Hace un año, con la creación del Laboratorio de Innovación e Inteligencia Artificial (LIIA) de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF), surgió un espacio dedicado a la investigación, el desarrollo y la aplicación práctica de la IA, con una mirada profundamente humana, ética e interdisciplinaria.
Desde su origen, el LIIA buscó convertirse en un ámbito de encuentro, reflexión y acción compartida, donde la innovación no solo se piensa, sino que se vive. "Los nuevos tiempos nos interpelan y nos impulsan a avanzar. Cuando no siempre está claro hacia dónde hacerlo, sentimos la necesidad personal e institucional de crear espacios que favorezcan el aprendizaje conjunto", señala el doctor José Ignacio Olaguibe, director del laboratorio.
Uno de los rasgos distintivos del laboratorio es su apuesta por el diálogo entre disciplinas. En cada actividad organizada -talleres, encuentros, seminarios- confluyen jóvenes, docentes e investigadores en un plano de igualdad, aportando miradas complementarias.
Esta diversidad presenta un desafío pero, al mismo tiempo, al finalizar cada encuentro, Olaguibe reconoce cómo surgen nuevos enfoques, los proyectos se fortalecen y entre los participantes se genera un entusiasmo renovado por continuar el desarrollo de proyectos que mejoren la calidad de vida de las personas, e impacten positivamente en la sociedad.
Recientemente, el LIIA logró reunir en una misma experiencia a la universidad, la empresa y la escuela secundaria, generando un espacio de aprendizaje mutuo que dejó resultados positivos para todos los actores involucrados. También se destaca el encuentro internacional entre especialistas en derecho y economía, con participación de expertos iberoamericanos, que ofreció un valioso intercambio de perspectivas.
Alumnos del colegio Monseñor Carlos Macagno durante el 2º Congreso de Tecnología, Innovación y Sostenibilidad.
Innovación con sentido ético
Poco a poco, distintos sectores de la sociedad comienzan a asumir posturas más claras sobre el alcance y límites de la IA. En el ámbito científico, por ejemplo, las revistas académicas están empezando a generar consensos. En este sentido, la revista Ciencia e Innovación de la UCSF se mantiene actualizada conforme a los nuevos criterios internacionales, como los expresados en la Declaración de Heredia sobre el uso de la inteligencia artificial.
Sin embargo, ante las divergencias existentes sobre cómo entender, desarrollar y aplicar la IA, José Ignacio reconoce que el primer desafío es ponerse de acuerdo en los aspectos valorativos y éticos antes que en los técnicos o procedimentales, siguiendo la advertencia del Papa León XIV de que la inteligencia artificial debe estar al servicio del ser humano y no al revés.
El LIIA, por tanto, no solo se enfoca en el desarrollo técnico de la IA, sino también en su uso responsable y orientado al bien común. En este sentido, se apoya en los aportes de la Iglesia, en el documento Antiqua et nova, que afirma que "el uso de la IA debe ser siempre transparente y nunca ambiguo". Esta perspectiva ética y antropológica constituye un eje central en la visión institucional.
"En lo cotidiano, el desafío está en discernir cuándo usar la inteligencia artificial y cuándo no, y en qué momento del proceso realmente potencia nuestras capacidades, sin sustituir ni condicionar nuestra libertad de obrar y pensar. Personalmente, me guía una sencilla ecuación: inteligencia humana + inteligencia artificial + inteligencia humana", detalla Olaguibe.
Proyección internacional y nuevos desafíos
De cara al 2026, el LIIA se prepara para un nuevo año de crecimiento. Entre sus objetivos se destacan la consolidación de espacios de encuentro, el fortalecimiento de la interdisciplinariedad y la conformación de equipos especializados en IA junto a investigadores de Latinoamérica y Europa.
Desde la UCSF, se asume el compromiso de orientar, acompañar y vincular a los distintos actores sociales -técnicos, empresarios, gobiernos-, promoviendo el diálogo y la cooperación, para que la inteligencia artificial esté verdaderamente al servicio del conocimiento, de la verdad y del desarrollo humano integral.
"Estamos ante un nuevo paradigma, un cambio de época cuyo verdadero alcance —con sus retos y posibilidades— iremos comprendiendo progresivamente, en la medida en que aprendamos a integrarla con sentido y criterio. Mantenemos por ello una actitud de apertura y reflexión constante, convencidos de que aún estamos construyendo el mejor camino", concluyó Olaguibe.