Amiga de Jorge Luis Borges y de Octavio Paz, dueña de una producción literaria traducida a varios idiomas por todo el mundo y admirada por Juan Gelman. Esa fue Ana Emilia Lahitte, escritora oriunda de la ciudad de La Plata.

En octubre de 1970, la escritora platense presentó una conferencia con literatura, turismo cultural y una mirada crítica sobre Argentina, Brasil, México, Centroamérica y España.

Amiga de Jorge Luis Borges y de Octavio Paz, dueña de una producción literaria traducida a varios idiomas por todo el mundo y admirada por Juan Gelman. Esa fue Ana Emilia Lahitte, escritora oriunda de la ciudad de La Plata.
A principios del mes de octubre de 1970, hace justo 55 años, esta notable creadora llegó a la ciudad de Santa Fe para brindar una curiosa conferencia, titulada "Cinco países y el sol".
La misma se basó en dos objetivos: atender "la falta de contacto con la realidad de un mundo en crisis, que se transforma" por parte de los jóvenes. Y promover que el turismo cultural se incluya en los planes escolares.

Descrita por la expositara como "una mínima experiencia", la actividad se realizó con los auspicios de la Dirección General de Cultura de la provincia y tuvo como escenario el Museo Municipal de Artes Visuales.
En primer lugar, Lahitte se refirió a la Argentina. Habló del sur del país con "su amanecer patagónico", de los pájaros del Chubut, de los elefantes marinos y de la península de Valdés. Ello consta en el archivo de El Litoral, en octubre de 1970.
"Lugares de imponderable belleza, que, como otros, no ofrecen un solo refugio ni una adecuada explotación turística", afirmó. Lo cual pone de relieve que, hace poco más de medio siglo, esa zona demandaba inversión y desarrollo.

Más adelante, se refirió a las ruinas de San Ignacio y las cataratas del Iguazú "un símbolo de lo que es el país en profundidad", un país en fin "que debe verse y sentirse con ojos no de turista, sino de viajero", remarcó.
Acto seguido, Lahitte se ocupó de Brasil, "una nación llena de problemas, pero de gran potencial para resolverlos". Habló de Río de Janeiro y de la "urbanización sensacional" de Brasilia.
El viaje de la expositora, realizado a través de su palabra, ayudada por coloridas diapositivas siguió por Centroamérica, a la "que se comprende viendo a Guatemala, con sus mujeres indias y sus telas con una imaginería que nunca se repite".

Luego saltó a México, "el del turista y el profundo, el de Acapulco y el de Tenochtitlán, el de Yucatán con sus piedras que muestran una civilización milenaria y el de las iglesias de altares de oro macizo".
También posó la mirada sobre otro México, al que describió como el "de las mujeres grávidas, del analfabetismo, de la alfarería y los murales".
Del periplo americano, Lahitte pasó a Madrid, el de Goya y el moderno, "con la planta electrónica que da de beber a una cuarta parte de la población, el de las artesanías de todas las provincias y el de los parterres de tulipanes en el Museo del Prado siempre renovados".

Habló de la Cuenca encantada, con sus casas colgantes, de la Salamanca dorada, "como pensativa, donde espera Fray Luis de León en la piedra", de León, "con su catedral, donde la sinfonía de vitrales no tiene parangón", de Mallorca, de Aranjuez y de otras ciudades siempre ponderadas.
Se detuvo en una obra que calificó de "sensacional": el Valle de los Caídos, con su cruz de piedra de 150 metros de altura "en cuyo brazo se pueden cruzar dos ómnibus".
Detuvo luego el relato en El Escorial "profanado" por el turismo. Habló de la sala de las Batallas, de su biblioteca llena de incunables y de los grupos orantes del Patio de los Evangelistas. Al final, se refirió al Palacio Real de Madrid, cuya armonía "no se da en otro lugar similar del continente".
Lahitte murió en 2013, pero lo que dijo en aquella conferencia tiene sentido, todavía hoy: mirar el mundo con ojos de viajero y no de turista implica entender que la belleza no se agota en la postal sino en la profundidad de la mirada.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.