias, los alumnos aprenden que reparar también es incluir.
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